Un
paso más, un paso menos, millones de rostros se confunden en el camino. No es fácil
recordar las caras de toda tu eternidad, ni pretender ver las que aún no has visto. El
paseo es largo, aburrido, pero no porque carezca de fin sino porque sólo puedes esperar
el día que todo cambie, que se rompa, que llegue el final que anhelas y desconoces. Me da
más miedo seguir conociendo el aburrido destino del mundo, que poner punto final a mis
desdichados lamentos, con grandes dosis de pirotecnia que me envuelvan en la incertidumbre
de la inexistencia.
Me pregunto, sí, cuando no sea nada, cuando haya muerto en mi lo que ya no existe, ¿tendré un último recuerdo?, ¿habrá habido en
mi algo memorable?. Dudo que la monotonía de una vida entre mortales, aguantando sus
tristes alegrías y sus entretenidos problemas, pueda grabar algo en mi recuerdo, ...o al
menos lo dudaba.
Ahora si recuerdo una cara, y sé que podré recordar un sentimiento. Un ángel,
aunque halla sido desterrado tiene derecho a sentir. En realidad, dudo que arriba tengan
algo así si tuvieron que echarme para que lo encontrara; o fueron tan listos como para
pensar que sólo aquí lo encontraría, después de todo, quizás, y sólo quizás, lo
hicieron por mi, para que hallara lo perdido, para que encontrara lo nunca vivido.
Sé que tengo esa llave, y creo verla cada momento, pasando entre el resto de la
gente en la que nunca me fije. Me conoce, me mira y lo extraño, no lo habían hecho antes
de esa forma, ni siquiera soñé que pudieran hacerlo. Su inocencia la refugia, la protege
aunque no se de que, no tiene miedo, no parece saber lo que es.
¿Eres tú?
¿Quién tengo que ser?
¿Cómo te llamas?
¿Cómo quieres que me llame?. Tengo muchos
nombres, aunque algunas preferencias.
No sé si me desconcierta más poder hablar contigo o la perplejidad que me crean
tus respuestas. Te creí inocente.
¿Tonta?
Inocente, no es lo mismo.
Pero puede serlo si tu quieres. La inocencia y la necedad coinciden en su
desconocimiento, ¿de que?, no me preguntes yo no escribo las reglas, no me gustan. Tanto
la inocencia como la necedad son buenos ámbitos para romper con lo escrito.
Muchos dicen que no pueden pecar sin conocer los mandamientos, pero son más
felices cuando no saben que tendrían que cumplir algo. Ambas virtudes dan libertad,
permiten escapar.
¿Eres un ángel?
Muy gracioso. No puedes ni imaginarte cuanto tiempo hace que nadie me lo había
llamado. Me había hecho a la idea de que ya no lo era, después de todo sólo tengo en
común con ellos que no quiero nada de ellos. Como los mortales, acaban con aquello a lo
que no pueden enfrentarse; matan, queman y aniquilan
la libertad de expresión, lo nuevo, les da
miedo y por eso nos echan, nos destierran. No pueden olvidarme, pero no quieren ni
nombrarme; llaman mal, pero, ¿cómo pueden saberlo?, acaso alguno lo ha probado y vive
con el divino para contárselo. Hasta donde tengo idea se que les destierran o lo hacen
ello mismos, piensan que quieren cambiar y saltan, se caen, ¿eres uno de esos?, ¿te has
caído de la nube, pajarito?. Yo no me caí, me tiraron.
Lucífer.
Es bonito, ¿verdad?, es un musical, es
bello. Yo no temo a lo bonito por serlo. No soy como dicen, ni vivo como creen. La
humanidad vive de cotilleos porque su Dios se lo da. No creas lo que dicen, se
escandalizan con la mentira con la que alimentan a los suyos, de tal forma que han acabado
creyéndosela.
Eres el diablo.
Y cuéntame, ¿que te dijeron de mí allí?,
que seduzco a los hombres, que los arrastro a los infiernos como pecadores, que les
inculco el mal, que les hago vivir de ello, les hago que mientan, roben y maten, que duden
de su creador. No me subestiman, me sobrevaloran. No soy lo que cuentan, me hago a mi
misma, no hago a los demás. Desde que me pusieron en la Tierra firmaron su sentencia, me
echaron por tener ideas propias y es lo único que les di a los hombres. La libertad para
pensar, les dio libertad para dudar, despertaron odios y pasiones difíciles de acallar.
Yo
no puedo dirigir los odios de los hombres, mi único legado les hace decidir y deciden
apartarse de lo que estaba escrito.
¿Y castigas a las almas de los hombres que decidieron honrarte con su libertad?.
¿No eres responsable de sus pecados?.
Ellos son libres, y libres son sus pecados.
Yo no obligo a su consecución, aunque si es cierto que ofrezco las tentaciones. La
perdición de los hombres no es perder el miedo al pecado, es el haberme aceptado entre
ellos. Su Dios les castiga por preferir mi política, pero les castiga con mi presencia,
¿no es paradójico que reciban en el purgatorio algo que ya aprobaron en su momento, y de
lo que no se arrepienten?.
Hablar de castigo no es del todo correcto pues yo sólo otorgo la culpa a aquel que
sin conocer, vence los límites de su razón y enmascara sus sentimientos con la maldad de
sus actos, a aquel que, creyendo lo que cuentan de mi ahí arriba, adora mi mal y sueña
con doblegar al mismísimo diablo. No soporto su pretensión, pero sólo cumplo un viejo
tributo.
¿Y el infierno?.
Un ángel caído debe morar en la Tierra,
pero yo fui el primero y busque vida donde arriba no la creían. Renací en las entrañas
de la prisión mortal, calenté mis manos con el fuego e hice que el rojo de la llama
corriera por mi cuerpo, me envolviera y se mezclara. Sustituí la purificación de los
cielos fríos con el calor de la Tierra y me escondí de los mortales hasta que parecieron
entender el porque de mi exilio. Es agradable , no es un infierno, y evoluciona con los
tiempos, es como uno más, tiene vida, el fuego la tiene, y el calor se la da. La gente
con acceso denegado a las puertas del cielo encuentra paz, renace... No podrías
entenderlo, vienes de arriba, sueñas con la perfección que a mí me resulta aburrida.
Mientras las almas puras sonríen de felicidad, nosotros vibramos con cada compás y
sentimos cosas prohibidas para ellos.
¿No guardas ningún rencor?
Rencor, rabia, ira, hay mucho que decir y
bien canalizado hace que se formen en ti sensaciones extrañas y divertidas. Agradezco que me echaran porque me
dieron a conocer algo nuevo, y eso ya es mucho más de que veras allí; pero nunca
olvidaré su desprecio e hipocresía, tornaron sus sonrisas en muecas de repugna,
traicionaron sus ideales y los mataron en ese instante sólo para deshacerse de mi.
Después de todo me alegro maquiavélicamente y honrando a aquellos que me superan, que
también me han enseñado a ser lo que soy, te digo que la venganza es mía y tu Dios no
quiera que la lleve a cabo, porque entonces su perfección se verá mermada por el dolor
de los suyos, y de sí mismo.
Y sin embargo, tanto odio, ¿no te deja tener algo planeado?
Sin planificación todo se vuelve mucho más
caótico.
Pero ahora todo te indica a seguir otro curso.
¿Cómo?
Te sientes extraña, distinta, tienes algo que dar y tienes miedo a que sea algo
bueno. Tienes miedo a sentir las pasiones, tienes miedo a ser humana.
Yo ya soy humana, cada gesto y cada
movimiento lo he aprendido de ellos al igual que ellos saben como quererme; cada maldad a
los ojos de Dios es obra mía, y cada rayo de luz en mi mirada es esperanza para la
humanidad. Cortaron mis alas y me tiraron al vacío sin escrúpulos, hacia mi perdición;
pero la imaginación y las manos de los hombres me levantaron, me edificaron casa donde
predicar, ahora son ellos quienes llevan las riendas, mis alas de libertad. Irónicamente
rescatada por los siervos de Dios, por sus hijos, que ahora son los míos. Él será padre
protector, pero yo soy la única que perdona a los niños por desafiar a su patriarca.
¿Crees que lo sabes todo?
¿Crees que lo tienes todo?, ¿qué eres
perfecto?
No te entiendo.
Acabamos de empezar y ya te he desconcertado
en dos ocasiones. No eres tan listo como crees. Nadie es perfecto, no lo eres tú, ni
tampoco Él. Creo todo esto y se le escapa de las manos; ya te lo dije, la necedad le da
el poder de dominarnos, y si tu Dios fuese perfecto, hubiera dejado huella permanente en
la sabiduría de los hombres para evitar su revolución. Ahora la gente conoce, y no le
tiene miedo, la sociedad le ha perdido el respeto, ya sabes, los tiempos cambian, las
tendencias... y el pobre iluso creyó que el hombre navegaría en su ineptitud para
siempre dejando el camino libre para su tolerancia, que no prohibe más de lo que me
hubiera gustado, ¡hey! Sin barreras no hay morbosidad que las salte.
No sabes a donde quiero llegar.
Yo no lo sé todo pajarito, sólo intento ver más allá.
Los hombres, aman y odian sin pensar el porque de las cosas. Te crees humana y
odias más allá de los límites de la mortalidad, pero no pareces saber amar.
Eres bueno, pero te doy demasiado tiempo. Del
amor al odio hay un paso y uno más del odio al amor.
¿No sabes como salir del atolladero?. Una mujer con recursos como tú, puedo
ayudarte, ¿si quieres?.
Yo quiero a los míos, se lo debo, ellos
hacen que me enorgullezca, me hacen sentir viva, su calor me quema y me hace tocar el
cielo en llamas, ¿es eso amor?.
Usas la palabra amor como tu moneda de cambio al mundo, una vez más esquivas mis
preguntas, pero sabes realmente de que hablo, porque lo añoras.
Te has parado a pensarlo, pregúntale a los autores clásicos, contemporáneos e
incluso a los que aún no han nacido si se les pasaría por la mente, si escribieron,
podrían escribir o escribirían, si marcarían sus obras con un tópico tan extraño...
¿Inexistente?
Sí, pídele al diablo que se enamore, haber de lo que es capaz. Dudo que hubiera
en el mundo hombre o mujer dignos de comprender y amar sin perjuicios al diablo. Puede que
sus artes hayan visto a la justicia y al amor cegados por la misma venda, paseando a
tientas y asegurándose el camino sobre piedras falsas, que no son seguras, pero en mi caso tanto una como otro sólo saben de intereses.
¿Y que te interesa?
¿Qué ocurre pajarito? Ya lo sé, eres de
los míos. No saltaste, ¿verdad?. No eras demasiado bueno y te echaron. Esto no es tan
malo, créeme.
Entonces te gusta, igual que te gusta la gente, lo que sueñan y lo que viven,
compartes sus alegrías y llantos, quieras o no forman parte de tí.
Eso ya te lo he dicho.
Y aún así no puedes enamorarte, buscas demasiado. La exigencia de Dios y tu
incompetencia para llegar a sus circunstancias te desterraron del cielo y, a pesar de todo
tú te exiges más de lo que puedes.
Me echaron por no poder sobrevivir a la
hipocresía y la frivolidad de un mundo de falsas nubes, esponjas que no amortiguan el
golpe.
Eres lista, astuta, y aunque lo criticas tienes lo mejor de lo que odias con un
toque de... digamos que sólo cambias el cristal y los rayos de luz pasan sin dificultad.
Me gusta lo que dices y aunque lo aborrezcas
lo busco y no lo encuentro. Durante toda mi eternidad, tu eres lo más parecido a mi que
he encontrado, me gustas, sólo eres lo imprescindiblemente desagradable y parece que te
debo más de lo que tengo. ¿quieres que te diga que eso es amor?
¿Quieres que lo sea? Yo tampoco sé lo que es ver al diablo enamorado, pero si he
conocido su mejor parte debo de ser un privilegiado. Eres lo, ¿cómo era?, lo
imprescindiblemente irritable como para que me guste hablar contigo.
Buscabas un propósito, ¿lo has encontrado?
Buscaba algo que recordar en un limbo
infinito donde no poder estar ni no estar, algo que recordar en la nada, una imagen digna
de admiración que todo el mundo comprendiera en mi situación. Buscaba un hito universal
que guíe el vacío de corazones y mentes y sí, lo he encontrado, pero no sé como
llevarlo conmigo.
¿Qué es?
Aún no lo sabes, te creía más lista, ¿vendrías?
¿Dónde tendría que ir?. Ya he estado en
muchos sitios. Ninguno significativo hasta el momento. Y no soy una imagen, ni un hito.
Pero guías a los hombres que niegan a tu enemigo.
Tú, antes, lo has llamado moneda de cambio.
Lo llamé amor y sabes que tú nunca lo has tenido realmente, ¿crees que lo
necesitas?
Hasta ahora no ha sido necesario y no veo porque habría de empezar a serlo. Te
consideras lo suficientemente listo como para ocupar mi tiempo, haciéndome creer que
tienes algo nuevo. Miles de hombres prometieron lo inimaginable por una piedra de
salvación, no se entregaron a su propia elección y tiré su piedra lejos, aún la
buscan; pero tú no eres hombre y no buscas una piedra, si aprecias tu tiempo habla claro,
las metáforas solo son para que el diablo te engañe y te recuerdo que yo llevo todas las
cartas.
Si me amenazas, sólo puedes castigarme con lo que busco.
Tal vez te recompense, pero yo también gano
quitándote del miedo.
Eso dices y no piensas, sigues dándole vueltas y ves que ya te he dado algo nuevo,
algo que nunca antes habías sentido.
Déjame adivinarlo...
¡No!. No más juegos de palabras. ¿Qué es lo que te da tanto miedo como para no
poder aceptarlo. Cuando escapaste no esperabas llevártelo contigo. Dices que no temes a
lo bello pero sabes lo que es el miedo, aun con toda tu seguridad. Lo que es bello a los
ojos de los que odias no lo es para ti, pero creo que es envidia y a ella si que la temes.
¿De que tengo envidia?, ¿de haber perdido
la capacidad de amar?, ¿de qué Él me la haya quitado?. Tú ya sabes que me ha sido
devuelta, si había envidia ya no la veo, el rencor sigue y yo estoy mas llena de vida.
¿A quien se lo debo pajarito?, ¿a ti, que me has enseñado a recuperar algo que debo
devolverte?. Has tenido razón en algunas cosas, te has equivocado en otras, pero sabes
que yo no, que sigo mis convicciones porque son lo único que me mantiene y aunque me
hayas enseñado otra cuerda a la que agarrarme, su último cabo se va contigo.
Si aún no me crees, si tu fe se desvaneció con Él, sabes que no te debo nada y
que yo no regalo ni cumplo deseos, mi único mérito es dar guerra y hacer que los hombres
luchen parar cambiar lo impuesto, y sin embargo, tú te llevas más de lo que nunca
enseñé, has bajado los escudos y has ganado tu batalla, dime si puedes, quien gana la
guerra, pero desde lejos, allí tendrás tu imagen, tu hito, lo tendrás y yo no tendré
nada más que tu recuerdo, no será en vano, ya sé amar, aunque aún muerto.
Viaja tranquilo en la nada, susurra al diablo si te acuerdas y goza del
privilegio de sus favores, por los que nunca tendrás que pagar más que tu última
eternidad. Queda tendido en el suelo y dales a las gentes una explicación natural a tu
merecida muerte. Gracias.
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