“EL ÁNGEL CAIDO”

 

(Escrito por Federico Hernán Bravo)

 

TERCERA PARTE

 

UNAS SEMANAS MAS TARDE…

 

El tiempo se pasó volando.

 

Cuando quise darme cuenta, un par de semanas se habían pasado muy aprisa. En ese periodo de tiempo, Mefistófeles y yo convenimos en el plan de acción que habría que tomar para apoderarnos de la Llave…

 

Por mi parte, me detestaba tener que hacer semejante cosa. Mi cabeza era un mar de dudas y temores. Sabia que estaba metido hasta el cuello en algo grande y complicado, algo que sin duda, no terminaría bien, pero una sola cosa me impedía echarme atrás, darme vuelta y olvidarme de todo…

 

…Drusilla…

 

Haberla visto allí, entre los condenados del Infierno… en ese sufrimiento perpetuo… Era demasiado.

 

Quería a Dru desesperadamente. Quería salvarla… y la sola idea de que pudiese revivir, de que pudiese volver a mi lado era totalmente irresistible.

 

Fue así que no me quedó otra que hacer el papel del brazo ejecutor. Mefistófeles quería la Llave… y yo debería robársela a la Cazadora.

 

************

 

Llegué a Sunnydale por la noche. El pueblo estaba tal y como lo recordaba. Nada parecía haber cambiado.

 

Esto era una mera apariencia, dado que no me bastó mucho para darme cuenta de que las cosas por la “Boca del Infierno” estaban complicadísimas.

 

Para empezar, Buffy y sus amigos estaban en mitad de algo… Muchas jóvenes se habían reunido en su casa (todas ellas Cazavampiros en Potencia) huyendo de unos misteriosos asesinos que al parecer, estaban matándolas por todo el mundo. La casa Summers era un genuino hervidero de gente que iba y venia…

 

Me dediqué a espiarlos a todos sin que ellos lo supieran por unos días más, observándolos detenidamente y siguiendo el plan convenido. Me sentía muy mal con todo esto… Como si yo fuera un villano sicótico planeando el asalto contra mis victimas.

 

En todo momento, me di cuenta de que la cosa iba a ser difícil. Dawn nunca estaba sola… Si no estaba rodeada por su hermana, estaba en compañía de otros de los tantos habitantes de la casa.

 

Tenia que conseguir la forma de llegar hasta ella.

 

Iba a desestimar toda posibilidad, hasta que ésta se presentó sola, una noche especialmente…

 

************

 

Mi guarida en Sunnydale fue una vieja casa abandonada, no muy lejos del vecindario donde Buffy vivía.

 

Mefistófeles acudió a verme una noche, al parecer, impaciente. En cierta medida, me ayudó bastante con el asunto que teníamos pendiente, dado que entre sus poderes, estaba el de volverse invisible y sutilmente etéreo como el aire.

 

-He estado observándolos- me dijo, sonriendo salvajemente- Las cosas por ahí están ocupadas… Creo que tendrás una oportunidad perfecta para lo que vas a hacer.

 

-¿De que hablas?

 

-Esta noche, la Cazadora y sus amigos van a tener que salir a luchar contra un gran numero de vampiros que van a surgir del cementerio. La casa Summers va a quedar desprotegida… ¡El momento oportuno para que actúes!

 

-Yo solo quiero saber una cosa…- dije, fastidiado.

 

-¿Qué?

 

-Si eres tan poderoso… ¿Qué te impide llegar hasta la misma Llave y robársela a Buffy? ¿Por qué me necesitas?

 

Silencio. Mefistófeles me observó totalmente serio por un largo rato.

 

-¿Quieres volver a ver a Drusilla, no?- preguntó.

 

-Si, pero…

 

-¿Quieres que vuelva contigo, no? ¿Quieres volverla a tocar, salvarla de su destino?

 

-¡Si! ¡Ya te dije que si!

 

-Entonces no deberías cuestionarme tanto… ¡Solo haz lo que te digo!

 

Mefistófeles había elevado mucho la voz. Estaba perdiendo la paciencia.

 

-No me grites- le pedí.

 

-Perdón… Me deje llevar por la emoción- sonrió de nuevo- Lo que sucede es que estoy tan cerca de algo que he añorado tanto…

 

-¿Exactamente, que es lo que esta Llave va a hacer? ¿Para que la quieres?

 

-La Llave es capaz de abrir las puertas de TODOS los mundos… es el acceso definitivo que necesito para volver al Cielo.

 

-¿Vas a usarla para regresar al Cielo?

 

-Así es…

 

Un plan extraño. Decidí que mas adelante cuestionaría el hecho, ahora, tenia que ocuparme de lo que seguía…

 

************

 

Tal y como Mefisto me dijo, la Cazadora y sus amigos salieron de cacería por el cementerio.

 

La casa Summers se quedo sola y aparentemente, sin mucha protección. En realidad, solo quedaron en su interior un par de Cazadoras Potenciales, Willow, Xander, Giles, Andrew, Anya, Kennedy, Dawn y una muchacha que no conocía pero que su nombre (según Mefistófeles) era Faith.

 

-Cuídate de esta última- me dijo- Es una Cazadora como Buffy. Tiene mucha fuerza y esta un poquito… loquita.

 

Resolví dejar de perder más tiempo. Podría haber buscado ayuda por parte de algunos otros vampiros o demonios del pueblo, pero sinceramente, no quería complicar mas la cosa. Me vestí con una gabardina oscura (como la de Spike o Ángel) y salí a la calle, dirigiéndome hacia la casa Summers.

 

La noche era calida (típica de California) y cuando llegué delante de la puerta, dudé en seguir adelante.

 

¿Qué diablos estaba haciendo yo? ¡Iba a cometer un crimen!

 

“¿Y que diferencia hay?”, dijo una vocecita dentro de mi cabeza, “Tengo la opción de darme la vuelta y dejar todo… ¿Cómo sé que lo que Mefistófeles planea no causara un daño mas grande?”

 

De repente, la puerta de entrada se abrió y me topé cara a cara con un muchacho joven, rubio, que venia sacando un par de grandes bolsas de basura, cajas de pizza y demás.

 

…Andrew…

 

-Has vuelto- dijo, reconociéndome.

 

-Hola- dije, sin mucho entusiasmo.

 

-¡Hey, miren todos!- gritó, volviéndose hacia la casa- ¡Tenemos visitas!

 

De un momento a otro, me vi rodeado de gente que salió a verme. Todo mundo quedo sorprendido y alegre de volverme a ver, en especial, Giles…

 

-¡Hola, Federico!- me saludó el ingles, siempre cordial- ¡Tanto tiempo!

 

-Hey… ¿Qué tal? ¿Cómo has estado?- me preguntó Willow, siempre acompañada por una Kennedy que todavía seguía mirándome de manera recelosa y antipática.

 

-Aquí ando… De regreso de un largo recorrido por el mundo- dije, esbozando una sonrisa nerviosa.

 

-Chicos, creo que lo mejor seria que entremos- intervino Xander, con una ballesta cargada en las manos y mirando en todas direcciones- Como anda la situación, no sea cosa de que aparezca algún enemigo y nos tome desprevenidos…

 

Tragué saliva. Todo mundo volvió a entrar en la casa, pero cuando yo quise hacerlo, me di cuenta de que no podía.

 

Una suerte de barrera invisible me lo impedía. Por más que intenté entrar, me fue imposible.

 

-¡Ay, que tontos!- dijo Willow y se volvió hacia mi- ¡Adelante! ¡Te invitamos a entrar!

 

La barrera que me impedía el paso se esfumó. Lentamente, entré en el desordenado living de la casa, ahora atestado de un surtido grupo de chicas jóvenes de diferentes edades y de diversas razas.

 

Las caras de todas se volvieron para mirarme con la misma expresión de desconfianza que Kennedy. De entre todas, una muchacha alta, de cabello medio amarronado y de un porte realmente varonil me salio al frente, estaca en mano…

 

-¿Quién es este tipo?- preguntó.

 

-Faith, el es Federico- le dijo Giles- Es un vampiro con alma…

 

La segunda Cazadora se quedo pasmada.

 

-¿Cómo Ángel y Spike?

 

-Algo así.

 

-Cielos… ¿Se esta volviendo una moda esto de tener alma o que?

 

La muchacha bajó la estaca, pero seguía mirándome de manera muy atenta.

 

Giles me invitó a sentarme en un sillón. Todo mundo pasó a ocupar sus lugares cerca de mí, para hablar. Entre ellos, estaba Dawn…

 

-Así que… ¿Cómo has estado?- al parecer, el mas entusiasmado por mi regreso era Giles.

 

-Ocupado- dije, suspirando- Anduve de aquí para allá, buscando respuestas a mi enigma… y digamos que ando cerca de descubrir la solución.

 

-¡Esa es una buena noticia!

 

-Me alegro por ti- dijo Willow, sentada cerca mío- Leí el libro que hiciste de Ángel… Estuvo muy bueno.

 

-Gracias.

 

-Un momento…- interrumpió Faith, todavía más sorprendida- ¿Libro de Ángel? ¿De hablan?

 

-Federico es escritor, Faith- le explicó Giles- Escribió un libro sobre Spike y sobre Ángel… y sobre Drusilla.

 

-Genial. Vampiro con alma y encima, escritor. Una combinación explosiva- había ironía en la voz de aquella muchacha.

 

-¿Viene algún nuevo libro en puerta?- quiso saber Anya.

 

-Uno sobre Darla… Creo que a estas alturas, estará ya publicado.

 

-Vaya…

 

-¡Eso suena interesante!- exclamó Andrew.

 

-¿Y después de ese?- inquirió Xander.

 

 

“Un libro sobre el Diablo, querido amigo”, quise decirle, pero no tuve las fuerzas necesarias para hacerlo.

 

-Creo que nada mas… Digamos que ahora ando ocupado en otras… cosas.

 

Se produjo un tenso silencio en la sala. Las Potenciales estaban cerca y no dejaban de mirarme, curiosas. Había un par de chicas que sin duda, estaban sumamente interesadas en el extrañísimo color de mis ojos vampiricos.

 

-¿Dónde están Buffy y Spike?- pregunté. Sabía la respuesta, pero si no disimulaba, todo mundo sospecharía de mí.

 

-Salieron de patrullaje, con un grupo de Potenciales- me informó Giles- Las cosas andan muy movidas por la zona… Tenemos un gran enemigo detrás nuestro que nos anda pisando los talones.*

 

*(Para mas información, ver la 7 temporada de Buffy. Nota del autor)

 

-Típico de Sunnydale- comentó Xander, riéndose y guiñándome un ojo.

 

Todos intercambiamos unas risas nerviosas.

 

-Así que… ¿Tienen una gran pelea en puerta?- inquirí.

 

-Si.

 

-¿Podría quedarme con ustedes? Digo, ando sin donde parar y pensé que tal vez podría…

 

-¡Claro!- me interrumpió Willow- Es decir… creo que Buffy no se opondrá.

 

-A mi no me parece una buena idea- intervino Kennedy. Al parecer, aquella chica era muy intuitiva. Sospechaba algo…

 

-Vamos, Ken… Federico es de los buenos.

 

-No sé, Will… Tengo mis dudas.

 

-Estoy de acuerdo con Kennedy- Faith había decidido volver a hablar- ¿Están seguros de que este tipo es de confiar?

 

-No quiero ser una molestia para ustedes…- me disponía a levantarme para irme, cuando Giles tomó la palabra.

 

-Federico es de los buenos, Faith- le informó- Tiene la completa confianza de Buffy para estar aquí…

 

-Además, él me salvo la vida antes- se metió Dawn, sonriéndome- Si no fuera por él, Drusilla habría acabo con mi vida.

 

-¡Muy bien, muy bien! De acuerdo… Que se quede- bufó la Cazadora, rendida.

 

-Bien, creo que es hora de que las Potenciales se vayan a dormir- dijo Giles, poniéndose de pie- Anya, Dawn, Andrew, alístenlas a todas para dormir… Creo que deberíamos irnos a acostar todos. Ha sido un día difícil y lo mejor será reponer fuerzas por las dudas. No pienso que Buffy, Spike y los demás demoren mucho…

 

No podía creer lo fácil que se estaban dando las cosas. Aun así, al ver a Dawn y recordar las palabras que había dicho de mi, de cómo le salve la vida la primera vez que la conocí, casi hacen trastabillar mi misión.

 

¡Esto no estaba bien! Yo no era un villano.

 

Iba a decirles todo. Estaba resuelto a hablar, a contarles de Mefistófeles y de sus planes, pero entonces, vi una extraña figura en un espejo de la casa…

 

Se trataba de una aparición, una sufriente aparición. Era Drusilla… Me miraba desde alguna parte del interior del espejo, llorando en silencio.

 

-Dru…- musité, sorprendido.

 

La imagen de Drusilla sufriente se desvaneció, reemplazada por la de un sonriente Mefistófeles.

 

“Te sugeriría, mi buen amigo, que no traicionaras nuestro pacto”, susurró, de una forma en la que yo solamente era el único que podía oírlo, “Si les dices algo y arruinas el plan, me temo que Dru sufrirá toda la eternidad… ¿Y no quieres eso, verdad?”

 

-Maldito- mascullé, conteniendo la rabia.

 

-¿Qué dijiste?- me preguntó Faith.

 

-Nada. Hablaba conmigo mismo, je.

 

************  

 

Todo mundo se fue a dormir.

 

Las Potenciales se acomodaron de diversas maneras, en el living de la casa y ocuparon sus improvisadas camas, en bolsas de dormir. El resto de la banda, se las arreglo ocupando habitaciones de la casa de Buffy.

 

Willow y Dawn me llevaron a una de esas habitaciones, en donde me indicaron que podría descansar allí hasta que la Cazadora volviera de su patrulla y pudiéramos reencontrarnos y hablar.

 

Sonreí, nervioso y ambas mujeres me dejaron solo en ese lugar. Totalmente dominado por un pánico atroz, me desplomé en una gran cama, suspirando.

 

-Sé que la duda suele ser una gran enemiga- dijo una voz conocida.

 

Mefistófeles se había materializado de repente cerca de donde estaba. Había sido todo un espectáculo digno de ser observado… De repente, era una especie de bruma etérea y al minuto siguiente, cobraba forma y consistencia física.

 

-¿Qué haces aquí?

 

-Vine a supervisarte personalmente…

 

-Que tierno… ¿Tienes miedo acaso de que me eche para atrás?

 

-Sinceramente, si.

 

Reí, meneando la cabeza.

 

-Que Diablo tan desconfiado…

 

-Desconfiado, no… Solo es que si tienes la loca idea de arruinarlo todo, pues…

 

-Si, ya sé… Adiós a Dru.

 

-Estas comprendiendo.

 

-No te preocupes… Cumpliré con el pacto- dije, resignado.

 

-Así me gusta.

 

Mefistófeles se desvaneció en el aire de la misma forma en que había llegado. Otra vez me quede solo en la habitación.

 

-Dios me perdone por lo que voy a hacer…

 

************

 

El silencio era total en la casa, a excepción de varios ronquidos.

 

Las Potenciales dormían en el living, junto con unos despiertos Andrew y Giles, que en la cocina, hablaban al parecer acerca de cosas varias como Tolkien, el Señor de los Anillos y demás.

 

Faith, por su parte, estaba en el sótano, entrenando. Willow y Kennedy, en su cuarto, durmiendo apaciblemente y Xander y Anya, en otra de las tantas habitaciones de la casa.

 

Era el momento perfecto para actuar.

 

Salí de mi cuarto, despacio. Sabia que Dawn se encontraba en el suyo, durmiendo. Solo tenia que llegar hasta ese sitio…

 

Caminé por un largo pasillo, dando uso de mis habilidades de vampiro para moverme como una sombra. Cuando llegué delante de la puerta, tragué saliva antes de apoyar mi mano sobre la manija de la cerradura.

 

…Lentamente, la abrí. Adentro, todo era silencio…

 

La niña estaba dormida. Recostada en su cama, descansaba plácidamente. Me acerqué a su cama y me senté a su lado, sin hacer sonido alguno.

 

Era preciosa. Sin duda, era mucho más menor que yo en edad, pero en definitiva, era preciosa.

 

“¿Y esta es la Llave?””, pensé, “¡Por el amor de Dios! Es solo una niña…”

 

-¿Se puede saber que diablos haces aquí?

 

Aquella voz femenina desde la puerta de entrada al cuarto sonó realmente atronadora. Me volví, asustado, en aquella dirección, topándome con una Faith de brazos cruzados, que me miraba muy seria.

 

-Esteeee… Yo… Yo…

 

-Aléjate de la niña- me dijo, sacando una estaca de madera.

 

 

-No iba a hacerle daño.

 

-Si… y yo soy la Virgen Maria- la Cazadora se me acercó, cuidadosamente- Ahora, chico extraño, tenemos dos opciones: o lo hacemos fácil y te rindes para que te estaquee, o, claro… lo hacemos difícil e intercambiamos golpes. ¿Qué dices?

 

-Siento tener que hacerte esto…- dije y mi rostro cambió por el de vampiro-…Pero tengo cosas que hacer ahora.

 

Con un rugido ahogado, me le tiré encima. Empujándola, la estampé contra una pared y luego, le propiné un feroz golpe de puño en la cara.

 

-Woa… Ese fue un buen movimiento, pero… ¿Sabes?- Faith me dio una patada entre medio de las piernas, provocándome un feroz dolor y haciéndome retroceder- ¡Golpeas como una niña!

 

…A todo esto, debido al ruido, Dawn despertó sobresaltada, apretujándose en su cama y mirándonos absorta…

 

Faith volvió a largarme una serie de golpes de puño combinados. Sin mucho esfuerzo, eludí algunos de ellos y bloquee otros. La joven me sonrió y sinceramente, no podía decir que lucia tan fea luchando. Es mas… era como si hubiera nacido para esto.

 

-Peleas bien- me dijo, dando un salto acrobático en el aire y pateándome en el pecho.

 

Caí hacia atrás, contra la cama. Dawn pegó un grito y se bajó de ella.

 

La Cazadora dio otro salto y cayó encima de mí. Con la ayuda de sus piernas, me apretó en aquella incomoda posición y levantó su estaca filosa…

 

-No estuvo nada mal- comentó, sonriendo irónicamente- Para ser un vampiro con alma y encima, escritor, lo tuyo fue muy bueno… Lamentablemente, es hora de que desaparezcas.

 

Iba a clavar la estaca en mi corazón pero le detuve la mano aferrándosela de la muñeca. Forcejeamos y ella misma se sorprendió de descubrir la fuerza que tenia.

 

-¡Rayos!

 

Con un rugido, me la saqué de encima y la revolee por el aire. Aprovechándome de esto, salté y corrí hacia la pobre de Dawn (que se había quedado a mirar la pelea en un rincón) y la levanté sobre mis hombros, cargándola para llevármela.

 

-¿¿Qué haces?? ¡¡Suéltame!!

 

-Por favor, Dawn… No lo hagas más difícil- le pedí.

 

-¡¡SOCORRO!! ¡¡AUXILIO!!

 

Sus gritos atrajeron al resto de los habitantes de la casa. Un Xander medio vestido y con una ballesta cargada apareció, en compañía de Willow y Kennedy.

 

-¿Federico? ¿Qué cuernos haces?

 

No les di tiempo a nada. Cargando a Dawn, corrí por entre medio de ellos, tumbándolos de un golpe. A las atropelladas, bajé la escalera hacia la planta baja y allí se produjo el revuelo mayor al verme las Potenciales (también despiertas por los gritos) y unos boquiabiertos Giles y Andrew.

 

-¡Federico! ¿Qué sucede?- preguntó Giles, interponiéndose en mi camino.

 

-¡Deténgalo!- gritó Faith- ¡¡Se lleva a Dawn!!

 

Me mordí los labios y decidí seguir adelante. Empujé a Giles y decididamente, creo que le quebré una costilla al flacucho de Andrew al hacerle lo mismo. El camino me quedo libre y solo tenía que salir por la puerta principal.

 

…Repentinamente, la puerta se abre antes de que la toque y Buffy entra, en compañía de Spike…

 

-Bueno… ¿¿¿Qué diablos esta pasando aquí???

 

************

 

Por un momento, tuve la sensación de que el paso inexorable del tiempo se había detenido.

 

La escena parecía congelada en el aire. Allí estaba yo, sosteniendo en brazos a una aterrorizada Dawn, mientras delante de mí en la puerta de la casa Summers, Buffy y Spike permanecían parados, con la cara teñida de sorpresa.

 

Nadie atino a decir ni hacer nada, hasta que Faith hubo bajado las escaleras del primer piso y se había colocado a mis espaldas, con su estaca lista entre las manos…

 

-¿Que diablos esta pasando?- los celestes ojos de la Cazadora mi miraban, atentamente- Un segundo… Yo te conozco…

 

-¡Federico!- exclamó Spike, sonriendo.

 

-¡Que ese zángano no escape!- ordenó Faith, mirándome en todo momento y sin bajar la guardia. Me tenían prácticamente acorralado.

 

-¿Dawn? ¿Qué haces ahí?- inquirió su hermana mayor, señalándola.

 

-¿Y que crees que hago? ¿Jugar a que soy una bebé?- protestó la niña en mis brazos- ¡¡¡ME ESTAN SECUESTRANDO, TONTA!!!

 

-¿¿Qué??

 

-Lo siento, chicos… pero no tengo tiempo para esto- dije y aferrando mis manos sobrenaturales mucho mas fuerte en mi “prisionera”, corrí hacia un gran ventanal cercano, dando un salto y atravesándolo (el vidrio se desquebrajo y rompió debido al impacto).

 

Todo mundo se quedo perplejo detrás de mí. Decidido a no detenerme y cargando a la niña, emprendí la huida a las corridas por una solitaria calle.

 

Nuevamente en la vieja casa que me servia de guarida temporaria, me detuve, agotado. Mi rostro revirtió a humano y finalmente, pude bajar a una aterrada Dawn.

 

-¿Qué vas a hacer conmigo?- me preguntó. Noté el terror en su voz.

 

-Calmate… No voy a hacerte daño.

 

-¿Por qué me secuestraste? ¿Qué quieres de mí?

 

-Te necesito… en realidad, yo no, pero tenia que traerte- le expliqué- Lamento haber tenido que hacer todo esto, pero, pero…

 

Era imposible buscar un justificativo. ¡Había secuestrado a una niña!

 

¿¿Qué diablos me estaba pasando??

 

-Veo que has tenido éxito.

 

Como la vez anterior, Mefistófeles se materializó en el aire, tomando forma corpórea. Al verlo, Dawn retrocedió asustada y pegó su espalda contra una sucia pared.

 

-Al fin… la Llave.

 

El Maligno se acercó a la muchacha y tendiendo una mano, le acaricio el rostro. Me interpuse entre ambos, decidido a aclarar ciertos puntos…

 

-Muy bien, aquí te he traído la Llave- dije- ¡Quiero que cumplas con tu parte del pacto!

 

Mefistófeles me miró largamente en silencio, sonriendo.

 

-¡Quiero que liberes a Dru del Infierno y la revivas! ¡Recuerda que ese fue el convenio!

 

-Federico… ¿Quieres saber para que existes?- me dijo, de repente.

 

-¿Qué?

 

-¿No lo recuerdas ya? El objetivo de tu búsqueda. Saber por que eres un vampiro con alma y que has visto cuando estuviste muerto, antes de convertirte en lo que eres. Yo sé la respuesta… También sé cual es tu papel en el Apocalipsis por venir…

 

-¿Mi papel en el Apocalipsis por venir? ¿De que rayos hablas?

 

-¿No te acuerdas de lo que te dijo Drusilla antes de que la mataras? Ella dijo que tú serias una pieza vital para lo que se viene, para el acontecimiento mas grande desde el Principio del Tiempo*. Supongo que lo recuerdas, ¿verdad?

 

*(Para mas información, ver mi fanfic “William, el Sangriento”. Nota del autor)

 

-Si… lo recuerdo.

 

-Pues este es tu destino, mi amigo- declaró, poniéndome una mano en el hombro- Yo fui quien te creó.

 

Me quede mudo. Por un segundo, las palabras no salieron de mi garganta. Miraba absorto al ser de aspecto juvenil que tenía delante de mí, un ser con ojos amarillentos y fríos como los de las serpientes.

 

-No te entiendo- fue lo único que alcancé a decir.

 

-Es sencillo… Hace siglos que ansío conseguir la Llave, pero lamentablemente, ha sido hábilmente resguardada durante cientos de años por los monjes. Cuando la Llave pasó a manos de Buffy y fue oculta dentro de una forma humana, nuevamente vi mis ambiciones frustradas. La Cazadora la protegía y acercarme a ella hubiera significado arriesgarme muchísimo… Sabía que solamente un ser especial podría llegar hasta la misma Llave y traérmela, sin sufrir daño alguno. Ese ser eres tú…- me explicó.

 

-¿Yo?

 

-Si, tú, un vampiro con alma. En el momento en que Drusilla te convirtió, fui yo el que obro sobre ti y merced a mis poderes, deje que tu alma se quedara anclada, enlazada a tu cuerpo… Sabia que solamente un ser con alma, pero con el poder de los vampiros, se podría convertir en el instrumento perfecto para mis fines…

“Al que viste mientras estabas muerto, flotando en un limbo entre la vida y la muerte, en espera de convertirte en vampiro, era a mi. Yo te hablé, te propuse este pacto, formar parte de mis planes y te negaste… Obviamente, cuando renaciste como vampiro, lo olvidaste. No importaba. Sabia que guiándote con los estímulos apropiados, finalmente llegarías a cumplir con mi voluntad y nos conoceríamos cara a cara…”

 

-No… No puede ser…

 

-¡Ah, pero lo es! Y ahí esta la deliciosa ironía de esta situación- Mefisto se cruzó de brazos, siempre sonriéndome- Tu extenso viaje solo fue un sencillo peregrinar hasta mi. En cada uno de tus recorridos, te deje pistas acerca de mi presencia… ¿Recuerdas? La voz que le habló a Drusilla y le devolvió el poder de las visiones… La aparición que rondó a Spike una vez y el pequeño e inofensivo hombre que le dijo a Ángel cual era su destino… Todo eso ha sido manipulaciones mías.

 

-¿Quieres decir que…?

 

-Solo eres mi instrumento. Lo del libro sobre mí, para que el mundo no me olvide… el alma de Drusilla atrapada en el Infierno… también fueron mentiras… Solo excusas para que al final, robases la Llave para mi, para que lograses lo único que ningún otro podría hacer.

 

Otra vez enmudecí. Me sentí súbitamente sin fuerzas, desmoronado… como si me hubiesen dado un golpe duro en alguna parte.

 

Mefistófeles se dio cuenta de esto y se rió, burlándose de mí. Moviéndose a una velocidad descomunal, sobrehumana, se abalanzó sobre mi cuerpo y me propinó un feroz puñetazo en el rostro.

 

Me vi a mi mismo volar por el aire y estrellarse contra una pared, la cual, podrida como estaba, se desmoronó enterrándome parcialmente entre miles de escombros.

 

-Fue una suerte que te hayas hecho amigo de la Cazadora. Sabía que cuando el momento llegara, ellos no te impedirían pasar a su casa, en donde la Llave estaba siempre resguardada… Ahora, tu destino se ha cumplido. ¡Ya no me sirves más!

 

Estaba mareado. Todo me daba vueltas. Entre esa confusión, observé como Mefistófeles alzaba a Dawn en el aire con una mano. La niña gritaba aterrorizada e intentaba forcejear en vano para escaparse.

 

-Mira el lado positivo de las cosas- siguió diciéndome Mefisto- También has resuelto el misterio de tu participación misteriosa en el Fin del Mundo. Tu papel era el de servir de Judas… ¡Traicionar a todos para traerme el instrumento con el que volveré al Cielo y reclamaré la Gloria para mi mismo!

 

Más risas, más carcajadas satánicas. Las alas negras e inmensas surgieron de la espalda de Mefistófeles y siempre sosteniendo a Dawn con una mano, el Príncipe de las Tinieblas emprendió el vuelo, destrozando el techo de la vieja casa abandonada y enterrándome mucho más en una lluvia de escombros sin fin.

 

Fue en este punto en que terminé perdiendo el conocimiento y todo se volvió oscuridad.

 

…Por primera vez, después de tanto tiempo, de tanto recorrido a lo largo del mundo, descansaba apaciblemente en un sueño sin sueños…

 

 

 

CONTINUARA...

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