“Ruinas Rojas”

 

(Escrito por Federico Hernán Bravo y Foolforspike)

 

 

CAPITULO XXII

 

 

Ciudad de Los Ángeles, momentos después. Tarde.

 

Un automóvil ardía en llamas abandonado en una esquina… Cerca, el vidrio de una tienda se encontraba roto en mil pedazos, exhibiendo sendas marcas de haber sufrido un brutal saqueo hacia nada mas unas pocas horas.

 

En la calle, repleta de basura y desierta de gente, el viento arrastraba unas cuantas hojas de periódicos locales, donde se anunciaba con letras bien grandes, los siguientes titulares: “TERREMOTOS EN CALIFORNIA”, “TIEMBLA TODA LA COSTA OESTE, DESCONCIERTO EN EL MUNDO CIENTIFICO”, “EL ECLIPSE NO PRONOSTICADO DE SOL; ¿UN AVISO DEL FIN DE LOS DIAS?”.

 

El silencio que se abatía en ese momento por las calles desiertas de Los Ángeles era abrumador. La gente había evacuado la ciudad rápidamente en varias horas, dejando atrás el esqueleto dañado de hormigón y acero de la urbe, conquistada por el caos y el pánico de los terremotos. Todavía, a lo lejos, ululaba el sonido de alguna sirena de la policía, los bomberos o las ambulancias atendiendo a los heridos, pero toda la ciudad presentaba el mismo cuadro de desolación y abandono.

 

El Fin estaba próximo en verdad y la gente lo sabia, en lo más profundo de su alma. A pesar de las insistencias de las autoridades por mantener la calma, el Hombre había cedido a su primigenio impulso por sobrevivir y había optado por la única y mejor solución que se le ocurría: HUIR.

 

************

 

Edificio de W&H, al rato. Tarde.

En mitad del vestíbulo…

 

El enorme edificio donde funcionaba el estudio jurídico se encontraba desierto. Todos los empleados se habían esfumado en cuestión de segundos cuando la orden de evacuar se había dado. Solamente un singular y numeroso grupo de gente se encontraba en esos momentos en el vestíbulo del edificio, conversando y preparándose para la gran batalla de sus vidas, un combate en donde se decidiría la suerte del mundo entero…

 

-Los quiero fuera de esto- declaró Ángel a sus amigos, ante las inminentes protestas de estos.

 

-No puedes estar hablando en serio, ¿verdad?- inquiere Gunn, sorprendido.

 

-Nunca en mi vida he hablado tan en serio como ahora, Gunn- Ángel se cruzó de brazos y suspiró, antes de continuar hablando- Quiero que tú, Fred, Lorne, Harmony y Cordy salgan de la ciudad también y se refugien en alguna parte… no importa donde, pero los quiero fuera de esto, ¿esta claro?

 

-No puedes estar hablando en serio- insistió Gunn- ¡Ángel! ¡Nosotros somos parte de esto también! No puedes dejarnos afuera…

 

-Charles tiene razón- intervino Fred- Estamos juntos en esto. Lucharemos todos contra los Socios Mayores.

 

-No, no y no… Escúchenme bien: este combate es mío. Yo me haré cargo de una maldita buena vez de acabar con el Mal de raíz y espero que sea para siempre.

 

-Pero… ¿Y el plan?

 

-Un leve cambio- Ángel sonrió- Lo acabo de decidir en ultima hora. Lo siento.

 

Una nueva protesta se alzó del grupo, pero la decisión estaba tomada. El vampiro moreno se mostró inflexible y estaba decidido a arriesgarse en esta oportunidad para acabar con el Mal de una vez.

 

Cerca, Buffy, Spike y Andrew miraban toda la conversación en silencio. La Cazadora todavía se encontraba apesadumbrada por la decisión tomada por su rubio acompañante y el solo hecho de mirarlo, con aquel maldito Medallón colgado en el cuello otra vez, no hacia mas que ensombrecer su alma de manera en que recordaba la vieja batalla que una vez, libraron en Sunnydale contra el Primer Mal… una batalla que ahora se iba a repetir, pero con ciertos cambios en el asunto.

 

Una figura se acercó al grupo bajando unas escaleras. Todos los ojos se vuelven para mirarlo y se sorprenden de verlo vestido de aquella manera. Chaqueta de cuero marrón, pantalones vaqueros deslustrados y botas de cuero de cocodrilo…

 

-¿Wesley?- inquirió Fred, sonriendo asombrada.

 

El ex Vigilante se detuvo delante de todos ellos, serio.

 

-Me tengo que ir ya- dijo- Sebassis me espera.

 

Un silencio mortal se extendió entre todos. Fred se acercó a Wes y lo abrazó fuertemente, preocupada. El ex Vigilante respondió a aquel gesto dándole un tierno beso en la mejilla y repitiéndole, en murmullos en sus oídos, que iba a estar bien y que no se preocupara.

 

-Wes…- lo llamó Ángel- Si no quieres hacer esto…

 

-Tengo que hacerlo- dijo, separándose de Fred- Alguien tiene que terminar con seres como Sebassis y creo que soy el indicado.

 

-Cuídate, por favor- le pidió, poniéndole una mano en el hombro.

 

Wesley asintió y se despidió de todos. Antes de que pudiera salir por la puerta del edificio, al silencioso y frío exterior, Buffy se le acercó y lo abrazó de manera tierna, deseándole buena suerte.

 

El ex Vigilante sonrió y prometió que volvería, de una forma u otra, y que no debían preocuparse, pero cuando le vieron salir finalmente del lugar, todos entendieron que quizás esta seria la ultima vez que lo verían con vida…

 

-Nosotros también nos vamos, peach- dijo Spike, luego de un rato.

 

-¿Se van a ir ya?

 

-Si- Buffy suspiró- Nosotros también vamos a hacer un “leve cambio de planes” en esta batalla final- se encogió de hombros- Lo siento, Ángel, pero no es lo mío esperar a que el mundo se derrumbe… es hora de acabar con esta maldita historia y cuanto mas rápido, mejor.

 

-Te entiendo.

 

Ángel sonrió levemente, comprendiendo que el espíritu guerrero de la Cazadora podía más que cualquier plan calculado. Buffy lo miró directamente a los ojos y entonces, ambos comprendieron que aquella seria la despedida… y el fin de una larga historia no resuelta entre ambos.

 

-Ten cuidado- dijo el vampiro moreno mientras abrazaba a la muchacha rubia.

 

Cerca, Spike los miraba un tanto fastidiado, pero entendiendo que no había nada de la vieja relación entre ellos en aquel abrazo final.

 

Cuando llegó su turno de despedirse, Ángel y él se quedaron mirando por un largo rato sin atinar a decirse nada siquiera, hasta que…

 

-Eres un completo fanfarrón, pet- dijo el rubio, sonriendo.

 

-Y tú un completo tonto- replicó Ángel, estrechándole la mano amistosamente- Te voy a extrañar, William.

 

-Si, como no… tú ponte alegre de que el viejo William se muera de nuevo, pero no te pienso dar el gusto, luv… Si muero, pienso volver como un bloody fantasma a torturarte todos los días de tu no-vida hasta que te arrepientas de no haber acabado conmigo hace años.

 

Risas. Ambos rieron por primera vez cómplices de una broma tan singular como aquella. El resto del grupo no lo podía creer.

 

-¿Ángel se lleva bien con Spike?- comento Cordelia a Harmony.

 

-Definitivamente este es el Fin del Mundo- dijo la vampiresa rubia, meneando la cabeza.

 

Una nueva despedida se produjo entonces. La Cazadora, el vampiro rubio y Andrew se dispusieron a comenzar la marcha hacia el cráter de Sunnydale. Para suerte de ellos, Ángel les había dado las llaves de su Viper negro, uno de sus mejores y más rápidos autos, sin pensárselo dos veces.

 

Mientras Buffy y Spike entraban al auto, seguidos por un sorprendido Andrew, el vampiro rubio hizo el siguiente comentario:

 

-¿Tú crees que lo volveremos a ver, pet?

 

Buffy se detuvo unos segundos para mirar el horizonte, en donde la Luna seguía bloqueando al sol y cubriendo todo de una sombra oscura que le permitía a Spike caminar aquella tarde como si nada y suspiró.

 

-No lo sé.

 

************

 

Edificio de W&H. Momentos después. Tarde.

Interior de la Oficina de Ángel…

 

Ángel miraba silenciosamente al paisaje de una ciudad abandonada y devastada por la locura caótica que en las últimas horas se había desatado. Era el único ocupante de aquel edificio, ya. Sus amigos habían partido (protestando, claro) a resguardo en otra parte y el vampiro moreno sabia que a él le tocaba la mas difícil de las luchas en ese gran juego de poder cósmico.

 

Suspiró y se detuvo a mirar una foto de Connor que tenia sobre su escritorio. La acarició y luego, la guardó en el interior de su gabardina negra, para a continuación, acercarse a la pared detrás de su sillón y tomar de entre las armas colocadas en repisas en una pared, una gran espada curvada y de mango de acero.

 

Con el semblante serio, salió de la oficina y atravesó unos desiertos pasillos en dirección hacia otro despacho, ubicado en el ala sur de aquel lugar.

 

Tomó una bocanada de aire y procedió a abrir la puerta de una vez…

 

-Adelante, puedes pasar- dijo Morrigan, sentada detrás de un escritorio y mirándolo sonriente- Te estaba esperando.

 

Ángel se le acercó, frunciendo el ceño y levantando su espada. Morrigan no dijo mas nada y se cruzó de brazos, mirándolo sonriente.

 

-¿Sabes por que estoy aquí, verdad?- preguntó el vampiro, tímidamente.

 

-Lo sé- Morrigan suspiró- Eres fabuloso, ¿sabias?

 

-¿Perdón?- aquello lo tomó por sorpresa.

 

-Digo que eres fabuloso…-Morrigan hizo una pausa antes de continuar- Luchas contra lo inevitable… Eso es asombroso. Eres un gran hombre… una lastima que tengas que morir.

 

El vampiro moreno sonrió irónicamente y bajó su espada.

 

-Quiero que me lleves con los Socios Mayores… YA.

 

Morrigan meneó la cabeza.

 

-Estas loco, ¿lo sabias?

 

-Si…

 

-Muy bien- la muchacha se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia la salida de la oficina- De acuerdo… Ellos también querían verte, así que…- le hizo señas para que la siguiera- Vamos… te llevara a la Casa-Central de W&H.

 

************

 

Cráter de Sunnydale. En ese momento. Tarde.

Interior del Templo Satánico de Debris…

 

El lugar era aterrador. Había columnas que se elevaban hasta un techo abovedado y semiesférico, donde tallados grotescos representaban a diversos seres infernales retorciéndose con algarabía en mitad de un pandemonium.

 

En el piso, sobre un gran altar, Debris había colocado a una aterrada Dawn, aprisionando sus manos y pies en una suerte de X gigantesca tallada en roca y sonreía en éxtasis al darse cuenta de que de una vez, iba a comenzar el final de todo…

 

-¡¡Suéltame!!- gritaba Dawn, tratando inútilmente de zafarse de sus grilletes.

 

-Entre el Tiempo y el Espacio, entre el ayer y el hoy… Están Llave y Cerradura- recitó Debris, ignorando los gritos de la chica- Nacida en otra dimensión, unida a esta por los lazos de la Sangre… Hoy, yo, Debris, el portador de desgracias, la ruina de este mundo, conjura, evoca y demanda tu Poder para abrir la Última Puerta. ¡Que se rompan los Sellos impuestos por los viejos dioses! ¡Que la Horda del Caos acuda a mi llamado! ¡Que se abra el Portal al Abismo, al destierro de mis hermanos, desde el Inicio del Tiempo!

 

Un fenómeno singular ocurrió entonces. Dawn sintió un curioso y hasta casi, doloroso hormigueo en el centro de su pecho. Al volver la vista hacia ese punto, vio con mudo terror como una suerte de luz brillante comenzaba a emerger de su interior, mientras Debris observaba todo con deleite.

 

La luz sobrenatural se intensificó y la joven sintió un punzante, lascerante dolor en todas sus entrañas, que la hizo gritar. El dolor era tan, pero tan terrible, que Dawn sintió que su cuerpo entero se estiraba e iba a explotar.

 

…Pero no fue así…

 

La energía de la Llave comenzó a salir de su interior, manifestándose en lenguas luminosas. Dichas lenguas de energía volaron hacia un rincón de la mefítica sala y se concentraron en un punto, rasgando el tejido de la realidad y abriendo una especie de agujero negro surcado de rayos eléctricos…

 

-¡Vengan, hermanos! ¡¡Vengan a mí!!- gritó Debris, riéndose a carcajadas.

 

El piso empieza a temblar y el agujero de energía negra se abría mas y mas de a poco… revelando un paisaje de pesadilla, un mundo extragalactico del otro lado, oscuro y opresivo, donde una suerte de infames criaturas, de formas de vida corrompidas y deformadas por el Mal, se arrastraban, en una algarabía de infernal diversión al ver al fin, la liberación de su destierro rota.

 

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Edificio de W&H. En ese momento. Tarde.

En mitad de un pasillo…

 

Morrigan caminaba rápidamente delante de Ángel, mientras el vampiro moreno avanzaba lentamente detrás de ella, levantando su espada y frunciendo el ceño.

 

De repente, se produjo otro violento movimiento de tierra y todo a su alrededor se vino abajo. Las paredes se agrietaron y varios vidrios se rompieron, mas, a pesar de esto, Morrigan no se detuvo y siguió avanzando hasta pararse delante de la puerta abierta del ascensor.

 

-Entra- le dice a Ángel, haciéndole señas para que se apure.

 

El vampiro con alma obedece y entra en el reducido cubiculo de metal, al tiempo en que las puertas de acero se cierran delante de ellos.

 

-¿Estas seguro de lo que quieres hacer?- inquiere Morrigan, al rato, mirándolo.

 

-Llevame con los Socios ya- replicó Ángel, con la vista enfocada en el panel de control del elevador.

 

Morrigan suspiró y se encogió de hombros.

 

-Como quieras- dijo y comenzó a presionar una serie de números en el tablero.

 

El ascensor comenzó a moverse. Con un brusco ruido, se hundió rápidamente en la tierra, bajando más y mas a cada momento, mientras sus ocupantes miraban como los números de los pisos iban en reverso a toda velocidad…

 

10, 9, 8, 7, 6, 5…

 

-Sabes que este es el final, ¿no?- comentó Morrigan, con una sonrisa de burla congelada en los labios.

 

4, 3…

 

-¿A que te refieres?

 

-El final… Se acaba acá. Quien ve a los Socios, no sale vivo para contarlo.

 

2…1… 0…

 

-Yo ya estoy muerto, Morrigan- Ángel sonrió, mientras levantaba su espada listo para la pelea.

 

El ascensor se detuvo con otro violento movimiento. Morrigan se volvió hacia el vampiro, enarcando una ceja, divertida.

 

-Bienvenido a la Casa-Central- dijo, presionando el botón para abrir la puerta- BIENVENIDO AL INFIERNO.

 

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Palacio subterráneo de Sebassis. En ese momento. Tarde.

En algún lugar de Los Ángeles, California…

 

Aquel era el último.

 

Sacando la daga afilada del interior del pecho de aquel gran hombre de seguridad, Wesley procedió de una buena vez a entrar en la siguiente habitación. En sus ojos relucía la determinación… aun así, el ex Vigilante sentía un mudo terror a lo que sea que iría a encontrar allí.

 

Una amplia sala se abría ante sus ojos. Sentado en un mullido sillón, un curioso ser de aparente aspecto humano lo esperaba, sonriendo de oreja a oreja…

 

-Lord Sebassis, supongo.

 

-Wesley Wyndam-Price, supongo- replicó el Archiduque, bebiendo una copa de vino despreocupadamente- Lo felicito… ha vencido a mis guardias de seguridad. Estoy admirado que un simple… mortal como usted tenga la audacia de venir a desafiarme…

 

Wes frunció el ceño y esgrimió su daga.

 

-Desgraciadamente para usted, es el final del camino- Sebassis sonrió maléficamente.

 

-Déjese de payasadas… Acabemos con esto- el ex Vigilante hizo una pausa- Muéstreme su verdadera forma.

 

Sebassis rió y un cambio físico increíble comenzó a operarse sobre él. Su figura aparentemente humana fue sustituida por su verdadera apariencia de demonio, que era esta: piel roja, orejas en punta y dos cuernos largos y curvos sobre su cabeza…

 

Una incipiente barba de chivo asomaba por su mentón y una sonrisa de burla sardónica se dibujaba en aquel repulsivo rostro semihumano ya.

 

-Muy bien- Wes sonrió- Creo que es hora de patearle el trasero al viejo Diablo.

 

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Cráter de Sunnydale. Al rato. Tarde.

 

Spike, Buffy y Andrew miraban atentamente la impresionante mole demoníaca que se elevaba hacia el negro cielo eclipsado de la tarde por la Luna, del Templo Satánico de Debris.

 

-¡Cielos!- silbó Andrew- ¡Es igualito a la Torre Oscura de Sauron!

 

-El chico tiene razón, pet- Spike se mordió el labio inferior, disgustado- Es enorme.

 

-No importa… tenemos que entrar- la Cazadora trataba por todos los medios de no pensar en la locura que se estaba convirtiendo todo aquello. Pensar en su hermana, atrapada ahí dentro… en Willow, poseída por ese demonio y en Spike, que se sacrificaría para salvarlos a todos otra vez… solo hacia que su ira aumentara cada vez más.

 

Un bocinazo en la ruta al lado de donde estaban la sacó de sus pensamientos sombríos. Un camión grande se acercó, deteniéndose a un par de centímetros…

 

Dos figuras bajaron de la cabina y se reunieron con ellos. Se trataba de Xander y Faith.

 

-Hola B- dijo la muchacha, mirando hacia el templo que se levantaba en el centro del gran cráter- ¡Cielos! ¿Ese es el templo de ese demonio?

 

-Así es- Buffy se volvió hacia Xander y lo abrazó- Hola Xander… si supieras cuanto te extrañe…

 

-Y yo a ti, Buff- replicó el muchacho, contento de volverlos a ver a todos- Seguimos tus ordenes y acá estamos, listos para la pelea…

 

-¿Trajeron el refuerzo?- inquirió Spike.

 

Xander sonrió y señaló a la parte trasera del camión. Un numeroso grupo de mujeres jóvenes bajó de la parte trasera, llevando armas de todas las clases y listas para iniciar la batalla…

 

-¿Son las nuevas Cazadoras?- preguntó Andrew.

 

-Si… el grupo que teníamos, más todas las nuevas que pudimos reclutar en estos días- explicó Faith, sin dejar de mirar al templo de Debris.

 

-Muy bien… servirán- Buffy se adelantó y se paró delante de todas las Cazadoras, resuelta- Escúchenme bien… Hoy se decide la suerte de nuestro mundo. Vamos a enfrentarnos a un enemigo muy poderoso  y es muy probable que todos vayamos a morir- hizo una pausa, mientras se producía otro violento movimiento de tierra- El Fin de todo esta acá y nosotros vamos a dar pelea, gente… Quienes quieran echarse atrás, que lo hagan ahora, no tenemos tiempo que perder con cobardes, pero sepan una cosa: estén donde estén, el Fin los va a alcanzar. Da igual si quieren estar a kilómetros de aquí o en el otro lado del mundo. El Final de Todo es esto y a nosotros nos toca luchar para, al menos, intentar pararlo.

 

Buffy enmudeció un momento, observando a su ejército. Algunas de las jóvenes estaban realmente asustadas, pero sin embargo, ninguna se echó atrás.

 

-Muy bien, terminemos con esto- la Cazadora tomó una espada afilada que Xander le alcanzó- Quiero que Andrew y tú se queden aquí, Xander- le pidió.

 

-Olvídalo, Buff. Yo también voy a luchar- replicó el muchacho, molesto.

 

-No. Esto será la madre de todas las batallas, Xander… no te quiero ahí- la Cazavampiros le puso una mano en el hombro- Y no es porque no crea que no puedes pelear… no quiero más muertes, Xander. Se me fueron  Kennedy, Giles, Willow, Dawn… no quiero que te pase nada, ¿entiendes?

 

Xander bufó, enojado.

 

-Es por tu bien, Xander.

 

-De acuerdo- el muchacho se encogió de hombros- Pero es como tú dijiste, da igual si estoy acá o en la arena de batalla… Este es el Fin, ¿no?

 

Buffy sonrió y le dio un beso en la mejilla.

 

-Okay, gente… ¡En marcha! A salvar al mundo.

 

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Casa-Central de W&H. En alguna otra dimensión…

 

La puerta del ascensor se abre y Ángel levanta su espada.

 

El vampiro había esperado encontrarse con un paisaje de terror, con fuego y tormentos perpetuos, pero nada lo preparó para ver aquello que se levantaba delante de él.

 

…Porque lo que había ante sus ojos no era el Infierno tan temido con sus demonios rojos y sus condenados gimientes, sino una lujosa oficina, común y corriente, con cuadros colgados en las paredes y una amplia ventana abierta a un paisaje soleado de un día cualquiera.

 

En el centro de esa oficina, había una especie de escritorio y detrás de éste, un sillón dado vuelta, en donde alguien esperaba pacientemente sentado.

 

-Adelante, pasa Ángel- dijo una voz desde el sillón, haciéndole señas con una mano para que se acerque.

 

Ángel entró en la oficina, mientras la puerta del ascensor con Morrigan dentro se cerraba a sus espaldas.

 

-Te esperábamos- indicó el sujeto sentado en el sillón.

 

Ángel levantó su espada, a lo que aquel sujeto rió divertido.

 

-Eso no va a ser necesario, amigo.

 

-¿Quién es usted?- preguntó el vampiro moreno, serio- ¿Dónde están los Socios Mayores?

 

Hubo otro par de risas del misterioso sujeto sentado.

 

-Estas hablando con ellos- dijo, enigmático- O mejor dicho… con su “Conducto”.

 

-¿Conducto?

 

-Puedes pensar en mi como la “Manifestación Viviente de los Socios Mayores”. Pero claro…- hizo una pausa- Esto no seria la definición correcta, pero… ¿Qué más da? Yo soy los Socios Mayores y los Socios son yo.

 

-Muy metafísico para mi gusto- Ángel golpeó el escritorio con su puño, enojado- ¡Da la cara ya mismo!

 

El sillón se volteó para dar a conocer a su ocupante, provocando confusión en el vampiro con alma.

 

-¿Sorprendido, Ángel?- dijo la figura sentada- ¿Qué esperabas, acaso?

 

-¡No puede ser!

 

-¡Ah! Pero lo es… Que irónico, ¿no?

 

Lo que perturbaba al vampiro moreno era lo siguiente: la figura sentada en la silla era exactamente idéntica a él mismo, salvo que vestido con un pulcro traje de oficinista, con saco, corbata y demás. A parte de eso, aquel sujeto era su gemelo idéntico, su doble en todo…

 

¡Hasta el más mínimo detalle parecía haber sido copiado de él mismo!

 

-Viniste aquí para luchar contra el Mal, Ángel- declaró el Conducto- Bueno… aquí tienes al Mal en persona.

 

************

 

Cráter de Sunnydale. En ese momento. Tarde.

Interior del Templo Satánico de Debris…

 

El portal demoníaco se abría más y más cada vez más rápido. Los gritos de Dawn eran terribles, mientras la energía de la Llave fluía de su cuerpo hacia el hoyo interdimensional.

 

-¡Vengan, hermanos!- gritó Debris, sonriendo- ¡Salgan a mi encuentro!

 

…Un aullido sobrenatural surgió del agujero. Algo se acercaba lentamente hacia la salida…

 

De repente, una flecha cruzó el aire y se estrelló en una columna a solo unos centímetros de Debris, desviando su atención del portal dimensional hacia el numeroso grupo de Cazadoras que irrumpieron en el lugar, guiadas por Spike, Buffy y Faith.

 

-Vaya, vaya- dice la demonio, sonriendo burlonamente- ¿Pero que tenemos acá? Si es nuestra amiga Buffy junto con… ¿Cazadoras nuevas?

 

-¡Suelta a mi hermana!- gritó Buffy, levantando una espada- ¡Se acabo, Debris! ¡Es tu final! ¡Abandona ese cuerpo de una vez y para siempre!

 

Debris rió.

 

-No lo creo.

 

Debris extendió una mano y sencillamente mandó a la Cazadora rubia para atrás, por el aire, cruzando la imponente sala y golpeándola contra una columna.

 

Aquello fue la señal que Faith estaba esperando. Dando un grito de guerra, las nuevas Cazadoras levantaron sus armas y se lanzaron a la lucha. Debris siguió sonriendo y sencillamente, murmuró un hechizo…

 

Había unas estatuas colocadas allí, en las esquinas de la sala, que representaban a guerreros demoníacos. Al murmurar su hechizo, Debris les infundió una suerte de vida. Comenzando a moverse, los guerreros de piedra salieron al encuentro de las nuevas Cazadoras y comenzaron una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo contra ellas…

 

Spike se aprovecha del pandemonium desatado y corre a asistir a Buffy. La Cazadora se recupera del golpe recibido y observa a su hermana, atrapada en el altar del templo, mientras la energía de la Llave fluía drenada de ella hacia ese portal dimensional.

 

-Hay que… salvar a Dawn, William- murmuró Buffy, un poco mareada.

 

-Estoy de acuerdo, pet… pero todavía nos queda Debris. ¿Cómo la derrotamos? Nadie me dijo como funciona esta cosa- dijo el vampiro rubio, señalándose al Medallón colgado en el pecho.

 

-Una cosa por vez- Buffy tomó su espada- ¡Vamos! Primero por Dawn.

 

Cazadora y vampiro atravesaron a las corridas el escenario de la batalla entre las demás chicas y los guerreros de piedra hasta el altar del templo. Dawn continuaba gritando mientras la energía fluía de su interior y la puerta dimensional se abría más y más a cada rato…

 

-¡No! ¡No pueden detenerme!- gritó Debris, apareciendo por un rincón y enfrentándolos- ¡Es demasiado tarde ya! La puerta esta abierta…- se volvió hacia el agujero de energía- ¡Miren la llegada de Los Antiguos a este mundo y tiemblen, infelices mortales!

 

Una suerte de criaturas de pesadilla se arrastraba cada vez más cerca de la salida de aquel portal interdimensional. No faltaba mucho para que lograran cruzar y entonces, todo terminaría…

 

Buffy comprendió que era hora de jugársela. Dejó su espada de lado e hizo algo insólito e impensado: se metió en mitad de la energía que fluía de su hermana hacia el portal.

 

El efecto de aquello provocó un violento terremoto. Grandes columnas del templo se derrumbaron, aplastando a algunas nuevas Cazadoras y a los guerreros de piedra por igual. La tierra bajo sus pies se desquebrajó y pareciera que el mismo cráter se estuviera abriendo una vez mas, intentando devorarse a aquel nefasto tabernáculo enterrado en los cimientos por millones de años.

 

Debris gritó al ver como la energía del portal disminuía y parecía revertirse. En vez de abrirse, la puerta dimensional se cerraba…

 

-¡NOOO!

 

Con un estruendo, el portal demoníaco se cerró, impidiendo el paso a Los Antiguos.

 

-¡Si!- gritó Spike, sonriendo- ¡Perdiste!

 

Dawn se desmayó, agotada. La energía que surgió de su interior había desaparecido. De pie delante de ella, Buffy respiraba aire dificultosamente.

 

-Se acabo, Debris- dijo- Ya se terminó.

 

La demonio rugió furiosa. Moviéndose a toda velocidad, intentó atacar a Buffy, pero entonces Spike se interpuso entre ambas, cambiando su rostro por el de vampiro y mirándola seria.

 

…En ese momento, otra cosa pasó…

 

El Amuleto en su pecho comenzó a brillar fuertemente. Fue como si el cristal en su centro supiera que tenía que hacer. Una suerte de onda de luz salio disparada hacia Debris, empujándola y estampándola contra el piso.

 

Se produjo un fogonazo de luz y cuando todos volvieron a ver con claridad, el cuerpo de Willow yacía desmayado en el suelo.

 

-¿Qué fue eso?- preguntó Faith, acercándose- ¿Cómo lo hiciste?

 

-Ni idea, pet- declaró Spike, mirando al Amuleto colgado de su pecho- Sencillamente… se activó.

 

-Dawn- murmuró Buffy, corriendo hacia su hermana y liberándola de sus ataduras, en altar.

 

La pobre muchacha se encontraba inconsciente. Rápidamente, la Cazadora revisó sus signos vitales.

 

-¿Cómo esta?- preguntó Spike.

 

-Viva… Pero creo que le drenaron por completo la energía de la Llave- Buffy le hizo una seña a Faith y entre ambas, cargaron a la joven entre sus brazos, para llevarla.

 

El grupo fue velozmente rodeado por las nuevas Cazadoras que quedaban. El interior del templo estaba en el mas completo silencio y nada hacia presagiar que algo nuevo pudiera atacarlos. Al caer vencida Debris, los guerreros de roca que ella había animado con magia, sencillamente se desplomaron inactivos otra vez.

 

-Miren… Debris se mueve- dijo Faith, señalándola.

 

Todos se pusieron en guardia en un momento, pero una mirada mas inquisitiva les dio a entender que ya no tenían nada que temer. La piel de Willow había recuperado su color vital y sus ojos volvían a ser los mismos. Recuperada la conciencia, los miró a todos de manera confusa y luego, dijo lo siguiente:

 

-¿Buffy? ¿D-Donde estoy?

 

-Bienvenida a casa, Will.

 

La joven bruja pelirroja se puso de pie. Miró alternadamente a la Cazadora y a las chicas, para después mirar al templo.

 

-Creo que no entiendo nada- declaró Willow, confusa.

 

-¿Y eso es todo?- se quejó Spike, mirando al Medallón- ¿No hay nada mas? ¿Derrotamos a Debris y ya esta?

 

Solo el silencio incomodo fue su respuesta.

 

-¡Yo sabia! Esa profecía Shanshu resulto ser toda una estupidez- dijo, meneando la cabeza- Bien, pet… Ya me canse. Vamonos de aquí.

 

-No, William…- de repente, Buffy frunció el ceño- No puede haberse terminado así.

 

-¿Qué quieres decir?

 

-El Amuleto sacó a Debris del cuerpo de Willow… pero no lo destruyó.

 

-…Eso quiere decir que…- el vampiro rubio frunció el ceño- Todavía sigue aquí.

 

Un estruendo ensordecedor ocurrió en ese momento. El piso cerca del altar se rompió en cientos de pedazos mientras una figura monstruosa y gigantesca se alzó hasta el techo...

 

Con mudo terror, Buffy y compañía observaron finalmente a Debris en su forma original de demonio puro, mientras rugía vorazmente.

 

…Se trataba de una serpiente gigante…

 

 

 

CONTINUARA…

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