Flooded

Buffy ha vuelto de la muerte para encontrarse de frente con serios problemas. No sólo tiene el sótano inundado, sino que ademas su economía está en bancarrota. Se supone que el seguro de vida de Joyce cubriría cualquier problema financiero, pero después de los gastos de hostipal y de los funerales no queda nada.

Anya le ofrece una solución brillante: cobrar por salvar vidas y cobrar el seguro de la casa (después de prenderle fuego, naturalmente).

A lo mejor no era tan brillante...

Ni siquiera Xander está de acuerdo con ella, así que ella sale enfadada de la casa diciéndole que nunca se pone de su lado. Lo que pasa es que lo que le molesta realmente es tener que mantener su compromiso en secreto. Xander tiene miedo, pero esa no es excusa para comportarse como un imbécil...

Buffy lo intenta en el banco, pero no tiene fuentes de ingresos y eso le niega el acceso a cualquier tipo de crédito. Afortunadamente (o algo...) un demonio aparece en el banco e interrumpe las malas noticias. Buffy se las apaña para evitar que nadie salga herido, pero no consigue detener el robo.

En la tienda de magia, Dawn insiste en que es suficiente mayor para investigar con el resto. Tara, adjudicándose el papel de figura adulta responsable de Dawn, le concede la oportunidad de ojear uno de los libros. Curiosamente, es Dawn la primera que ve la foto del demono-ladron-de-bancos.

A Buffy no le hace mucha gracia que su hermana pequeña investigue, pero la repentina aparición de Giles la envuelve en un abrazo y se olvida de todo lo demás. Giles se ve bastante afectado por el reencuentro.

La vuelta de Giles les ayuda a aclarar que el demonio que están buscando es un mercenario que se vende al mejor postor. Sólo falta averiguar quién tiene el poer suficiente para controlarlo.

En ese momento vemos a Andrew, Warren y a nuestro querídisimo Jonathan en una habitación rodeados de dinero. Jonathan es quien hizo las veces de heroe en Superstar y de pringado en Sunnydale Highschool. Warren es quien ideó a April y al buffybot. Y Andrew es el hermano del que quería soltar a los perros salvajes en la fiesta de Promoción. Su misión es hacerse con Sunnydale, sobre todo con las chicas de Sunnydale. Entre los tres le habían prometido a M'fashnik (el demonio) la cabeza de la cazadora, aunque al final solo se atreven a darle la dirección para que se la arranque él mismo.

Giles y Willow tienen una horrible discusión sobre el uso inadecuado de la magia. Willow confiesa tener mucho poder y ser peligrosa y amenaza a Giles diciéndole que tal vez no sea bueno hacer enfardar. Al final ambos intentan relajarse un poco, aunque el vigilante sigue sin creer que Willow haya hecho bien.

Desde el porche, Buffy oye toda la conversación. Spike se le une e intenta animarla. Buffy está cansada de fingir que todo va bien delante de sus amigos.

Por la noche, Giles y Dawn están hablando sobre sus problemas para conciliar el sueño cuando el demonio les interrumpe. Entre Buffy y Spike el malo cae, pero no sin antes destrozar alguna de los muebles de la casa.

Los tres pringados se dan cuenta de que mandar al demonio a casa de Buffy no ha sido una gran idea, porque seguramente ella acabará descubriendo quién está detrás. Planean entonces una nueva misión: hacer de Buffy su esclava sexual.

A la mañana siguiente, Anya le hecha una mano con los números. El resto se ocupan de arreglar y limpiar los desperfectos. Buffy no entiende como su madre podía correr con todos los gastos que ella provocaba con sus peleas. El telefono suena, todos están en la casa, no queda nadie que la pueda llamar... excepto Angel.

El capítulo termina con Buffy llendo al encuentro de Angel en algún lugar entre Los Angeles y Sunnydale. Encuentro que nunca veremos porque los dos compiten por las audiencias desde diferentes cadenas televisivas.

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