El Fin del Amanecer (IV):

SEGUNDA PARTE

CAPITULO PRIMERO

Las sábanas lo asfixiaban, se retorcía bañado en sudor tratando de escapar de sus acciones pasadas que lo perseguían continuamente, cuando estaba despierto, pero más intensamente cuando dormía. Y una imagen no se separaba de su mente en ningún momento: Buffy. Él la había matado y era incapaz de seguir viviendo con ello. Hacía días que no salía de su casa; desde que lo trajeron de vuelta a Los Ángeles, no había vuelto a ser el mismo.

Ángel se despertó sobresaltado diciendo el nombre de Buffy mientras abría los ojos. Se sentó en la cama y trató de calmarse. La casa estaba en penumbra. Se frotó la cara con las manos y alzó la mirada. Había una figura a varios metros frente a él. No sabía de quién se trataba, pero a medida que se acercaba, se dio cuenta de quién era.

- No eres real – dijo ansioso.

Buffy le sonrío, y siguió acercándose hasta que solo quedó medio metro entre ellos.

- Claro que soy real. ¿Crees que no estoy aquí porque tú me mataste?

Ángel se estremeció de dolor y bajó la cabeza. Seguía sentado en la cama con las manos apoyadas en el colchón.

- Lo siento, Buffy, yo... – rompió a llorar en silencio sin mirarla a la cara.

Buffy alargó la mano hasta tocar con ella la cabeza de Ángel. Él la sintió y lentamente levantó la cabeza hasta que se quedó mirándola a los ojos. Estaba asombrado.

- ¿Buffy? – y se levantó despacio hasta quedar frente a ella. Buffy miraba hacia arriba para alcanzar su mirada y Ángel la abrazó con fuerza.

- ¡Estás viva! ¡Oh, Dios mío, Buffy! No sabes cuánto... – le acarició la mejilla con su mano y la sintió fría. Buffy seguía mirándolo sonriendo sin expresión. Ángel no comprendía. - ¡No! ¿Buffy?

- Ángel – dijo ella. – He soñado tantas veces contigo. Tú conmigo también, ¿verdad? Lo sé, lo he visto.

- Eres...

- Lo soy. Como tú y como todos a los que he convertido tantas veces en polvo.

- ¡Oh, Dios mío! No es posible.

- ¿Ah no? – y le miró inocentemente – Es que no te acuerdas...

- ¡No! – dijo Ángel sin querer escuchar más.

- Tu beso mortal me dio nueva vida. ¡Qué ironía! La cazavampiros convertida en un vampiro. Ese fue tu plan maestro, no pareces muy contento.

Ángel puso ambas manos en las mejillas de Buffy y acercó su rostro al de ella mirando sus grandes ojos verdes. Ella se dejó.

- ¿Qué buscas, Ángel? –acarició sus manos y empezó a besárselas. - ¿Acaso no es esto lo que siempre has deseado? Seguro que incluso yo lo deseé alguna vez, ser iguales, para que nada se interpusiera entre nosotros.

- No, Buffy... – dijo apesadumbrado. – Yo no quería que esto sucediera. Fue el monstruo que hay en mí. No yo. Yo jamás...

Buffy le miró herida. Soltó sus manos y él se dejó caer en el suelo apoyando su espalda en la cama con la cabeza entre sus rodillas.

- Está bien, está bien, cariño – Buffy se agachó y le levantó la cabeza. – No te preocupes más por ello. Mírame, estoy bien. ¿Es que no te alegras de verme?

Él la miró con tristeza, pero no podía negar que no se alegraba de verla, y sonrió débilmente, confundido aun por sus sentimientos. Ella se acercó más a él y le besó los labios. Ambos se fundieron en un  abrazo apasionado mientras se besaban, pero Ángel reaccionó y la apartó.

- No, quieta – ella se abalanzó de nuevo hacia él, pero él la detuvo – hemos de decírselo a alguien. Hay que buscar una...

- ¿Qué quieres decir?

En ese instante, la puerta se abrió de golpe y Cordelia y Gunn entraron corriendo, cargando cada uno una estaca y una cruz de madera.

- Apártate de él, Buffy – dijo Cordelia mientras le mostraba la cruz,  Buffy la rechazó, al igual que Ángel, que se cubrió el rostro con el brazo. Buffy se puso en pie y se quedó mirando a Cordelia.

- ¿Crees que vas a poder conmigo con eso sólo?

- No, Buffy, también he traído esto – y le enseñó la estaca. Buffy al verla se rió a carcajadas encontrado bastante irónico todo aquello. – Puede que no podamos contigo así, pero los demás están de camino, así que mejor será que te marches y no vuelvas.

- Los demás, ¿eh? ¿Y quiénes son? ¿Cuáles son sus poderes? ¿Crees que podrán conmigo? ¿Con la cazadora?

- Podemos comprobarlo – respondió Cordelia con firmeza – y ya no eres la cazadora, sino un vampiro más.

- Es cierto, Cordy. Un vampiro más, como él – y ambas miraron a Ángel. - Tu crees que es una desgracia, pero no lo es. Soy más libre de lo que lo he sido nunca, puedo hacer lo que quiera sin preocupaciones, y puedo conseguir cualquier cosa.

- ¡Márchate ya!

Ángel seguía tirado en el suelo, tratando de ignorar lo que estaba sucediendo, como si formara parte de una pesadilla de la que trataba de despertar. En ese momento, aparecieron Connor y Wesley; irrumpieron en la habitación casi cómicamente.

- No habéis tenido bastante antes – Buffy se dirigió a ellos burlonamente.

Buffy era el centro de la reunión, y los demás excepto Ángel formaban un semicírculo a su alrededor, amenazantes pero precavidos, pues ya se habían enfrentado a ella antes de que se dirigiera al hotel de Ángel y sabían de lo que era capaz.

Ángel levantó la cabeza y contempló la escena, pasó su mirada de Buffy a los otros, y decidió actuar. Nadie le observaba, todos estaban pendientes de Buffy y sus movimientos. Se puso en pie, no estaba herido ni enfermo, pero el peso de su recientemente recuperada alma le hacía sentirse débil y sin fuerzas. Caminó hacia Buffy; pasó por delante del grupo casi sin prestarles atención. Ellos se le quedaron mirando sorprendidos y con temor.

- No sigas Ángel – le advirtió Connor.

Buffy le veía acercarse con la cabeza girada a un lado. Ángel se detuvo a un metro de ella.

- Buffy, por favor – dijo suplicante – déjales.

- No les estoy haciendo nada – replicó ella alegremente.

Mientras Buffy seguía mirando a Ángel, Gunn se abalanzó sobre ella, y Connor hizo lo mismo. Los tres comenzaron a pelear, Buffy era demasiado fuerte y astuta, y no lograron reducirla. Lanzó a Gunn hacia la pared, Connor la atacó pero ella le esquivó, le giró el brazo hacia su espalda  con una mano y con la otra le rodeó ferozmente el cuello. Connor no podía defenderse; el dolor del brazo era intenso y la presión en el cuello lo estaba dejando poco a poco sin sentido.

- ¿Es esto todo lo que se os ocurre?

- ¡Suéltale Buffy! – gritó Cordelia asustada. Buffy hizo un gesto levantando una de sus cejas.

Buffy emitió un sonido de dolor y arqueó un poco su espalda mientras soltaba a Connor hasta dejarlo caer al suelo. Ángel la había golpeado por detrás.

Ángel fue hacia Connor para comprobar cómo se encontraba, pero sólo recibió  una mirada de furia de su hijo. Todos estaban paralizados, incluso Buffy; esperaban el siguiente movimiento de Ángel. Éste se levantó del suelo, y al mismo tiempo lo hizo Buffy que no apartaba su mirada de él.

- Parece que papi ha hecho algo mal – dijo con burla. - ¿Por qué me has hecho eso, Ángel? Lo estaba haciendo a tu estilo. Lo aprendí de ti.

Ángel la miraba horrorizado; por dentro agonizaba, el dolor de ver a Buffy convertida en un monstruo, ver a sus amigos y a su hijo presenciando esa escena era algo que apenas podía soportar, y todo ello era culpa suya. ¿Cómo podían arreglarse las cosas? Buffy ya no era Buffy, dialogar con ella no sería una buena idea, con muy pocos vampiros funcionaba, y matarla... No.

- Buffy, no les hagas daño, por favor – intentó apaciguar las cosas.- Siento haberte convertido en lo que eres.

- Soy lo mismo que eres tú.

- ¡No! – contestó Cordelia. Todos se quedaron mirándola. – Sabes muy bien que él no es como tú. Es un vampiro, pero tiene alma ahora.

- ¡Oh, si! ¡Alma! – dijo Buffy irónicamente. – Eso se da mucho por aquí. Pero no deja de ser un ser de la oscuridad, créeme lo sé. El alma puede que te dé más fuerza de voluntad para esconder tu verdadera naturaleza, pero no la destruye, sino que se contiene hasta que ....

Se oyó un ruido procedente de fuera, y luego Spike apareció por la puerta. Buffy soltó un respingo, y los demás se quedaron mirándole.

- Lo que faltaba – murmuró Cordelia.

Spike no entró, se quedó en el umbral contemplando la escena con un semblante de seriedad. Buscó a Buffy y se encontró con la mirada de Ángel. Spike jamás podría perdonar lo que le había hecho a Buffy y a él mismo, convertirla en un vampiro. Y a pesar de eso,  no podía dejar de amarla, ni podía abandonarla, y ahora vivía una existencia aun más dolorosa que cuando ella era humana. Su alma, sus recuerdos,...  Y ahora obligado a olvidar todo eso para formar parte de ella, sin dejar de atormentarse cada día que pasaba.

Al principio, Spike había ido ilustrando a Buffy sobre su naturaleza de vampiro intentando omitir la parte de la caza de humanos. Creía que si la acostumbraba a alimentarse de animales o de lo que él sacaba de la carnicería, ella no dañaría a nadie. Pero se equivocaba, era una depredadora y eso es algo innato en los vampiros. Solía salir sola de caza mientras Spike merodeaba por los caminos o por las tiendas de comestibles al anochecer. En ocasiones, la había visto a los lejos, había observado su rostro de satisfacción tras una muerte. Antaño hubieran formado una buena pareja, hubieran sido felices, seguro que más de lo que lo había sido con Drusilla; pero ahora, ver aquello lo hundía cada vez más, aunque no lo dejaba ver. Siempre aparentaba fortaleza delante de ella, pero no podía engañarla, y ambos sabían eso.

- Buffy, vamos, ya es hora de que abandones la fiesta; estos chicos no parecen muy felices con tu presencia – dijo Spike con ironía pero sin sonreír. Buffy le miró como si le hubiera aguado la diversión a presentarse allí.

- ¡Mi caballero andante! – respondió sonriendo.- Siempre tan atento conmigo. Nunca me abandona. Deberías aprender algo de él, Ángel.

Ángel miró a Spike con desconcierto y pudo sentir todo el odio que desprendía éste al mirarle. Spike no le caía bien, ni siquiera con alma, pero los ojos del vampiro rubio no solo mostraban odio y desprecio sino que le recordaban más que nunca que él era el culpable de todo, sólo él.

Buffy se abrió paso entre los chicos hasta llegar a la puerta junto a Spike. La pandilla la dejó marchar sin objeción, pues no iban a poder con ella. Si alguien podía, ese era Ángel, pero todos sabían que ese no era el momento.

Antes de marcharse, Buffy miró a Ángel y le sonrió con tal dulzura que éste podía ver en ella a la Buffy de antes, la humana, la niña a la que había amado.

- Ya nos veremos, Ángel – y se marchó seguida de Spike.

 

 

CAPÍTULO SEGUNDO

- ¿Por qué no dejas ya de entrometerte?

- No puedo, ya lo sabes. – respondió Spike con furia.

- ¿Qué no puedes? Es muy sencillo, tan solo déjame hacer mi trabajo. Yo te dejo hacer lo que quieres, ¿no? ¿Acaso te digo yo cómo has de cazar tus malditas y asquerosas ratas o tus perritos perdidos y abandonados?

Spike aguantó su frustración mordiéndose los labios y esbozando una sonrisa forzosa. Ambos estaban cara a cara en medio del cementerio. Buffy con las manos apoyadas en la cintura, esperaba a ver qué tenía que decirle Spike.

- Puedes vivir sin necesidad de hacerlo.

- Sobrevivir, mejor dicho. Eso es lo que tú haces, y mírate, por favor. Eres patético. Si no te gusto, déjame, no entiendo por qué sigues aun como un perrito faldero detrás de mí.

- Yo tampoco, créeme. – dijo Spike intentando eludir una respuesta más detallada. – pero ese no es el caso.

- ¿Y cuál es el caso? Somos vampiros, al menos yo lo soy, ¿tú qué eres, Spike? – Spike se rió de su pregunta. – En serio. El alma no te ha cambiado, sigues sin poder ser ni un hombre ni un vampiro, igual que cuando no la tenías.

- Eso era diferente – dijo Spike con desagrado. – Tenía un chip en la cabeza, no era igual que ahora; entonces no sentía lo mismo – Spike se quedó en silencio dubitativo, sus palabras le estaban confundiendo.

- No vas a poder cambiarme, y lo sentiría por ti sino fuera porque me encanta verte tan afectado. – Spike la sujetó bruscamente del cuello lleno de furia. Buffy se sobresaltó pero luego le sonrió maliciosamente.  – Por lo visto, lo nuestro tampoco ha cambiado.

Spike la soltó de repente, dejándola libre y la miró herido; esas últimas palabras le habían hecho más daño que nada que le hubiera dicho antes. Sabía que su relación con Buffy tras recuperar su alma no había sido la misma que cuando no la tenía; a veces había creído que ella incluso le amaba, le había parecido verlo en sus ojos, pero les faltó tiempo a ambos; Ángelus apareció y todo se estropeó. Y le parecía imposible que aquella Buffy que tenía delante fuera la misma; en realidad no era la misma, pero seguía teniendo un lado de la auténtica Buffy, su lado oscuro, y eso él también lo había amado en ella. 

- Cállate... por favor. – dijo entonces entrecortadamente y desvió la mirada. Buffy seguía con la sonrisa en la boca. Spike dio media vuelta y se dispuso a marcharse.

- ¿Eso es todo? Vaya, qué decepción, esperaba una buena pelea, como en los viejos tiempos, ¿qué querías?

- Deja de hacer daño a gente inocente – respondió mientras se marchaba.

- También esos perritos tuyos son inocentes, ¿sabes? – le gritó ella con burla.

 

                                                                                        Capitulo 3