“EL REGRESO DE DRUSILLA”

 

(Escrito por Federico Hernán Bravo)

 

TERCERA PARTE

 

Eve en persona me acompaño. De un momento a otro, nos vimos caminando en silencio por un largo pasillo, en dirección del ascensor.

 

-Es una locura- dijo, cuando las puertas neumáticas se abrieron y entramos.

 

-¿Dónde esta la locura?- quise saber- Los Socios quieren verme…

 

-Los Socios nunca ven a nadie en persona… ni a mi.

 

-Las cosas cambian…

 

-¿Qué te hace pensar que van a escuchar tu petición?- me preguntó.

 

No le respondí. Las puertas del ascensor se cerraron y a continuación, Eve presionó una serie de botones en el panel central. Luego, un botón enorme y rojo se materializó de repente ante nuestros ojos.

 

-¿Qué es eso?- inquirí.

 

-El acceso a los Socios… o mejor dicho, al enlace de los Socios.

 

-¿A que te refieres?

 

-Como antes te dije, nadie puede ver a los Socios cara a cara… pero si puedes hablar con su enlace…

 

-¿Ese enlace es como un medio para comunicarse con ellos?

 

-Es más que eso… Ya veras.

 

Eve presionó el botón. El ascensor pareció temblar y entonces… una luz blanca lo invadió todo…

 

************

 

CUARTO BLANCO, INTERIOR DEL EDIFICIO DE W & H…

 

Todo era blanco.

 

Las paredes de metal del elevador se habían esfumado. Eve y yo estábamos en un gran lugar blanco, como un espacio abierto e infinito, un espacio alucinante.

 

Había alguien allí, delante de nosotros. Sentada en una silla, una hermosa niñita de pelo castaño nos miraba sonriéndonos tiernamente, mientras jugaba con una muñeca…

 

-Los estaba esperando- dijo.

 

Eve parecía atemorizada por aquella visión inofensiva. Por mi parte, me di cuenta de que a pesar de tener aspecto humano, aquello que tenia delante no era una niña… y tampoco era humana.

 

-¿Quién eres?- pregunté.

 

La niña rió.

 

-Soy el Conducto- dijo- El enlace con los Socios Mayores, como ustedes les llaman…

 

-¿Me conoces, supongo?

 

-Claro que te conozco…- la niña me dirigió una mirada picaresca- Eres el vampiro con alma que venció al Ángel Caído… el escritor… el que los Socios pusieron a cargo de esta oficina… Te conozco.

 

-Estoy aquí para hacer una petición… Quiero ir a la dimensión de Nekron.

 

-Lo sé.

 

-¿Lo sabes?

 

-Si.

 

-Supongo entonces que los Socios también lo saben…- hice una pausa- ¿Qué dicen?

 

-Lo Socios aceptan tu petición- declaró la niña, jugando con su muñeca- Ellos dicen que puedes ir y que Eve te ayudará a viajar a Nekron…

 

-Vaya… Gracias.

 

-Pero también dicen que si vas… debes entregar tu alma.

 

Me quede mudo. A mi lado, Eve sonrió.

 

-¿Perdón? ¿Cómo que tengo que entregar mi alma?

 

-Cuando vuelvas de tu misión… tu alma debe ser entregada a Wolfram & Hart, como pago. Tus privilegios serán revocados y deberás convertirte en el fiel sirviente de la firma.

 

-¡Olvídenlo! ¡Jamás voy a hacer semejante cosa!- exclamé.

 

-En ese caso…- la niña se encogió de hombros- El que pierde eres tú.

 

-Me parece una cosa apestosa y ruin- dije, furioso- ¡Yo sabia que iban a hacer una cosa como esta!

 

-Nadie puede entregar algo valioso sin recibir algo de igual forma a cambio- dijo Eve- El Conducto ha sido directo… Si vas a ese lugar a enfrentar al dios de los muertos, debes pagar el precio.

 

-La cuestión es: ¿Estas dispuesto a sacrificarte por amor?- preguntó la niña, riendo.

 

Me mordí los labios. La perspectiva que tenia por delante era terrible…

 

¿Qué iba a hacer? ¿Aceptaría y dejaría que mi alma humana se perdiera en manos de los Socios Mayores de W & H? ¿Realmente podría hacerlo?

 

Si lo hacia, podría salvar a Dru. Tal vez había una chance de liberar su alma atormentada de semejante yugo…

 

-Lo haré- dije.

 

La niña sonrió más ampliamente.

 

-¿Lo harás?

 

-Lo haré… Pero quiero una cosa a cambio.

 

-¿Qué cosa?

 

-Yo les entrego mi alma después de salvar a Dru de Nekron… a cambio de que cuando ella sea libre, le devuelvan la vida.

 

Silencio. La niña seguía sonriéndome.

 

-Sé que ustedes pueden resucitar a los muertos- seguí diciendo- Revivieron a Darla cuando la necesitaron para destruir a Ángel… Quiero… Exijo que hagan lo mismo con Dru.

 

-Si lo hacemos… ¿Nos darás tu alma cuando todo acabe? ¿Voluntariamente?

 

-Si lo hacen… les daré mi alma voluntariamente- declaré- Es un trato.

 

La niña se levantó de su silla y se me acercó. Con una de sus pequeñas manos, me aferró la mía y me la estrechó.

 

-Es un trato.

 

Se produjo un fogonazo de luz y nuevamente me encontré el en ascensor, junto con Eve.

 

-El trato esta hecho- dijo ella, sonriendo- ¿Qué quieres que hagamos? Estoy lista para conducirte a Nekron.

 

************

 

-¿Te volviste loco?- me preguntó.

 

Mientras acomodaba una serie de papeles en mi escritorio, Nuria, mi amiga hechicera, no dejaba de mirarme con la boca abierta en una genuina expresión de asombro.

 

-¿Por qué dices eso?- repliqué, sin mirarla.

 

-¡Eres un menudo cabron! ¡Joder!- se quejó- ¿De verdad les vas a dar tu alma?

 

-¿Tengo otra opción?

 

-¡Piensa bien lo que has hecho! ¡Te pidieron tu alma! Esta claro que esa fue su intención desde el principio… Ellos querían que tú les ofrecieras tu alma… voluntariamente.

 

-¿De veras?

 

-Pues si. Te dieron todos estos lujos porque sabían que este momento llegaría y entonces… te tentarían con esta nueva posibilidad y a cambio…

 

-…Les tengo que entregar lo que es mas valioso para mi- dije- Mi alma… lo que me distingue de los otros vampiros.

 

-¿Y todavía vas a aceptar?

 

No respondí. Suspiré y me senté en mi sillón.

 

-No hay otra opción.

 

-No lo puedo creer…

 

-No lo hagas… Nuria, tengo que salvarla.

 

-¿¿¿Es que tanto la amas como para arriesgar tu vida???- exclamó, levantando la voz.

 

-La amo mas que mi vida… la amo- contesté, sintiendo las lágrimas en mi rostro- Es la única razón que tengo para seguir… el hecho de volverla a ver y de salvarla de su sufrimiento… es lo único que me importa.

 

Nuria meneo la cabeza y se llevó una mano a la frente.

 

-Estas loco- dijo.

 

-Quiero que me hagas un favor… Más bien, quiero que me prometas algo.

 

-¿Qué?

 

-Quiero que cuando todo esto termine… cuando Dru reviva y este libre del sufrimiento… cuando W & H me reclame el alma… quiero que acabes conmigo.

 

Aquellas palabras fueron como el impacto de un balazo para mi amiga. Sus bellos ojos verdes se quedaron fijos en mí durante un largo rato, mientras permanecía en completo silencio.

 

-Quiero que me estaques- dije, firme- Quiero que me destruyas…

 

-No.

 

-¡Debes hacerlo, tonta! ¡No pienso convertirme en un sirviente de estos infelices! Y tampoco quiero convertirme en una bestia feroz que mata gente inocente…- hice una pausa- Prométeme que lo harás, Nuria.

 

-No voy a prometer eso.

 

-¡Maldita sea! ¿¿Qué no puedes dejar de lado la soberbia por una bendita vez??- le grité- ¡Quiero que me mates! ¡No voy a convertirme en uno de esos vampiros que andan allí afuera, en la noche, matando gente inocente! He visto como son… ¡No voy a consentir eso!

 

Nuria no dijo nada. Cerró sus ojos y se dio vuelta, poniéndose de espaldas a mí.

 

-Si tengo éxito, salvare a Dru… pero quiero que me prometas que lo harás. No me dejes convertirme en un demonio, Nuria, por favor- supliqué.

 

-Lo haré…- dijo, conteniendo el llanto- ¡Lo haré!

 

Sonreí. Me le acerqué y la abracé.

 

-Te pido perdón por todo esto… Sé que tienes demasiado con tu propia vida y tus poderes mágicos de hechicera, pero si no hago esto… si no la salvo y le doy una oportunidad de cambiar, de redimirse, no podré soportar seguir vivo todos los años que me quedan como vampiro- le confesé.

 

-Eres un completo cabezota- murmuró- Nunca conocí a un necio como tú… que amara tanto a alguien.

 

Asentí, llorando. Ella suspiró y se separó de mí.

 

-Lo haré- repitió- Ahora ve de una bendita buena vez a salvar a tu chica, cabron.

 

************

 

Eve me esperaba de nuevo en la puerta del ascensor. A su lado, la imponente figura de Lugones, el guardaespaldas, observaba todo con el semblante serio.

 

Cerca, Harmony me miraba con una expresión de tristeza en los ojos. Noté que tenía ganas de decirme algo, por lo que antes de encarar a Eve y a su compañero, me dirigí hacia ella…

 

-No vayas, por favor- me pidió.

 

-Lo siento, Har, pero tengo que hacerlo- repliqué- No puedo negarme.

 

-No quiero que mueras- dijo, sollozando- Eres un buen jefe… ¡Maldita sea! ¡Eres una buena persona! N-No quiero que te mueras…

 

Sonreí y le puse una mano en el hombro, para consolarla.

 

-Tú también eres buena, Har- dije- Quiero que sigas adelante… pase lo que pase.

 

-No me digas eso.

 

-Si que te lo digo… Tienes que seguir adelante. Todo saldrá bien.

 

-¿Y si no sale bien?

 

Tragué saliva antes de responderle.

 

-Si no sale bien, pues moriré contento sabiendo que lo intenté.

 

Harmony sacó un pañuelo de su bolsillo y procedió a sonarse la nariz.

 

-Eres todo un hombre- me dijo- Ojalá yo tuviera a alguien que… me amara como tú a Drusilla.

 

-Ya encontraras al hombre o vampiro que te ame, Har- le aseguré- Ya veras.

 

-Dios te oiga.

 

Su rostro lloroso cambio por una expresión dulce y tierna.  

 

-Cuídate, Har.

 

-Cuídate tú, jefe.

 

Le di un beso en la mejilla y me encaminé hacia una Eve sonriente, junto con Lugones.

 

-Adoro las despedidas tiernas- dijo.

 

-Vete al diablo- me volví hacia el ascensor- Muy bien… ¿Cómo le hago para llegar a esa dimensión demoníaca?

 

-Wolfram & Hart Express- Eve señaló al ascensor y su puerta neumática se abrió de par en par- Con este elevador no solo puedes viajar por todo el edificio… también te puedes trasladar por las dimensiones.

 

-Que lindo… Yo conozco a muchos políticos que un elevador como este les solucionaría la vida- bromee, entrando en el interior de aquel cubiculo de metal- Estoy listo.

 

-No tan rápido, “héroe”- Eve señaló a Lugones- Él va contigo.

 

-No necesito compañía. Aunque no parezca, me las arreglo bien solo.

 

-Que tierno… Sin embargo, Lugones tiene que ir por 2 motivos fundamentales…

 

-¿Cuáles?

 

-Uno, resguardarte físicamente y apoyarte en tu viaje; Dos, controlar que no mueras en la misión… No sea cosa que tu alma se pierda y no puedas pagar el precio a los Socios por semejante acción.

 

-Eve… ¿Nunca te dijeron que te vayas bien a la…?

 

-Permiso, señor- Lugones interrumpió mi pronto insulto y entró al elevador, parándose a mi lado.

 

Bufé y me crucé de brazos. Eve seguía sonriendo y le indicó al guardaespaldas que procediera a presionar el botón para el viaje.

 

-Ten cuidado… Nekron no es precisamente un lugar bonito.

 

-Lo tendré en cuenta- alcancé a decir, y la puerta se cerró.

 

Con un suave sacudón, el elevador comenzó a bajar…

 

************

 

El silencio se apoderó de Lugones y de mí mientras el viaje duraba.

 

Era extraño. Estar viajando a otra dimensión mediante un simple ascensor. Menee la cabeza y sonreí…

 

-Ay, ay… que mundo loco este- comenté en voz alta.

 

-¿Qué dice, señor?- Lugones se volvió hacia mí, perplejo.

 

-Solo pensaba en voz alta- dije- ¿No tienes miedo de lo que podamos encontrar cuando lleguemos?

 

-No se me permite tener miedo, señor- replicó Lugones, serio de nuevo- Estoy aquí para cumplir los designios de la firma…

 

-Vaya…

 

Silencio de nuevo. El único sonido devuelta, fue el ronroneo del ascensor mientras bajábamos aparentemente más allá del sótano del edificio.

 

-Dime una cosa, Lugones… ¿Nunca cuestionas a la firma?- inquirí.

 

-Jamás.

 

-¿De veras?

 

-Si.

 

-¿Y por que eres tan leal? ¿Qué te han dado?

 

Lugones me miró por un largo rato antes de responderme.

 

-Un propósito.

 

-Explícate.

 

-Antes de W & H yo no era nada… ellos… ellos me han dado un propósito para vivir… me dieron un trabajo y una vida.

 

-¿A costa de que? No creo que haya sido gratis…

 

-Nada es gratis en la vida, señor.

 

-¿Qué te pidieron a cambio?

 

Lugones no respondió.

 

-¿Qué te pidieron a cambio?- repetí.

 

-Un alma…

 

-¿Un alma? ¿Tu alma?

 

-No… mi alma no… el alma de un ser querido…

 

-El alma de un ser querido- repetí- ¿De quien?

 

Lugones tragó saliva. Parecía que su rudeza habitual estuviera pronta a romperse.

 

-El alma de… mi madre.

 

Me quede pasmado.

 

-¿Tu madre?

 

-Mi madre… ella sufría mucho, señor- se justificó, con lagrimas en los ojos- Ellos… ellos aparecieron en mi vida y me ofrecieron esta oportunidad… Ellos… ellos dijeron que no sufriría mas y que yo podría vivir… como siempre quise.

 

-¿Qué tenia tu madre? ¿Sufría de alguna enfermedad?

 

-Cáncer.

 

-Ah…

 

-¿Qué otra cosa podría haber hecho, señor?- preguntó, encogiéndose de hombros- Muchos le dirán que soy un cómodo… un miserable… y creo que tienen razón… Pero ella sufría y ellos cumplieron con lo pactado… dejo se sufrir.

 

-Ay Lugones- dije, meneando la cabeza- Que Karma el nuestro… Por amor a los que queremos, cometemos locuras…

 

-Es verdad.

 

-Y encima están estos hijos de su buena madre como los de W & H que se aprovechan de las desgracias ajenas… ¡Maldita sea!

 

-Señor… quiero que sepa que yo lo admiro mucho- me confesó, sorpresivamente.

 

-¿Eh? ¿Y por que?- quise saber.

 

-Por luchar contra su naturaleza vampirica- me explicó- Es usted digno de admiración… Por eso y por compadecerse de gente como yo… Usted no debería sufrir esto, señor.

 

-Gracias, Lugones.

 

-Quiero que sepa que… daré mi vida por usted.

 

-Espero que eso no pase.

 

-No me importa… estoy en este viaje para eso… Daré mi vida por usted.

 

Iba a replicar algo cuando el elevador se detuvo. Las puertas neumáticas se abrieron y un paisaje de pesadilla imposible de contemplar con ojos humanos se presentó delante de nosotros.

 

Para describir aquella dimensión demoníaca, tendríamos que decir que era como un vasto y enorme templo. Un lugar grandote, lleno de corredores, escaleras y pasillos sumergidos en las más feas penumbras.

 

Caminando delante de mi, Lugones salio primero al pestífero aire de aquel lugar. Yo le seguí y cuando me volví para mirar la puerta del elevador, me sorprendió no verla por ningún lado.

 

¡Habíamos emergido desde una pared de concreto puro!

 

-Vaya…

 

-Cuidado, señor- me recomendó, sacando de entre sus ropas una pistola- Estamos en terreno peligroso. Quédese detrás de mí y sígame…

 

-Olvídalo- dije y me adelanté, escudriñando el aire con mis sentidos de vampiro- Si… puedo olerla… ella esta aquí.

 

Algo pasó velozmente a nuestras espaldas. Lugones se volvió y levantó su arma… Nada.

 

-No estamos solos- dijo, en voz baja.

 

-No esperaba que fuera de otra manera, Lugones.

 

Una sombra inmensa cayó desde el techo de aquel lugar. Con algo de asco, reconocí a la criatura como una araña… ¡La araña más fea y grande que pudiese mente alguna concebir!

 

Con un bufido, aquella bestia horripilante nos atacó. Lugones me defendió colocándose delante de mí y abriendo fuego con su arma. Comprendí entonces que aquella pistola no tenía balas normales, sino, mágicas.

 

Una de las balas hizo impacto en el abdomen de la araña gigante. La bestia chilló y retrocedió, pero entonces otras criaturas similares comenzaron a caer desde algún punto indeterminado del techo.

 

Decidí dejar de permanecer pasivo y cambie mi rostro por el de vampiro, atacando. Pese al asco, con mi fuerza sobrehumana arrojé a varios de aquellos bichos por el aire hasta hacerlos estrellar contra algunas columnas.

 

Lugones, en tanto, seguida defendiéndose de ellos a balazos puros, abatiéndolos a medida que aparecían.

 

-¡Cuidado, Sr.!- me gritó.

 

Me agaché y lo hice justo a tiempo. Una de aquellas bestias saltó y casi me aferró el cuello con unas garras similares a pinzas. Esgrimiendo su arma, Lugones le voló la cara (una cara feísima, llena de tumores palpitantes).

 

Sin embargo, aquella acción heroica le salio caro. Otra araña salida de vaya uno a saber donde le escupió en la mano que sostenía la pistola una suerte de ácido. El guardaespaldas gritó y soltó el arma, mirándose como su mano se desintegraba hasta convertirse en un muñón sangrante.

 

-¡¡LUGONES!!

 

-¡¡¡AAARGH!!!

 

Lugones se derrumbo en el piso. Las arañas comenzaron entonces a largarle de sus colas una suerte de pegamento que lo envolvió en un capullo. En solo unos segundos, la imponente figura del guardaespaldas quedo cubierta por aquella viscosidad.

 

Rugí y corrí a rescatarlo, pero una araña que se encontraba suspendida sobre mí me tiró el mismo liquido envolvente. Con horror, vi como mi cuerpo era atrapado en esa tela poderosa y caí al piso, inmovilizado del cuello para abajo, mirando con asco como las arañas se me acercaban, haciendo chasquear las pinzas de sus rostros con apetito voraz.

 

-NO- dijo una voz atronadora, pero no en el aire, sino, en mi mente- NO LOS MATEN… TRAIGANMELOS.

 

Entendí que la voz no se dirigía a mí, sino, a las arañas. Las bestias obedecieron y ayudándose con sus fuertes cuerpos, nos levantaron sobre sus lomos, arrastrándonos por corredores y galerías de pesadilla.

 

Aquel paseo interminable concluyó en un gran salón. Las arañas nos depositaron en un frío piso de mármol y se retiraron. Una figura imponente se levantó de un gran trono de roca negra, acercándosenos complacida…

 

-Veo que mi sirvientes han cumplido fielmente con mi orden- dijo Nekron, sonriendo.

 

Me quede súbitamente pasmado de su aspecto físico. Cualquiera hubiera pensado que el dios de los muertos iba a tener una forma horrible y siniestra, pero no…

 

¡El sujeto que tenia delante de mí era enteramente humano!

 

 

Estaba vestido con un traje negro, con capa. Era como una suerte de armadura de metal oscuro… Su cabello era rojo como el fuego y sus ojos tenían el mismo color.

 

Por lo demás, aparentaba ser un hombre ordinario, como de cuarenta y pico de años.

 

-¿Nekron?- pregunté.

 

-Federico, el vampiro con alma- dijo, riéndose.

 

-¿Me conoce?

 

-¿Crees acaso que el dios de los muertos va a ignorar a alguien como tú?- terció, sonriendo- Te conozco… Sé que has derrotado a Mefistófeles, el Ángel Caído, el que traicionó al Gobernante Supremo del Cielo… Si, sé quien eres y que has venido a buscar a mis dominios.

 

Nekron señaló a un gran espejo colocado en un rincón de aquella sala. La figura de Drusilla apareció en él, llorando.

 

-Dru…- dije.

 

-Si… Drusilla…

 

La imagen en el espejo me reconoció y fijando sus grandes ojos en mí, apoyó sus dos manos contra la superficie de vidrio.

 

…Estaba atrapada allí…

 

-Lamento que tengas que verla así, pero desde que llegó a mi reino, ha estado muy inquieta. Se me escapó tres veces y creo que en esas oportunidades se te apareció para pedir tu ayuda- me explicó Nekron- Decididamente, admiro a esta chica…

 

-¡Suéltala!- exigí.

 

-¡Oh, por favor!- Nekron rió a carcajadas- ¿No vas a pensar que voy a soltar a semejante alma así nomás? Querido, te informo que yo me alimento de ellas… es gracias al poder de las almas como la de tu amiga Drusilla que mis energías prevalecen eternamente… ¿Qué seria de mí si liberara a todas las almas que tomo?

 

-Escúcheme… Por favor, libérela- supliqué- ¡Ella no debe estar aquí! Se lo ruego…

 

El dios de los muertos se cruzó de brazos, burlonamente.

 

-Mmhhh… Que conmovedor.

 

-Por favor, señor Nekron, se lo estoy suplicando- insistí- Deje a Dru libre y le prometo que… le entregare mi alma a cambio.

 

-¿A quien quieres engañar con semejante propuesta, chico listo?- dijo, fastidiado- ¡Tu alma le pertenece a Wolfram & Hart! Aunque me tiente la posibilidad de tener bajo mi poder tamaña alma como la tuya, lo cierto es que no puedo hacerlo… mis tratos con la firma son muy buenos y además… ¿Crees que soy tan estupido como para dejarte ir así nada mas?

 

Nekron colocó uno de sus pies encima de mí apretándome.

 

-Venir a mi mundo se paga, chico… y el precio es el sufrimiento eterno.

 

-Escúcheme… ¿Y si yo me ganara el alma de Drusilla y las vidas de mi compañero y la mía?- dije, tomándolo desprevenido.

 

El semblante del dios infernal pareció divertido por un momento.

 

-Te escucho, chico… Sigue- me dijo- Ya me has hecho interesar.

 

-Este es el trato… Yo estoy dispuesto a ganarme el alma de Drusilla y nuestras vidas a cambio de luchar contra usted o alguno de sus esbirros- declaré- ¿Acepta?

 

-Estas loco, muchacho.

 

-Puede ser, pero no soy un cobarde… ¿Es usted un hombre de palabra?

 

Nekron frunció el ceño.

 

-Soy un dios, no un hombre.

 

-¿Es usted de palabra?- insistí.

 

-Nekron siempre cumple sus pactos… Soy un dios y mi juramento vale. Si eres tan tonto como para desafiarme, vale… Acepto. Pero si pierdes, tendrás que pasar la eternidad aquí… y luego, te entregaré a los de W & H para que les des tu alma, claro…

 

-Pero si gano…

 

-Si ganas, esa chica bonita que esta atrapada en el espejo, ese mastodonte que te acompaña y tú mismo saldrán de mi reino salvos y sanos…- hizo una pausa- Tienes mi palabra de honor.

 

-Muy bien.

 

Nekron rió y chasqueo sus dedos. Los capullos que envolvían a Lugones y a mí desaparecieron. El guardaespaldas quedo libre y otra vez gritaba presa del dolor por la perdida de su mano.

 

Ni lento ni perezoso, el dios se le acercó y susurró algo en un idioma desconocido. La mano de Lugones se regeneró, sin heridas.

 

-¡Es un milagro!- exclamó, moviendo los dedos.

 

-Gracias- dijo Nekron.

 

-Muy bien, estoy listo- aseguré- ¿Contra quien lucharé?

 

-Chico… no sabes lo que te espera.

 

 

 

CONTINUARA…  

 

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