Spike no es consciente de que está enamorado de la Cazadora hasta la quinta temporada, sin embargo, sus sentimientos se remontan mucho más atrás. De hecho, se siente atraído por ella prácticamente desde el momento en que la conoce. Es Drusilla la que nos lo hace saber, repudiando a Spike porque “te miro y sólo veo a la Cazadora en ti”. Sólo que él se niega a aceptarlo. Por Buffy vuelve a Sunnydale. Y por Buffy, no se marcha después de que le implanten el chip. Pero no quiere creerlo. Sin embargo, en el fondo sabe de sobra lo que está pasando. Al principio, prefiere disfrazarlo de obsesión (principio de la quinta temporada), porque es más fácil de aceptar un capricho irracional que su enamoramiento por ella, hasta que finalmente no tiene más remedio que admitírselo a sí mismo y claudicar. El Spike de principios de la sexta, resulta ser alguien de palabra. Le prometió a Buffy cuidar de su hermana y no ha dejado de hacerlo ni un instante, implicándose en la lucha con los scoobies. Y sigue tan enamorado de su recuerdo, que cuando la enfrenta tras su vuelta, casi sin poder hablar más que a través del contacto de sus manos y sus ojos, termina llorando apoyado en un árbol de su jardín. Así que además de palabras, tiene sentimientos, a pesar de contar con ninguna o muy pocas esperanzas. En estos inicios, él sólo es una presencia. Siempre está ahí, al lado, detrás. Cerca. Para cuando ella le necesite. Se conforma con su compañía, con ayudarla, con observarla. Sin embargo, surge un nuevo matiz dentro de la situación a la que el vampiro se ha resignado. La Cazadora busca, cada vez con más frecuencia, su compañía, sus oídos comprensivos y su silencio balsámico, dejándose querer. Toda esa conversación que Buffy le negó en la quinta, surge espontáneamente en la sexta ante la muerte en vida que siente ella. Y el capitán peróxido se convierte en su confidente y en su punto de apoyo. Eso significa gloria y dolor para el vampiro, porque a pesar del acercamiento tan anhelado, Spike es perfectamente consciente de que no tiene nada que hacer con ella, y por eso, en OMWF le pide que le deje descansar en paz (Rest in Peace). Porque jamás le dará lo que él busca de ella. Pero en vez de eso, Buffy escucha su canción y ¿qué hace?: cruza la línea involucrándose físicamente con el vampiro. Y él, sorprendido y deslumbrado, se esmera en esta nueva faceta a la que se le permite acceder, ofreciendo lo mejor de sí mismo, de la mejor manera que sabe. Con la fanfarronería en la boca y el miedo a no estar a la altura en el pecho. Este nuevo paso le cierra la puerta al diálogo, de modo que desde ese momento, sólo le están permitidos dos caminos para acceder a ella: la lucha y el sexo. Y la Cazadora se entrega a todos y cada uno de los juegos que el vampiro inventa y ofrece y a los que se presta gustosa durante horas, una y otra vez. De lucha y de sexo. Aunque sus palabras lo nieguen, sus acciones hablan por sí mismas. La Buffy con la que Spike se encuentra es distinta a la que se fue. Ha vuelto oscura, muy oscura, mucho más de lo que él mismo podría llegar a imaginar. Y eso significa que tienen en común mucho más de lo que ninguno de los dos jamás imaginó. Sin embargo, Spike sabe perfectamente que la entrega es tan sólo física, y que él no es más que un juguete para que la Cazadora se sienta viva. Y ese es un juego al que Spike, en el fondo, no quiere jugar, porque él no quiere sólo sexo de la Cazadora, él no sólo quiere sólo el cuerpo. El quiere el alma. Y por eso en Gone, termina echándola de la cripta. Pero ni puede alejarse de ella, ni puede alejarla de él. Y ante eso, Spike se convence de que el lado oscuro de Buffy, que había estado dormido y que ahora se manifiesta en todo su esplendor, es su verdadera naturaleza. Es decir, Spike asume (por su cuenta y riesgo) que Buffy es una criatura de la oscuridad. Como él. Y se convence a sí mismo de que si ella consigue comprender ese hecho, tienen una oportunidad juntos. Así que Spike se desespera. Su amor es real y sincero y sin embargo, Buffy le desprecia, le rechaza, y lo peor de todo: no le cree. El se esfuerza en hacerle comprender que realmente la ama, que son seres afines, que ambos pertenecen a las sombras y que es capaz de hacerla completamente feliz, porque es el único capaz de aceptarla tal y como es. Sólo Spike en ese momento, está dispuesto a aceptar a la Buffy completa. La amaba cuando pensaba que sólo era luz, y lo hace ahora que cree que le cubren las sombras. Sin embargo, la tortura moral de la Cazadora ante la situación acaba machacando a Spike, física y emocionalmente. “¿Ni siquiera te gusto?” le llega a preguntar, consciente en todo momento de lo que les separa. Pero a pesar de todo, Spike sigue siendo un demonio, y está cómodo entre las sombras. No renuncia a su naturaleza, sino que intenta atraer a Buffy hacia su terreno, únicamente porque cree de verdad que ella pertenece a su mundo. Pero lo hace, añadiendo todavía más confusión a su cabeza (la escena del piso de arriba en el Bronze trata exactamente sobre eso). El no se plantea cambiar, ni se arrepiente de ser lo que es. Únicamente ha inclinado la balanza hacia el bien en lo referente a la Cazadora y a lo que la afecta a ella directamente, pero en todo lo demás, sigue siendo maligno. Spike sigue siendo Spike, como podemos comprobar, por ejemplo, con todo el tema del tráfico de huevos de demonio y el asunto del “Doctor” (en As you were). Cuando la Cazadora le deja alegando que su relación la está matando, Spike la deja marchar. Lo último que quiere es verla sufrir y menos aún siendo él el motivo. Acepta la situación por su bien y respeta su decisión, sin embargo, cuando comprende que ella ha empezado a sentir algo por él (le sigue buscando, le echa de menos, reconoce sus celos…), y que eso la está torturando y destrozando por dentro, vuelve a la carga, intentando obligarla a que lo saque fuera y lo afronte. Le da un ultimátum respecto a sus amigos: o se lo dices tú o se lo cuento yo. Y finalmente lo cuenta él, en el peor momento y de la peor manera, pero en el fondo, haciéndole un favor (aunque ella jamás lo admitirá ). Sin embargo al final, se han hecho tanto daño el uno al otro que llegan a un punto en el que ya no saben lo que es real y lo que es fachada. A un punto en el que las palabras están ya tan deformadas, que dejan de tener un significado claro. A un punto en el que el un “no”, dicho claramente como un “NO”, suena como una invitación que desata al demonio. Pero el excepcional momento de lucidez cuando Buffy se lo saca de encima, nos deja ver hasta dónde es especial este vampiro. Spike tiene remordimientos y sufre porque ha causado daño. Spike no tiene alma, pero sin embargo, tiene conciencia. Y es ese dolor (que no debería surgir), nacido del amor (que tampoco debería sentir), el que le hace plantearse quién es y sobre todo, quién quiere llegar a ser. Está plantado en medio de ninguna parte: ni es demonio, ni es humano. No pertenece a nada ni a nadie, y eso es justo todo lo que él no quiere. Si de algo tiene necesidad Spike es de formar parte de algo o de alguien (la familia con Angelus, al principio, Dru cuando se quedaron solos, y la Cazadora ahora). Así que está claro que algo tiene que hacer para caminar en un sentido o en otro. El intento de violación es el revulsivo definitivo que le hace continuar (“moving on” como él mismo le responde a Anya en Entropy cuando le pregunta qué están haciendo). Y finalmente, sale en busca de “lo que la Cazadora se merece”: un alma. Ni más ni menos que la suya. Era imposible que esto funcionase en esas condiciones. Es verdad que Buffy tiene que reaccionar, pero Spike sin alma tampoco habría podido tener acceso sin restricciones a su corazón. Es imprescindible que él tenga alma, no para amarla más, sino para que le dé forma a esa conciencia que ya apunta tener. Y después ya veremos. Spike lleva mucha ventaja a Buffy en todo esto. El se enamoró de ella mucho tiempo atrás, peleó contra sus sentimientos pero terminó admitiéndolos. Ahora la etapa de negación, en la que ella se encuentra, él ya la tiene superada. Buffy tiene primero que afrontar que siente algo por Spike (no me atrevo a llamarle amor, porque creo que el amor no es destructivo, y lo que siente ella, tal cual lo siente, realmente la está matando). Y después tiene que superar, si es capaz, todo el daño que se han hecho mutuamente, porque duele tanto (o más) el daño infringido como el recibido. Desde luego, no sabría decir quién sufre más con todo esto durante esta temporada, porque cada uno se lleva un lote bastante completito. En cualquier caso, repudiar conscientemente su propia naturaleza, sabiendo a través de lo que le ha podido escuchar a Angel la tortura a la que se va a ver sometido sólo por recuperarla, además de tener que superar las durísimas pruebas para conseguir su alma, le dan a la decisión voluntaria de Spike (insisto, voluntaria; nacida de una incipiente conciencia, pero conciencia al fin y al cabo), una dimensión hasta ahora desconocida entre los vampiros. Único e irrepetible. Ya no puede dar más de sí mismo por ella. Sin embargo, Spike sólo ha superado una barrera, pero también habrá de enfrentarse al pasado y afrontar todo lo que ha hecho como vampiro. Y acercarse a Buffy después de la escena del baño y ganarse de nuevo su confianza, sin encontrarse con una estaca en mitad del pecho, va a ser más que complicado. El Spuffy está servido señores, ahora sólo queda ver si la espera mereció la pena.
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