Primera parte
Hacía un par horas que el avión de Buffy había aterrizado en el aeropuerto de Heathrow. Un hombre, que enarbolaba un cartel donde figuraba escrito su nombre en letras mayúsculas y en color rojo, la esperaba a la salida de la terminal. Juntos subieron a un coche y emprendieron rumbo hacia un lugar indeterminado. El hombre no se aclaró cuando Buffy le preguntó a donde la llevaba, simplemente se limitó a decir.
-No se preocupe por nada, señorita
La cazadora había vuelto a recostarse sobre el asiento trasero y esperó a que acabase el viaje. No se dirigieron hacia la ciudad, como había supuesto, sino hacia el norte, internándose en la profundidad de los bosques ingleses, donde una fina lluvia, fue sustituyendo de forma progresiva a la niebla. Después de lo que pareció un interminable trayecto, se desviaron de la carretera, atravesando un portalón de piedra de aspecto tosco. A lo lejos, muy a los lejos, despuntaban las tenues luces de una edificación.
-Estamos llegando- indicó el hombre señalando las luces
Todavía tardaron algún tiempo, después de recorrer un extenso camino de gravilla rodeado de frondosos setos, en encontrarse frente al edificio, una construcción almenada probablemente muy antigua. El hombre bajó del coche y abrió la puerta educadamente a Buffy.
-Vaya- exclamó cuando se halló de pie frente al edificio- jamás había visto algo tan... tan... tan...
-¿Antiguo?- preguntó un hombre que apareció de repente, portando un paraguas para proteger a la chica de la lluvia
-Viejo- dijo la cazadora, haciendo gala de su total sinceridad
El mayordomo suspiró ante las evidentes muestras de ignorancia, mientras custodiaba a la chica hasta la entrada. La joven atravesó el umbral, se quitó el chubasquero y lo sacudió para que se desprendiesen los restos de lluvia.
-Usted, James, o como se llame- dijo dirigiéndose al mayordomo- vaya a decir que la cazadora ya está aquí.
-Me temo que tendrá que esperar-dijo el mayordomo tomando el chubasquero de Buffy
-¿Qué? ¡Hace días que comuniqué que venía!- exclamó entre desconcertada e indignada
¡Que demonios!, ella era la cazadora ¿cómo nadie acudía a recibirla?. Se sintió decepcionada. En fin, no esperaba una fiesta sorpresa, pero si al menos algo de consideración por los siete años que había ejercido como cazadora
-Si señorita Summers se excusó el mayordomo- pero no olvide que ahora tienen mucho trabajo. Ya sabe, desde que hay tantas y tantas cazadoras.... Están muy ocupados en estos momentos... porque no hace el favor de tomar asiento.
Buffy permaneció en silencio pensando. El Consejo se había reconstruido tras el asesinato de los vigilantes, e intentaban tomar de nuevo las riendas de la educación de las cazadoras. Por eso, cuando Buffy tuvo conocimiento de este hecho, se sintió en la obligación de presentarse ante el Consejo y comunicarles que renunciaba oficialmente a sus obligaciones.
Se sentó donde le indicó el mayordomo y se sacó los zapatos, tenía los pies mojados. Quizá había metido el pie en un charco al salir del coche, estaba tan cansada después de tantas horas de vuelo, que se tumbó en el incomodo banco de madera y se quedó amodorrada.
Fue cuando el reloj dio doce campanadas cuando despertó y se encontró con una cara observándola. El instinto la hizo reaccionar tomándolo de la cabeza y dándole un rodillazo en el estómago. El hombre cayó al suelo murmurando.
-Por favor señorita- pronunció el mayordomo entre aullidos de dolor, agarrándose el estómago- solo he venido a decirle que ya puede entrar, que la recibirán ahora.
-Pero hombre... - dijo Buffy ayudándole a levantarse- no debería acercarse a mi de esa forma.
-Por favor, sígame- el hombre intentó mantener la compostura y recomponerse, mientras la guiaba a través de los pasillos.
La condujo frente a una impresionante puerta de madera maciza que se extendía hasta el techo. Sin duda era grande y pesada, como demostró el esfuerzo del mayordomo al abrirla, invitando a pasar a Buffy a través de ella. Por fin se iba a ver delante del Consejo, o lo que quedaba de el.
La iluminación de la habitación era escasa. Una luz tenue alumbraba una larga mesa corrida con capacidad para una docena de personas, pero los asientos estaban vacíos, con excepción de los tres centrales, ocupados por tres personas muy ancianas, dos hombre y una mujer. No hablaban entre ellos, permanecían en silencio, un silencio solo interrumpido por el dificultoso respirar del anciano que ocupaba el asiento central y el pitido de un fax. Buffy levantó la mano saludando y sonriendo al trío, que respondieron con una ruda pregunta
-¿Puede saberse que quiere?- dijo el hombre que ocupaba el asiento central con la vista fija en unos documentos que se extendían sobre la mesa
-¿Cómo?- Buffy pareció desorientada, preguntándose si aquella era la hospitalidad inglesa
-Tenemos poco tiempo, señorita Summers- dijo el otro hombre, sentado a su derecha y cuya cabeza se cubría con un peluquín que llamó poderosamente la atención de Buffy, pensó incluso en hacer alguna broma, pero la situación parecía lo suficientemente grave para no echarse a reír.
-Bueno... dijo Buffy- pues si tenemos poco tiempo iré al grano. Lo dejo
Los miembros del Consejo no dijeron nada, ni siquiera levantaron la vista, con excepción de una mirada de refilón de la mujer. Buffy se sintió decepcionada, esperaba por lo menos que le dijesen,usted vale mucho, debe seguir con nosotros aunque en realidad hubiese preferido ¿qué haremos sin usted ahora? es la mejor cazadora que hemos tenido, los anales de la historia hablarán de sus proezas, la echaremos de menos, pero bien es cierto que se merece un descanso.
-Quiero decir- continuó la cazadora ante la falta de entusiasmo mostrada por sus oyentes- ahora tienen muchas cazadoras que pueden hacer mi trabajo y...
El hombre del peluquín golpeó con violencia la mesa y varios de los papeles que tenía sobre ella saltaron al mismo tiempo que se congelo la voz de Buffy.
-¿Y quien tiene la culpa señorita?- gritó, y la señaló con el dedo amenazante- usted y solo usted, usted y su maldito vigilante que no ha sabido encaminarla por la senda correcta. Usted que se salta las normas y no sabe que las cosas tienen que hacerse de una determinada forma, por alguna razón. Si señorita, por alguna razón. No podía limitarse a hacer su trabajo, no, tenía que sobrepasarse, usted ...- entonces se echó la mano al pecho
-Atticus- dijo la mujer- no deberías excitarte
-Tienes razón, Eloise, no deberíamos excitarnos ninguno de los tres- dijo el anciano que ocupaba el asiento central, su discurso se vio interrumpido temporalmente por un ataque de tos y después continuó- muy bien señorita, la hemos oído, ahora salga de aquí y no moleste más.
¿Qué era aquello?¿cómo aquellos tres carcamales se atrevían a despreciarla así?¿qué había hecho sino sacrificar su vida a favor del bien y del Consejo? Quería decir algo, gritarles cuatro palabritas... pero no sabía que rebuscada palabra podría emplear para ofenderles, que le permitiese resarcirse de tal agravio. Solo pronunció sonidos guturales, mientras el mayordomo entró y la tomó del brazo. Sin poder evitarlo le clavó el codo en el estómago y en un segundo, mientras se disculpaba, se sintió ridícula. Allí, intentando insultar a tres viejos y haciéndole daño a otro. Giró y echó a caminar apresuradamente hacia la salida.
Justo cuando estaba atravesando la puerta, entraba dos hombres jóvenes y fuertes, que traían a alguien esposado, y con la cabeza cubierta por una funda negra. Tropezó con ellos y cayeron los cuatro al suelo.
-¡Malditos cabrones!- escuchó una voz conocida - ¿es que no sabéis por donde vais?
-Perdón dijo Buffy mientras observaba como uno de los hombres cogía por un brazo a la chica de la capucha en la cabeza, que intentaba defenderse dando patadas al aire.
-¿B?- dijo- ¿eres tu?
-¿Faith?- exclamó Buffy- ¿qué demonios haces aquí?¿cómo has llegado a Inglaterra?
-¿Qué estoy donde?- farfulló Faith bajo la capucha- estos malditos cabrones me han traído ...
-Ante el Consejo- dijo uno de los hombres que la sujetaban- para que pagues de una vez, maldita zorra, todo lo que has hecho.
-Un momento- intercedió Buffy- no pueden tratarla así... ha cambiado... ha luchado de nuestro lado.
-Creí haberle dicho que saliera de aquí- intervino de nuevo el hombre que ocupaba el asiento central-
-No pueden hacer esto- gritó Buffy, pero sus gritos y protestas se interrumpieron cuando uno de los hombres que sujetaban a Faith, la cogió por un brazo tomándola totalmente desprevenida y la empujó fuera de la sala. Solo pudo entrever como Faith se defendía y caía al suelo sin sentido, después de que alguien la golpease en la cabeza. Entonces la puerta se cerró y se hizo el silencio, solo interrumpido de nuevo, por el pitido del fax.
Segunda parte
Buffy se sentía desconcertada, no lograba asimilar todo lo que había pasado. El Consejo la despreciaba y la acusaban de cosas que no entendía, Faith estaba a punto de ser juzgada, cuando ya suponía que sus delitos habrían prescrito para el Consejo, y además estaba sola y alejada de la civilización. Caminó hacia la entrada, intentando no perderse en la infinidad de pasillos de apariencia perversamente idéntica. Cogería su chubasquero y sus zapatos mojados y se iría de allí, aunque le llevase toda la noche llegar a Londres.
-Giles se enterará de lo que quieren hacerle a Faith- pensó- le llamaré en cuanto encuentre un teléfono.
¡Que demonios! tenía que haber algún teléfono por allí. Volvió sobre sus pasos y empezó a invadir habitaciones intentando encontrar lo que buscaba. Todas las estancias estaban a oscuras y los muebles cubiertos con sábanas, sin duda, hacía bastante tiempo que nadie rondaba por allí. Aún tuvo que abrir unas cuantas puertas más hasta que halló el objeto de su búsqueda. Curiosamente era de las pocas estancias que mantenía los muebles al descubierto. El teléfono estaba al otro lado de la sala, sobre una brillante mesita de caoba antigua. Atravesó la habitación sin mirar a su alrededor, hasta que tuvo el teléfono al alcance de la mano. Descolgó el aparato y marcó el número de Giles. En California todavía sería por la tarde, pero la única respuesta que encontró fue la voz de su vigilante en el contestador, pidiendo que dejase un mensaje. No lo hizo, prefirió marcar el número de Willow. Ella si solía estar en casa a esa hora, probablemente preparando la cena con Kennedy y Dawn. Esperó a que el teléfono diese la señal, pero nadie contestó. En su impaciencia echó un vistazo a la sala y reparó en los cuadros que colgaban sobre las paredes: Decenas de rostros femeninos la miraban altivas desde su hierática posición elevada. Siguió la sucesión de cuadros con la vista hasta la chimenea, sobre ella había muchas fotografías antiguas y algunas relativamente modernas, pero una llamó especialmente su atención. Olvidó la llamada de teléfono, colgó el aparato y se dirigió hacia la chimenea, sobre la que había visto la foto y la tomó entre sus manos confirmando sus sospechas
-Kendra- pronunció mientras se formaba un nudo en su garganta recordando a la chica
-Veo que has encontrado la sala de las cazadoras- dijo una voz que provenía de la puerta.
Buffy se sobresaltó y miró en dirección al lugar del que provenía la voz. La ancianita a la que el hombre del Consejo había llamado Eloise estaba parada en mitad de la entrada, apoyada en un bastón, mientras sostenía varios papeles en la otra mano. Se veía más pequeña de lo que le había parecido en un principio. Caminó con dificultad hacia Buffy.
-Pensé que estaban demasiado entretenidos con el linchamiento- sentenció Buffy duramente
-No eres digna siquiera de mirar una de esas fotos- Eloise arrebató bruscamente la foto de Kendra de la mano de Buffy y la colocó con dificultad en su sitio- y en cuanto a tu amiga, no te preocupes, su juicio se ha retrasado, no estaba en situación de responder a ciertas preguntas
-Después de que alguien la golpease en la cabeza- dijo Buffy
-Veo que además de educación desconoces la palabra respeto- dijo Eloise llena de rabia
-¿Respeto?- preguntó Buffy ofendida, no entendía como aquella mujer podía insultarla después de tanto desprecio y además utilizar tan libremente la palabra respeto- ¿al abuso de autoridad?¿a los desagradecidos?¿a los juicios injustos y cavernícolas?
-Respeto a las normas establecidas- zanjó la anciana elevando la voz- respeto a los principios, a las cosas bien hechas, a las reglas por las que deben regirse las cazadoras, a no rendirse nunca, a anteponerlo todo- y señaló los retratos- como hicieron ellas.
-¿De que me está hablando?- Buffy estaba furiosa, como si ella no hubiese hecho todo eso durante siete años, bueno... quizá no había respetado algunas reglas.
-Del caos, pequeña- dijo- te hablo del caos al que has sometido este mundo, con tu proeza desmedida de llenarlo de cazadoras.
Buffy calló ¿así que era ese su gran delito? la vieja la estaba desquiciando. Eloise fue trastrabillando hasta uno de los sofás de la sala y se sentó. Fijó la mirada en una de las fotos que había sobre la chimenea, que mostraba a una chica de unos veinte y pico años, rubia, con unos enormes ojos verdes increíblemente melancólicos. Suspiró profundamente ante su imagen y después la señaló con el bastón.
-Era muy guapa ¿verdad?- pensó en voz alta- una muchacha preciosa. Tenía esa mezcla de inocencia y resolución que he visto en pocas personas.
Buffy no sabía a que venía aquel discurso, pero guardó silencio.
-Era danesa, se llamaba Sophie Carstensen- continuó Eloise- Yo era demasiado joven y el Consejo no quería que ejerciese todavía de vigilante, pero por suerte para mi, o por desgracia, era la única que hablaba danés de todos los vigilantes. Así que me la asignaron. Tenía solo quince años cuando fue llamada, pero jamás me decepcionó. Nunca habrías visto a nadie luchar con tanta decisión, sin temer perder su vida, lo dio todo. Fue un año estupendo, lo peor fue perderla. Tenía una gran valía. Pero todo se acaba ... como el Consejo
-¿Qué?- preguntó Buffy que no la había oído bien.
-El Consejo, querida- dijo la anciana elevando la voz- el Consejo no podrá sostener el empuje de tantas cazadoras.
-Entonces saquemos una botella de champaña- contestó sarcástica Buffy- esto hay que celebrarlo.
-Insensata- dijo Eloise enfadada- te ríes de tu propia ignorancia. El Consejo desaparecerá por que no puede afrontar el cubrir a tantas cazadoras, y si las cazadoras no se guían correctamente, sucumbirán.
-Pamplinas- dijo Buffy- las cazadoras serán libres y el mundo también. Ya sabe, solo necesita lógica para darse cuenta de que cuantas más cazadoras, menos vampiros.
-Cúbrete los ojos, señorita Summers-y entonces le lanzó las hojas que llevaba en la mano- o si no, echa una ojeada y arrepiéntete de tus palabras y de los actos que has cometido, y con los que has condenado a tantas chicas.
Buffy se inclinó llena de curiosidad y alargó la mano recogiendo algunas de las hojas que se extendían por el suelo, un fax, y otro y otro y unos cuantos más. Miró a la anciana y después empezó a leer.
Colegio de cazadoras incendiado en Toronto, 34 cazadoras
muertas, 12 heridas, 6 desaparecidas. Volvió a dirigir la vista a la anciana
que la vigilaba impertérrita y tomó otra de las hojas La cazadora mejicana Ana
Tortosa cuenta como baja, asesinada ayer, veneno. Y después otro De
las tres cazadoras que habíamos localizado en Vietnam una de ellas ha desparecido esta
noche, fuimos atacados al salir de Ha Noi, un vampiro la mató ante nuestro ojos y la hizo
beber de su sangre, lo cual significa que tenemos una menos de nuestro lado y una más del
suyo. Salimos para Sydney con las dos supervivientes a la espera de ordenes Finalmente
tuvo aún tiempo de recoger otra de las hojas, la que más le dolió, porque tanto la
víctima como el remitente eran conocidos.La cazadora de nombre Kennedy ha
causado baja hoy después de rescatar a las dos cazadoras que habían desaparecido el
viernes de Santa Mónica, una pandilla de
vampiros las utilizaba para alimentarse, pero ellas no han bebido de su sangre. Nuestra
situación ahora es difícil, viajamos hacia
Londres con ellas para ponerlas a salvo. Atentamente Giles
No pudo seguir leyendo, un dolor agudo le oprimía el pecho, se dejó caer en el suelo entre los papeles revueltos como si un gran peso la oprimiese, totalmente derrotada.
-Kennedy- murmuró mientras se le nublaba la vista- esto no puede estar pasando.
-Ya lo creo que está pasando, querida- dijo la anciana tranquilamente- hay cazadoras demasiado jóvenes, demasiado inexpertas, la mayoría hacinadas en colegios donde nos dejamos lo poco que queda de nuestro presupuesto. Los vigilantes son insuficientes para atenderlas, y además mayores. Después del asesinato de los vigilantes en activo no quedó más remedio que echar mano de los retirados para que retomaran sus funciones. Solo nosotros tres, los que ya no servimos para nada, nos hemos quedado en la retaguardia. Esas chicas son increíblemente vulnerables, el menor fallo las hará caer. Los vampiros conocen la desventaja de las cazadoras y están como locos. La sangre de una cazadora les da una fuerza demasiado poderosa como para evitar la tentación de probarla, y es bien sabido que un vampiro que prueba la sangre de una cazadora, no quiere probar nada más. Ahí tienes a tu amiga Kendra- dijo y volvió a señalar la foto sobre la chimenea- una magnífica cazadora, preparada física y psicológicamente de forma impecable ¿cuánto tiempo ejerció como cazadora?- no esperó a que Buffy contestase- un año, querida, un año, una chica magníficamente preparada solo duró un año ¿te das cuenta de lo que ello significa? Esas chicas, están condenadas.
Buffy permaneció callada.
-Después de tu proeza para destruir la boca del infierno hicimos una localización por medio del péndulo para hacer un recuento de cazadoras. Un total de 2623. En estos momentos y ya descontadas todas las bajas anteriores y las de hoy mismo, tenemos un total de 1519 cazadoras vivas y 1103 muertas o no-vivas. La orgía de sangre ha sido imparable y seguirá todavía durante mucho tiempo, y todo esto debe pesar en tu conciencia, cazadora.
Buffy bajó la cabeza, no quería que la viese llorar, aunque era inútil.
-Llora, quizá te sientas mejor así- dijo Eloise- aunque de nada va a servirles a las otras cazadoras, las que caen por que no están suficientemente preparadas, las que caen porque nunca debieron de ser cazadoras-entonces después de un silencio sonrió- ya veo que ni siquiera te has dado cuenta.
-¿De que?- balbuceó Buffy entre lágrimas-
-1519 cazadoras vivas y 1103 muertas hacen un total de 2622, pero yo te he dicho que había 2623.
-¿Qué?- en fin, Buffy nunca había sido muy buenas para las matemáticas, pero además en aquella situación ni siquiera se había planteado hacer la suma.
-La cazadora 2623, la cazadora nonata, recibió su poder antes de nacer, es la última cazadora, después de ella no nacieron más, se retoma el curso normal y no volverá a nacer otra hasta que muera la cazadora activa, tu amiga la cazadora oscura.
-¿Dónde está?- preguntó Buffy levantándose del suelo y mirando a la anciana
-¿La cazadora oscura? durmiendo la mona en la mazmorra supongo- dijo Eloise
-Me refiero a la última cazadora- volvió a insistir Buffy
-Ahhh, la cazadora nonata. Esa es la cuestión, llevamos meses intentando localizarla. Calculamos que nació hace dos meses, al norte de Inglaterra, pero todavía no hemos podido dar con ella. Cuando el péndulo nos indica que está en tal lugar, mandamos allí una patrulla con resultados nulos, entonces el péndulo nos señala que se ha desplazado más al norte o al sur, o al este, pero siempre llegamos tarde. Ni rastro. Parece como si alguien supiera que la estamos buscando y la alejan de nosotros y la acerca al peligro. Hemos localizado un importante movimiento de vampiros en la zona, que sospechamos que buscan lo mismo que nosotros, pero estamos desbordados. Hemos mandado a algunas cazadoras, las más preparadas, pero han fracasado. Si no encontramos a la niña, pronto formará parte del estómago de algún demonio o de surtidor de algún vampiro- entonces suspiró tristemente- el Consejo pronto desaparecerá, siglos de trabajo se irán por tierra y ni siquiera tendré la satisfacción antes de morir, de ver que al menos las cazadoras inocentes están a salvo.
-¿Dónde dice que localizaron a la niña por última vez?- preguntó Buffy
-En los highlands, en Escocia, en la tierra de los montañeses- contestó Eloise- ¿por qué?
-Yo la encontraré- dijo Buffy levantándose del suelo
-Una cosa es querer y otra poder ¿qué te hace pensar que triunfarás cuando nadie lo ha hecho antes?- una sonrisa desafiante brilló en el rostro surcado de arrugas de Eloise
-Las presiento- dijo Buffy secándose las lágrimas- presiento la fuerza de las cazadoras
-No lo conseguirás- Eloise fue rotunda
-Lo haré- dijo Buffy, iba a salir por la puerta cuando se detuvo- una última pregunta ¿por qué no está mi foto sobre la chimenea?
-El día que seas digna- dijo la anciana- que completes la senda, tu retrato ocupará un lugar junto a las elegidas
Buffy echó una última mirada llena de tristeza a la sala y después salió sin ni siquiera despedirse. Necesitaba dormir.