"Drusilla"

Por Federico Hernán Bravo:

SEGUNDA PARTE

Durante la pausa que significo el abrir el grabador y sacar el casette para darlo vuelta y prepararlo para continuar con la charla, la mirada de Drusilla nuevamente se dirigió hacia el interior de aquel pequeño bar en que ambos estábamos aquella noche.

Cada vez quedaba menos gente. En una esquina de la barra, un borracho descansaba apaciblemente dormido, junto con una botella de vino tinto. Cerca, en una mesa apartados algo de la luz artificial de las lámparas, una pareja joven se acurrucaba uno junto al otro en una evidente demostración de interés mutuo y si… podríamos decir que de amor.

-La luna esta preciosa esta noche- comentó, volviendo su cabeza hacia la ventana que daba afuera.

-Es cierto…- reconocí, al mismo momento en que ponía en marcha el aparato de nuevo, ansioso por saber como seguía la historia- Ahora recuerdo que te gusta mucho la luna.

-Me identifico con ella- dijo y su voz se torno soñadora, como misteriosa- Es solitaria, melancólica… incomprendida… Un astro abandonado en el espacio… gira en torno a la Tierra pero sabe que jamás podrá ser igual de bella como ella… sabe que jamás la vida se posara en su semblante ni el completo calor del sol…

-¿Extrañas tu vida como mortal?

-A veces… A veces…

-Bueno… sigamos con el relato… Dijiste que Ángelus mato a toda tu familia… Dijiste que lo hizo uno por uno… para enloquecerte… y luego dijiste que te convirtió en vampiro. Eso me interesa mucho… ¿Cómo fue? ¿Cómo se propagan los vampiros? ¿Cómo llega uno a ser eso y como es?

-¿Por qué a los humanos les fascinan los vampiros?- tercio, curiosa.

-Supongo que debe ser el hecho de la inmortalidad. La gente quisiera poder alargar sus vidas para siempre y así poder ver las maravillas que el mundo futuro les depara… es una suerte de prolongación de uno… una manera de poder disfrutar de las cosas que no se han podido hacer en una sola vida- dije, a modo de explicación- A las personas les gustaría poder vivir muchos años mas de lo acostumbrado para saciar todas sus expectativas… ir a todos los lugares del mundo, conocer a mucha mas gente, etc, etc, etc… Eso se logra no solo viviendo una vida sino unas cuantas.

Mi explicación pareció satisfacer su curiosidad. Medito mis palabras largo y tendido por espacio de un minuto.

-Ejem- carraspee, señalando al grabador.

-Perdón… ¿Querías saber como me convirtieron en el ser que soy y como es que un vampiro ve al mundo…?

-Me encantaría.

-No hay mucho que decir respecto a eso. Ángelus me tomó… me mordió de la misma forma en que casi lo hago contigo la primera vez que nos conocimos… Se sacio con mi sangre enteramente y luego, mientras yo me sumergía lentamente en el umbral de las tinieblas benditas de la muerte, se corto la muñeca y ante la atenta mirada de Darla (recuerdo que ella estaba allí, en la habitación destartalada de aquella casona que usaban como guarida) procedió a infundirme su propia sangre… infectada con el poder maligno que nos hace lo que somos.

-Cuando dices infundir… ¿Te la hizo beber?

-Si.

-¿Pero tú la aceptaste como si nada?- inquirí.

-Cariño… Yo estaba medio moribunda y recuerdo que nebulosamente, alguien me alargó algo caliente y palpitante a mi boca… el resto fue como por instinto. Tome su sangre y sentí una fuerte corriente en mi interior… como electricidad. Fue… alucinante- hizo una pausa- Una experiencia increíble… como… como un orgasmo.

Silencio de nuevo. Había mucha pasión en la manera en que Dru relataba aquellos, sus últimos momentos entre los vivos.

-Después de ese instante en que me sentí mas viva que nunca… después de ese brevísimo momento, me cayo encima el velo negro de la muerte… una muerte dócil que duro hasta mi despertar, 3 días después.

-¿Muerte?- la interrumpí- ¿Estabas muerta?

-Muerta.

-Perdón, pero…- sonreí, nervioso- Sé que como vampiro, estas en parte muerta, pero… pero…

-Pregunta sin miedos. ¿Quieres saber si recuerdo algo de esos tres días en que permanecí tirada en aquella habitación sucia, muerta y fría?

-Si.

-Nada… No me acuerdo de nada que no sea la oscuridad- confesó, posando sus grandes ojos en el vaso con agua que tenia delante mío- Todo era oscuridad… fría, uniforme, pero no aterradora… creo que el miedo quedo relegado al olvido, como todo lo demás. Mientras permanecí en esa sombra no sentí nada… ni amor, ni miedo, ni terror… nada.

-¿No te acuerdas de haber visto nada? ¿Ni ángeles, ni demonios?

-Nada… nada… Solo oscuridad.

Trague saliva. Por un momento me sentí mal…

-¿Estas bien?- me preguntó.

-Si, es solo que… perdón… Te dije que no era católico, pero… yo creo en el Mas Allá.

-¿De verdad? Eres el primer mortal que conozco que mantiene firme esas convicciones- sus ojos otra vez se fijaban en los míos- Hoy en día, la gente ya no cree en eso.

-Yo si… tengo mis razones, claro.

-Me encantaría conocerlas- sonrió- ¿Viste algún ángel alguna vez?

-Bueno… no podría dártelo por seguro. He visto… cosas. Como sabes, hace tiempo que transito el mundo sobrenatural, a modo de observador- dije- He visto… sombras en mi infancia y alguna que otra aparición fantasmal, ahora, como adulto…

-No lo sabía.

-Muy poca gente lo sabe. No es algo que puedas contarle a todo mundo. Como en tu caso de las visiones, cuando se lo dices, te miran con cara de espanto, como un bicho raro.

-Una de las tantas cosas que tenemos en común.

Esta vez su sonrisa fue amplia. Me mostró esa hilera de dientes blancos y perfectos de su boca, tal cual perlas en un mar.

-¿Por qué no escribes un libro sobre tus experiencias paranormales?- me propuso.

-No. No creo que a la gente le interesen historias de fantasmas y de luces que ni yo sé que son.

-No creas. A los mortales les fascina lo sobrenatural…

-Les fascina lo sobrenatural comprobado. Mis experiencias no pueden ser comprobadas como reales.

-La charla entre ambos tampoco va a ser comprobada nunca… No creo que tus lectores crean que has hablado en verdad con una vampiresa.

-Viéndolo de esa forma…

Ambos compartimos entonces una nueva sonrisa, pero la visión del grabador nos devolvió al asunto principal. Aquella charla no era sobre mi, era sobre ella.

-Desperté luego de tres días en aquel sucio suelo y estaba hambrienta- continuo con el relato Dru- Sentía frío y un fuerte dolor en el estomago, como si mis tripas se retorcieran. Ángelus estaba allí, junto con Darla. Ambos me miraban, divertidos… se mofaban de mis sentimientos primerizos de terror al verme convertida en un demonio de la noche…
"Recuerdo que intenté caminar y casi me caí. Ángelus se me acercó y me estrechó entre sus brazos, besándome en la boca de manera sensual. Detrás de él, Darla observaba, altiva y vigilante…"

-¿Notaste odio en su mirada?

-No. Al principio, era una divertida expresión de burla… creo que con el paso de los años, sintió que yo era competencia, pero nunca me tomo enserio.
"Ese fue el principio. Esa noche, Ángelus dijo que mi vida empezaba de verdad ahora… y debía cazar. Darla y él me acompañaron entonces al barrio pobre de Londres… Un lugar sumido en la miseria, donde los mendigos se apilaban en las veredas y los niños desnutridos morían en las calles del frío… Me acuerdo de mi primera victima, un hombre alto y corpulento… creo que era un malhechor, ya que de esos abundaban en ese sitio… El hecho es que me fue fácil cazarlo. Era todo instintivo… Era como si yo supiera que debía hacer y como reaccionar…"

-Cuando tu rostro cambia y se vuelve el de un vampiro… ¿Duele?

-No. Es como si tu piel y huesos estuvieran diseñados para eso. No, no hay dolor… en absoluto.

-Y entonces mataste a ese sujeto… ¿Sentiste algo?

-¿Algo como que?

-Remordimiento… culpa...

-No… Cuando te conviertes en vampiro, pierdes tu alma. Tus lazos con el mundo humano se rompen… no sientes culpa, ya que al fin de cuentas, la culpa es un sentimiento humano y yo no soy humana… soy demonio.

-Entiendo.

-Es como en la naturaleza. El insecto que caza es igual que nosotros… no hay maldad en sus actos, solo es… natural.

-Pero convengamos que el insecto solo caza cuando tiene hambre y ustedes lo hacen también cuando están aburridos.

Me quedo mirando un tanto sorprendida por aquel comentario mío. Otra vez sentí algo de miedo… Dru era mi amiga, pero era en el fondo un vampiro. Si quería, podría matarme.

-Si- dijo al fin- Algunas veces matamos porque estamos aburridos… y yo solía hacerlo, no voy a mentirte…

-Pero ya no lo haces…

-No.

-¿Por qué?

-Podría decirte cuestiones prácticas. Si matas a muchos, llamas la atención y el secreto de la supervivencia de un vampiro esta en, justamente, no llamar la atención. Pero creo que las razones de esto serian que… ya no me gusta tanto- dijo y se encogió de hombros.

-¿Cómo fue desde ese instante tu no-vida?

-Un mar de sentimientos nuevos y de metas que como mortal me parecerían inalcanzables. Junto con Darla y Ángelus, éramos un trío inseparable. Cortados mis lazos y mis sentimientos del mundo humano, me sumergí de cabeza en esta vida nueva y sobrenatural. Yo ya no pensaba ni razonaba… solo sentía y vivía como siempre quise…
"Íbamos de un lado a otro, viviendo a veces en lujosas casas en las ciudades donde nos asentábamos y otras, en pocilgas de cuarta cuando las cosas lo exigían. Mate a mucha gente en ese periodo… por hambre o aburrimiento…"

-¿Aprendiste mucho de tu nueva naturaleza vampirica?

-Con el tiempo. Aprendí que el sol te quema, que las estacas te destruyen y que las Cazadoras son mortíferas, pero Ángelus sabia esquivarlas. No creo que le gustaran muchos las Cazadoras por entonces, a mí niño tan amado- dijo, sonriendo al recordar.

-Las Cazadoras- repetí- Creo que me habías contado acerca de ellas. Mujeres nacidas con la fuerza sobrehumana capaz de hacerlas luchar contra ustedes y los demonios, ¿no?

-Así es. Las Cazadoras siempre están allí, al acecho. Una muere y le pasa la batuta a la otra… Las Cazadoras eran nuestras enemigas, pero no llegaron nunca a molestarnos. Ángelus se cuido de eso…

-De modo que entonces, viviste una vida larga desde ese momento… ¿Te sentías bien con Ángelus y Darla?

-Si y no. Darla y Ángelus eran una pareja… yo era la tercera y siempre estaba mas sola que ellos… Recuerdo que una vez Darla le dijo a Ángelus que para que me había convertido… Era una loca y no servia para nada… Ángelus le replico que eso no le importaba y que yo era una gran fuente de diversión para él…

-Diversión enfermiza- murmuré.

-Nuestras vidas vampiricas duraron muchos años. Cada noche se repetía el ritual de salir a cazar, alimentarse y deambular por allí. Íbamos a tanto sitios… íbamos a ver obras de teatro, a las fiestas ruidosas de la alta sociedad… al cumpleaños de algún acaudalado hombre de negocios, etc, etc, etc… No me puedo quejar. Ángelus se divertía con todo esto… ya que siempre solía matar a más gente que nosotras. La noche terminaba siempre con Ángelus llevándose muchas mas vidas de las que te podría contar. Era realmente maléfico, mi niño- comentó, riéndose- Deberías tratar de hacerle una entrevista a él… Tiene muchas mas anécdotas que contarte de los tiempos oscuros que yo.

-¿Accedería a contármelas, si viajara yo a Norteamérica?- pregunté.

-Ahora que su alma humana fue restaurada y que vive en Los Ángeles luchando a favor del Bien, no. No le gusta recordar los buenos tiempos a papi- esto lo dijo arrastrando las palabras de manera sensual- Pero… ¿Quién sabe? Si logras llegar hasta él, quizás tengas muchas chances de que te cuente cosas de su vida como vampiro.

Un ruido cerca de donde estábamos sentados me sobresalto. El dueño del bar estaba echando al borracho dormido en la barra afuera del local.

-¡Vamos, fuera, carajo!

-¡Que carácter podrido!- murmuró el hombre, tomado hasta la garganta- ¡Ya no respetan a un pobre que no le hace mal a nadie!

-¡Fuera!

El pequeño escándalo quedo subsanado al aparecer en la puerta del bar un policía. El borracho agarro sus cosas y se marchó.

-…El tiempo pasó…- continuo Dru, sin inmutarse- Y comencé a sentir el peso de la soledad. Como te dije antes, Darla y Ángelus eran pareja… pero yo era la tercera. Estaba sola… Fue entonces en que lo conocí…

Hizo una nueva pausa en su relato, entrecerrando los ojos de manera placentera.

-Su nombre era William y la primera vez que lo vi, fue en una fiesta de la alta sociedad a la que Darla y yo concurrimos, en busca de apetitosas presas entre los gordos adinerados. Era un poeta, pero uno frustrado. Sus poesías eran horribles y nadie quería reconocerle nada bueno… El pobre no se desanimaba nunca y creo que esto me llamo la atención de él. Ese entusiasmo… parecido al que yo tenía en vida.
"Una noche, la chica de la cual se había enamorado (llamada Cecily) lo rechazo y perdió los estribos. Desahuciado, se arrojo a la noche y fue a parar a un callejón. Cualquiera podría haber terminado con su vida en ese momento y creo que no le importo en lo más mínimo… Ahí fue cuando decidí salir y mostrarme ante él…"


-Ese William es Spike, ¿no?- la interrumpí- El vampiro que se convirtió en tu novio.

-Si, pero no te adelantes. Eso es lo que voy a contarte.

-Continúa…

-Pobrecito mi bello William… Deberías haber visto la cara que puso cuando me vio salir de las sombras… Era una cara de sorpresa y de turbación, la misma que pusiste tú cuando nos conocimos…
"Le ofrecí entonces darle el Don Oscuro, mi sangre… le dije que lo entendía, que entendía su soledad y que ya nunca más volvería a sentirla, si aceptaba unírseme. Dudó, pero luego aceptó… creo que sentía tanto dolor interno que no le importaba para nada el hecho de que yo lo matara. Le mostré mi verdadero rostro de demonio y luego… hice lo que tenia que hacer…"

-¿Le diste la sangre?

-Correcto. Lo convertí… 3 días después, él se integró al grupo. Creo que Ángelus y Darla lo consideraron una mala idea, ya que muchos vampiros viviendo bajo un mismo techo era sinónimo de problemas, pero no me importo en lo mas mínimo. Ángelus había hecho de mí un juguete... Era justo que yo tuviera el mío también, ¿no?

-¿Y el nombre de Spike? ¿Cuándo se lo puso?

-Al comienzo, lo conocían por el nombre de "William, el sangriento" ya que competía en la ferocidad de crímenes con Ángelus. Luego, cuando comenzó a torturar a sus victimas antes de matarlos con pinches y clavos, se cambio el nombre por "Spike"… como bien sabrás, en ingles, Spike quiere decir…

-Clavo.

-Exacto. Su entrada a nuestras no-vidas fue un ajetreo sin igual. Sus peleas con Ángelus fueron otro de los tantos temas nuevos… Eran rivales en todo. Cuando Ángelus era feroz, mi amado Spike era un niño realmente… aterrador. Lo superaba en todo y creo que llegue a divertirme al ver la cara de enojo que Ángelus siempre solía tener cuando lo veía y mas, cuando nos veía a ambos juntos.

-Supongo que llego a odiarlo.

-Totalmente. Lo odiaba… y era odio mutuo. Spike causo tal ajetreo que casi nos descubren los mortales una vez. Tuvimos que buscar refugio en otra parte y no volvimos a Londres hasta que paso un tiempo… hasta el año 1883, en que pasamos la Navidad todos juntos en esa gran ciudad. Me acuerdo de ello porque sucedió algo realmente insólito y que creo que fue la única cosa en mi vida de vampiro que me ha marcado de manera tal que hasta hoy lo recuerdo…

-¿Qué sucedió?- pregunté, intrigado.

-Vi al Diablo.

Me quede mudo. Creo que si miraban al lugar donde estábamos los dos sentados, sin duda se sorprenderían mucho de ver a un muchacho joven que de repente palidecía del susto.

-¿Viste al Diablo? ¿Y como fue eso? ¿Se te presentó o algo así?

-Fue muy tarde por la noche… Ángelus y Darla se habían retirado a cazar en las calles y festejar así la Navidad, por lo que Spike y yo nos quedamos en la casa que compartíamos para disfrutar de la compañía del uno y del otro. Hicimos el amor hasta el agotamiento y mi querido cachorrito se quedo dormido totalmente complacido por la experiencia. Creo que yo también lo hice… fue entonces que algo me despertó en las sombras… un sentimiento de que era observada o vigilada por alguien…
"Mis ojos sobrehumanos escudriñaron la oscuridad que nos rodeaba buscándolo, pero no lo halle. Confundida, iba a volverme a dormir cuando aquella voz etérea y feísima se dejo escuchar, fuerte y clara, dirigiéndose hacia mi…"

-¿Te hablaba?

-Si… "Drusilla", me dijo, "Ya es tiempo de que vengas conmigo. Me perteneces".

-¿Y que hiciste?

-Grite.

-¿Pero como sabias que era la voz del Diablo? ¿No podrías haberlo estado soñando?

-En estos años creo sinceramente que tal vez fue un sueño, ya que grite tanto que Spike se despertó y cuando le dije lo que pasó, no vio ni sintió nada. La voz nunca mas volvió a hablarme, pero yo sabia que era la voz del Diablo, ya que mi poder de tener visiones regresó… solo que se había producido un cambio fundamental: mis videncias solo servían para propósitos oscuros.

-Increíble.

-¿Qué piensas de eso? ¿Crees que fue el Diablo? ¿Qué al final era como me decían cuando tenía las visiones? ¿Qué venían de él y no de Dios?

-No lo sé. Creo en la existencia del Diablo, pero nunca lo he visto… ¿Nunca mas se te presentó?

-No. Esa fue la única vez. Todavía tiemblo al rememorar esa voz burlona y fría, como el frío del cementerio. Desde luego, ninguno de mis compañeros vampiros me creyó. Para ellos, yo estaba loca.

Otra vez la sonrisa maniática apareció en el rostro de porcelana de Dru. Me estremecí un poco y me acomode en mi asiento, tomando un sorbo del agua de mi vaso.

-El regreso de mis visiones, sin embargo, fue festejado por todos ya que los condujo a nuevas victimas humanas. El tiempo siguió su marcha inexorable y siempre andábamos de igual forma… un grupo de vampiros que cuidaban de si mismos yendo y viniendo por el mundo…
"Mi relación con Spike era fuego puro. El me amaba y hacia todo por mi. Se metía en líos para conseguirme cosas y no le importaba exponerse a riesgos. Ángelus se sentía molesto por esto y sus peleas aumentaron muchísimo…"

-¿Y que hay de las Cazadoras? ¿Nunca fueron acosados por ellas?

-Spike se enteró de su existencia y quiso encontrarlas. Quería nuevos retos y las Cazadoras se lo iban a ofrecer. Ángelus creyó que todo esto era un error, ya que era mejor alejarse de ellas al menos, hasta saber como liquidarlas.

-Pero Spike no quería…

-No. Él quería encontrarlas y matarlas. Se obsesionó. Aseguró que las buscaría por el mundo y que haría lo que ningún otro vampiro pudo: destruirlas.

-Me imagino que esto le cayó a Ángelus como un gancho en la barriga.

-Si, pero no podía detener a Spike. Nadie podía hacerlo… él era… fenomenal-dijo y note por primera vez un tono muy melancólico en su voz.

-¿Consiguió dar con las Cazadoras?

-Tardo años, pero lo hizo. Antes de eso, tuvimos una seria amenaza que casi nos liquida… a nosotros y a muchos otros vampiros.

-¿A que te refieres? ¿Los mortales?

-No. Un demonio… un demonio que se alimentaba de los vampiros como nosotros lo hacíamos de los humanos.

-Vaya… Eso si que es una completa sorpresa. ¿Qué clase de demonio era?

-No me recuerdo el nombre. Solo sé que comía vampiros… era necrófago. Su nido estaba en Viena. Se había cobrado muchas víctimas entre los de nuestra especia hasta que salimos en su búsqueda. Fue fenomenal… todos los clanes vampiricos nos unimos en ese año (era 1892) para destruirlo. Esa vez fue en la que conocí al más viejo de los vampiros de este mundo: el Maestro.
"El Maestro era el vampiro mas viejo que he visto nunca. Calvo, arrugado y feísimo… era temido por todos menos por Ángelus y por Spike. Fue él quien superviso la cacería del demonio. A su control tenia una Orden en la que quería que nosotros entráramos. Al parecer, él fue quien convirtió en vampiro a Darla…"

-¿Mataron a ese demonio?

-Si. Muchos murieron, pero el demonio fue destruido.

-¿Y que pasó con el Maestro y su Orden? ¿Entraste en ella?

-Ninguno de nosotros tuvo interés. Ángelus dijo que prefería salir al sol y quemarse antes que pasar su vida con ese anciano y Spike opinó lo mismo. Darla estaba dudosa y por lo que sé, mucho mas adelante, ella retornaría finalmente con él. Pero en ese momento nos negamos…

-De modo que prefirieron seguir con sus vidas solitarias.

-Éramos autosuficientes y la cosa duraba, a pesar de la rivalidad entre Spike y Ángelus. Fue entonces cuando el rumbo de la situación se torció definitivamente y la cosa entre todos se terminó.

-¿Qué pasó?

-Ángelus fue maldecido y le restauraron su alma… Ángel había nacido.



CONTINUARA…

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