Autora:
Ana (Spikeadict)
Spoilers:
Todas las temporadas de Buffy.
Tema:
Spoilers (final de la 7ª temporada) Reflexiones de Spike ante el final que se aproxima,
repaso a lo que ha sentido en los momentos más importantes de su vida contados en primera
persona.
Aclaración:
Los personajes sobre los que aquí escribo pertenecen a Joss Whedon, la historia es
íntegramente mía.
Horror,
siento miedo al mirar atrás y ver todo lo que hice, siento dolor al pensar, al ver las
imágenes grabadas en mi retina de toda esa gente inocente que ha muerto bajo mi control,
bajo mi terror. Toda mi vida ha sido un absoluto fracaso. Todo salvo.....
Todo comenzó con mi yo humano, un ser infantil y triste, solitario y perdido que nadie respetaba, nadie salvo esa mujer maravillosa y luchadora que me vio nacer, que me creó, una mujer que expresaba su amor por mí cada minuto de su vida, una mujer que me amaba por lo que era, su único y precioso hijo. La vida nunca nos fue bien, mi madre siempre tan enferma, siempre tan débil y tierna...., y yo no la ayudaba, no sabía hacerlo, no podía hacerlo. Lloraba en mi interior, la veía decaer y decaer, parecía estar en un pozo sin fondo y, aun así, siempre tenía una sonrisa para mí, siempre tenía una caricia, una palabra amable... .
Un día mi vida cambió, creí vivir de nuevo, creí comenzar a vivir porque lo que había hecho hasta entonces no lo era. Una extraña dama hizo de mí ese ser de la noche, Dru me mordió transformándome en algo que he odiado durante tanto tiempo....., un monstruo, un ser irracional, un engendro de la vida......, y la mordí, quise dar a mi madre una vida mejor, quise que dejara de sufrir y de morir lentamente, un poco cada día, quise que fuera feliz eternamente...., lo quise pero.....no lo logré.
La
convertí en un monstruo incluso peor de lo que yo era, no era ni una caricatura de lo que
mi madre llegó a ser algún día, una mujer preciosa y fabulosa, buena y fuerte, yo la
amaba tanto........, la quería tanto........, que quise darle el regalo más grande que
en mi vida hubiera soñado, la inmortalidad. Que equivocado estaba, mi madre, ese ser
maravilloso y bueno, esa preciosa dama que me acunaba cuando era un bebé, que me contaba
cuentos cuando no podía dormir, que me hacía reír cuando estaba triste..., estaba ahora
sumida en las sombras de su propia maldad, una maldad que nunca había tenido, ni siquiera
un pequeño rastro de ella.
La maté,
tuve que hacerlo, nunca debería de haber pasado, nunca debería haberla mordido
pero....., pasó, lo creí hacer por ella, para ayudarla y sólo la convertí en un ser
despreciable sin alma, nunca me lo perdonaré, sufriré por siempre por lo que hice.
Mi vida,
más bien, mi no-vida después de aquello fue como una mala película de vaqueros, por mi
vida pasaba mucha gente que terminaba muerta en mis brazos, con su sangre recorriendo mi
garganta y alimentando mi sed de muerte y odio. Poco a poco me pudría más por dentro,
intentando que los pocos recuerdos de mi pasada vida como humano quedasen encerrados bajo
toneladas de terror y miedo, terror y miedo que yo mismo despertaba cuando aparecía en
cualquier sitio. Era temido y respetado pero no por lo que yo era sino por lo que yo
representaba. Todos me temían, todos gritaban al ver mi vampírico rostro, todos
enmudecían de dolor cuando mis colmillos se introducían poco a poco en su carne, todos
sentían como se les iba la vida y otra nueva y mejor les daba la bienvenida, que
equivocado estaba, Dios mío, cuanto sufrimiento he visto y he causado.
Siempre era
igual, iba a un sitio, mataba y me alimentaba y salía de allí sin rumbo para no regresar
jamás y ver lo que había creado. Mi cabeza no quería admitirlo, en cierto modo mi
cuerpo era como una cárcel que tenía encerrado en su interior a mi conciencia, una
conciencia dormida y atormentada que prefería evitar ver lo que estaba haciendo, todo el
mal que estaba creando.
Hice cosas
terribles, ahora me doy cuenta, desde que pusieron en mí este alma atormentada he
recordado cada momento, cada instante en que yo preferí matar antes que morir y terminar
con mi calvario.
Mi vida fue
un divagar de un sitio a otro, acompañado y atormentado por mi compañera Drusilla, ella
tan extrañamente atractiva sacaba lo peor de mí, me trataba como siempre había odiado
que me tratasen, pedía cosas de mí que no era capaz de dar, de admitir. La amaba
tanto....hasta que me di cuenta de que aquello no era amor, el amor no podía ser algo tan
destructivo y malo como lo que ella y yo teníamos, como lo que ella representaba, el amor
debía ser algo bello, algo que mi corazón muerto no llegaría nunca a sentir. Me decía
a mí mismo que esa mujer no podía hacerme daño, que no era importante para mí pero me
engañaba, ella era importante porque......era lo único que yo tenía. Lo único puro que
había poseído en toda mi existencia lo destruí en el momento en que maté, humillé y
destrocé a mi madre convirtiéndola en......mí. Una y otra vez Dru me hacía daño, me
abandonaba por monstruos inútiles para malograr mi pobre corazón, una y otra vez me
humillaba dejando que mi cabeza reventara por dentro y deseando una muerte que jamás
llegaba.
La vida
para mí no tenía emoción, era demasiado fácil, demasiado....triste. Tenía que
encontrar un aliciente, algo que me haría sentirme vivo, y entonces lo vi, entonces supe
de la existencia de las Cazadoras, Angelus, ese horrible monstruo al que tanto odiaba
tenía la clave para mi existencia. Acabaría una a una con esas mujeres que hacían
temblar incluso al gran Angelus, el ser más despreciable y arrogante del mundo.
Mi vida se
centró en encontrarlas y terminar con ellas, era un juego divertido, excitante y sensual,
Dru me acompañaba, quería disfrutar conmigo de mis victorias, que tonto fui, sólo
quería disfrutar de su propia arrogancia ante sus muertes, se nutría de ellas como un
gran parásito, como lo que era, como lo que es..., yo ya no, ya no lo soy, tiemblo al
recordar el sonido de sus cuellos al romperse, el chasquido que ponía punto y final a una
vida llena de peligros por salvar la vida de los demás. No fue una sola, dos pasaron por
mis manos, dos cazadoras murieron viendo mi rostro, oliendo mi esencia, oyendo mi
risa..... . No quería admitirlo, en el fondo de mi ser una parte de aquel odioso y
temeroso William humano lloraba por cada persona que caía en mis garras, por cada persona
que dejaba de gritar y resistirse en mis manos, por cada persona que gritaba asustada
mientras aquellos terribles sonidos teñidos de muerte eran música para mis oídos, por
cada persona que miraba horrorizada mi rostro desencajado y terrible, por cada persona que
temía sólo el hecho de que mi existencia fuera posible, por cada persona que lloraba y
gritaba mientras su vida se esfumaba como un perfume en el aire, por cada persona por la
que mi alma ahora muere poco a poco al recordar el horror que sentí en mi interior en
esos momentos. Ahora, en la hora final de mi existencia sé que siempre dentro de mí una
buena persona existía, una persona que asustada se escondía intentando no ver las
atrocidades que estaba cometiendo por mi falta de humanidad.
Después de
la primera cazadora siguió la siguiente, una mujer bella y fuerte, pero no lo suficiente
para acabar con el Gran William El Sangriento. Ella perdió la vida haciendo que la mía
creciese en placer, deseo y libertad, haciendo de mi vida algo grande por lo que luchar,
algo grande por lo que vivir.
Dru y yo
fuimos inseparables por mucho tiempo, muchos problemas nos separaban pero al final siempre
regresábamos como si nuestro fin fuera destruirnos mutuamente, matarnos poco a poco.
Yo creía
estar enamorado de ella hasta que....... la conocí, hasta que conocí verdaderamente el
amor, mi Cazadora, mi bella Cazadora. Ella, siempre ella nublaba mi razón, algo en ella
evitaba que pudiera concentrarme. Muchas veces estuvo en mis manos matarla pero, no pude
hacerlo, algo me lo impedía, no sabía qué era pero, ahora......, lo comprendo. Era
AMOR, era ella y su sonrisa, la forma en la que graciosamente movía sus manos cuando
hablaba, era ella, sólo ella.
Dru me
atormentaba una y otra vez por no poder acabar con la Cazadora, me recordaba lo malo que
era, lo débil que era, lo pequeño que era a su lado. Yo sin dudarlo intentaba
complacerla y traerle la cabeza de la Cazadora, eso le haría respetarme pero....., no era
suficiente, nunca lo era. Una y otra vez me atormentaba con palabras hirientes, con
insultos y recuerdos, pero yo no podía terminar con la Cazadora.
Entonces
aquellos tipos pusieron en mi cabeza ese maldito chip y..... algo en mi interior respiró
aliviado. No podía dañar a nadie, no podía alimentarme de gente inocente, no podía
cometer más errores, más atrocidades. Me convertí en un perrito faldero, en un chiste
viviente, en algo que nadie aceptaba, ni siquiera yo mismo. Ante la Cazadora siempre
sería el malvado Spike pero ahora una versión descafeinada, una versión que lo único
que provocaba era pena y risa, ante mis propios compañeros de raza....., era el
hazmerreír, el gran vampiro que había acabado con dos cazadoras y que tantos estragos
había cometido por Europa era una leve sombra del pasado, una caricatura de lo que alguna
vez fui, del monstruo en el que una vez me convertí.
Mi vida
pasaba tristemente alimentándome de sangre de cerdo. Veía a la Cazadora, me negaba a
admitir mi amor por ella, lo escondí tras un manto de locura y obsesión, no estaba
preparado para admitir un amor por lo que más había odiado, por mi mayor enemigo, por
una Cazavampiros.
Ella me
odiaba, veía en mí al monstruo de siempre, no apreciaba el amor en mis ojos, cómo lo
iba a apreciar si ni yo mismo lo aceptaba??? Mi obsesión por ella la asustaba, yo creí
que sólo era eso, una obsesión, un triste juego para no volverme loco dentro de la jaula
en la que me había encerrado ese maldito chip. Pero mi amor por ella iba creciendo, iba
aumentando y no podía pararlo, era superior a mis fuerzas, la amaba más de lo que nunca
había amado a nadie incluso...........sin tener un corazón que latiese en mi pecho.
Pasó el
tiempo y ella comenzó a confiar en mí, poco, pero era un paso. Todo iba bien, yo
comenzaba a entender mis sentimientos, comenzaba a asimilarlos, su hermana hacía de
unión entre nosotros, una unión débil y frágil pero.....una unión al fin y al cabo.
Las cosas
parecían mejorar, contaban con mi ayuda para luchar contra el mal, me sentía útil,
podía combatir contra mis propios hermanos, hacía que mis brazos y mis piernas no se
entumecieran por la falta de uso, pero lo más hermoso de todo era que podía estar cerca
de ella.
Cuando todo
parecía marchar como yo esperaba, como yo deseaba ella murió sumergiéndome en un pozo
sin fondo, en un mar de oscuridad y miedo, en un mundo de sombras donde el dolor era
inaguantable. La había perdido sin poder hacer nada por evitarlo, todas las noches
recordaba el momento en que.......ella.......perdió su vida y abandonó el mundo que
tantas veces había salvado. Dejó a todos destrozados pero..... a mí en especial,
pensaba que un dolor tan grande no podría ser posible, que equivocado estaba. Para mí la
vida dejó de tener sentido, cada noche soñaba con ella, imaginaba una forma diferente en
la que yo la salvaba de esa muerte que me la arrebató. Cada noche lloraba, recordaba cada
instante en que mi pobre corazón se había destrozado al verla en el suelo, ensangrentada
e inmóvil, inerte, sin vida. Creía morir y deseaba hacerlo pero algo en mí me hacía
luchar, una promesa marcada a fuego me quemaba en mi interior. Prometí a la Cazadora, a
mi Cazadora proteger a su hermana y me juré a mí mismo que lo haría aunque me costara
la vida. Así pasaron los meses, intentando cicatrizar unas heridas que permanecían
abiertas y que se habrían de nuevo cada vez que miraba a Dawn a los ojos. Ella, su
imagen, su olor,...., todo me recordaba a Buffy, todo hacía que mi corazón no pudiese
olvidarla, no pudiese pasar página y seguir adelante con mi no-vida. Todo bajo mis pies
se estaba derrumbando, poco a poco hasta que se sentía caer, se sentía delirar y tenía
la necesidad de gritar y llorar. Sabía que de ese momento en que Buffy murió en adelante
ya nada sería igual, yo no sería el mismo, todo había cambiado, lo sentía.
Un día
regresé enfadado buscando a la pequeña Dawn cuando todo mi mundo se desmoronó de nuevo,
todo lo que mi corazón había sufrido volvió a aparecer de golpe en mí causándome un
gran dolor, un dolor tan intenso que quise
morir pero tan bello que la vida entró de nuevo en mí para dar la bienvenida a aquella
mujer que había vuelto de la muerte y que me miraba perdida, sumida en la oscuridad y en
el horror de regresar del mismo cielo al mismísimo infierno.
Yo la
entendía, entendía su dolor y su tristeza, yo había vivido siempre en el infierno, aun
seguía en él, sólo una pequeña esperanza hacía que en mi vida existiese una luz que
me marcaba el camino que debía de llevar, una luz que hacía que mi vida tuviese un
sentido, ese sentido que había perdido hacía ya tantos años. Mi yo humano seguía
encerrado en mí, sufriendo por ella, sufriendo por él mismo, encadenado a sobrevivir en
un lugar donde no era querido, donde el razonamiento no tenía un espacio, donde lo único
válido era la muerte, el horror y el sufrimiento. Todo en mi interior quería salir de
esa especie de cárcel en la que se había convertido mi cuerpo, quería explotar y salir
de ella liberándome de aquellas cadenas invisibles pero........ allí seguía William El
Sangriento manejando los hilos de los pequeños restos de conciencia que aún quedaban en
mi interior pero que estaban tan dentro, tan sumergidos en mi propia esencia, tan lejos de
la salida que eran desbordados y silenciados
por el ser sin alma en el que me había convertido.
A partir de
su aparición todo cambió, nos comprendíamos más que nunca, yo entendía su dolor, ella
comprendía el mío, éramos lo más parecido a un par de amigos pero.....no era
suficiente. En mí el amor que sentía por aquella bella mujer aumentaba en intensidad
pero ella seguía sin comprenderlo. No me creía, no entendía que yo pudiera sentir algo
tan fuerte sin tener un alma, sin tener un corazón que golpease con fuerza con cada uno
de sus latidos y que saliese de mi pecho por cada movimiento de ella, por cada gesto y por
cada palabra que pronunciaban esos labios que me volvían loco. Ella no comprendía el
daño que su indiferencia me provocaba, el dolor que sentía por cada uno de sus
desprecios al no creer que mi amor era verdadero.
Las cosas
siguieron su rumbo, un rumbo extraño, el destino era incierto y malo para mí, sólo
veía dolor en mi futuro, sólo indiferencia y malas caras, sólo con pensar en ello mi
corazón se hundía más y más en una masa negra de sentimientos encontrados y de un
dolor indescriptible. La vida no era fácil para mí, no era nadie, ya ni siquiera un
monstruo, esos militares me habían quitado hasta eso, era un ser gris, triste y
despreciable que lo único puro que poseía era su AMOR por esa Cazadora que lo
despreciaba una y otra vez.
Pasado un
tiempo ella vino a mí, no entendí entonces las razones, no las quise entender, preferí
lapidarlas bajo una tonelada de escombros, bajo una tonelada de mentiras y miedo, preferí
mirar hacia otro lado y seguir adelante. Ella se convirtió entonces en mi amante, en mi
compañera de noches de placer pero..... eso no era lo que yo deseaba, no al menos
solamente eso. Yo la necesitaba a ella, a su corazón, a su razón, su calor y su amor. Yo
necesitaba que ella confiase en mí, que cuando sus ojos y los míos se cruzasen la chispa
del amor surgiese por todos los lados quemándonos, que ella pudiese contar conmigo sin
tener que desnudarnos antes, yo quería desnudar su alma.
Yo la
necesitaba y ella..........sólo me utilizaba. Yo seguía sin comprenderlo y creaba
mentiras en mi cabeza intentando maquillar la
realidad, lo que realmente pensaba ella de mí. Para ella yo seguía siendo un monstruo,
un ser despreciable y ruin que lo único que podía reportarle era calor y placer.
Ella se
odiaba a sí misma y hacía que yo me odiase más aun de lo que lo hacía. Me usaba para
sentirse bien, me despreciaba después de haber estado conmigo alimentando mi amor por
ella, me echaba de su lado con desprecios e insultos que hacían sentirme un ser pequeño
y odioso, me despreciaba a mí mismo por amar a esa mujer que me castigaba y me hacía
tanto daño cada vez que ella se odiaba, esa mujer me trasladaba a mí todo ese odio que
ella sentía por la vida y por todo lo que le rodeaba.
Todos los
días eran igual y yo aguantaba sus desprecios, sus humillaciones y sus desplantes porque
ella era lo único puro que poseía, mi cuerpo era sucio, mi corazón estaba teñido de
negro por la muerte, el odio y el mal que había cometido durante tanto tiempo. Miraba en
mi interior y todo era oscuridad salvo......, su luz, esa luz que iluminaba una parte de
mi cuerpo, una parte de mi interior que mi yo vampiro quería eliminar y con la que no
podía acabar. Ella estaba dentro de mí regalándome una razón para seguir existiendo,
haciendo de mí algo bueno, algo puro aunque fuera en lo más profundo de mi ser.
De repente
un día todo acabó, todo se derrumbó haciéndome caer en un pozo del cual nunca antes
debía de haber salido. Ella me dejó, me abandonó la única cosa buena que poseía y que
me animaba a sobrevivir. Ella me dijo lo que yo me negaba a ver, lo que yo me ocultaba a
mí mismo bajo mentiras y miedo. Ella me dejó y admitió que me usaba, admitió que me
utilizaba para sentirse viva, ella no entendía que su compañía, su cuerpo, su calor,
......., ELLA en su propia esencia hacían que yo fuera el que se sentía vivo. Seguía
sin comprender mi amor por ella después de todos los momentos que habíamos pasado
juntos, de tantas caricias, de tantas expresiones y movimientos, ella no podía admitir
que me deseaba, yo no quería admitir que lo nuestro se había terminado. Pero.......,
alguna vez había habido algo entre nosotros??? No sabía qué pensar, estaba confundido y
dolido, me sentí de nuevo inferior, ella lo hacía constantemente, me hacía sentirme un
ser despreciable y ruin, un ser sin sentimientos, un ser irracional, un monstruo...., lo
que era pero.........., tenía sentimientos y ella se reía de ellos constantemente.
Me volví
loco, no entendía como alguien como ella, una persona humana con corazón y alma podía
hacer tanto daño y provocar tanto dolor a otra que lo había entregado todo por ella. Era
verdad que yo no había sido ningún santo, lo sabía, mi cuerpo y mi corazón negro y
oscuro por la maldad del ser que representaba hacían que muchos de mis actos fuesen malos
y despreciables pero.......qué podía hacer yo??? Mi naturaleza era mala, era un ser
despreciable, un ser de la oscuridad y de la noche, era un ser que robaba almas, que
bebía vida, era un.....pobre diablo que había sido capturado por el corazón de una
Cazadora. En ese momento deseé volar desde mi cuerpo y bajar al infierno, no existía
gran diferencia con mi vida actual, estaba encerrado en un infierno peor que cualquiera
que se podría imaginar, quería descansar, dejar de pensar, dejar de sufrir.
Un día no
pude más, el dolor que sentía en mi interior silenció la poca conciencia que me
quedaba, enterró los restos del antiguo William y cometí el mayor error de mi vida,
intentar tomar por la fuerza aquello que me era negado, tomar lo que yo creía merecedor
en un acto cruel, salvaje e irracional, un acto sólo capaz de
realizarlo..........yo, un monstruo. Intenté tomarla de nuevo intentando no oír sus
súplicas, sus gritos, sus lloros. Intenté que ella me diera de nuevo eso que nunca
había sido capaz de darme, su amor. Intenté obligarla a que me amara, que me sintiera,
intenté tomarla por la fuerza realizando el acto más bajo, ruin y cruel de cuantos
había realizado en mi vida. Su rostro expresaba el dolor y todo el terror que sentía
ante mí, en su cabeza nunca había podido llegar a imaginar que yo fuera capaz de hacerla
algo así, ni siquiera yo podía haberlo pensado. El alcohol fluía por mi sangre haciendo
que nada me importara, eso no era excusa, ella no se había portado bien pero..........,
lo que estaba intentando hacer estaba mal incluso para un monstruo como yo. Todo paró,
ella me miraba con la pena, el miedo y el horror dibujados en sus ojos, unos ojos llorosos
que expresaban el miedo ante mi acto irracional, el miedo que expresaban que hacía que mi
corazón muriese aun más si es que eso era posible, un miedo que se introducía y
entumecía cada rincón de mi ser, cada uno de mis pensamientos. Ella entonces me dijo una
verdad que yo me negaba admitir, algo que me había estado negando y que era el centro de
mi dolor. El acto salvaje que había estado a punto de cometer era la razón por la que
ella nunca me llegaría a amar. Ella no me veía como una persona capaz de amar, no me
veía como un ser capaz de tener sentimientos......., y qué podía echarla en cara si era
lo mismo que yo sentía en mi interior???? Yo
la amaba, lo sabía, me conocía a mí mismo pero......, eso no cambiaba lo que yo era, lo
que yo representaba, lo que yo merecía. Salí huyendo de allí, salí huyendo de esa
mirada horrorizada, salí huyendo de ese rostro que expresaba tanto odio y dolor, salí
huyendo de la mujer que más amaba, de la única a la que verdaderamente había amado
porque no era capaz de controlar mi instinto animal, mi instinto cazador, mi instinto
mortal. Salí huyendo intentando alejarme de su imagen hundida, llorosa, herida, de su
rostro, de sus manos, de sus labios, la amaba pero....... la había dañado más de lo que
nunca podría perdonarme a mí mismo. Debía
de salir, debía huir de ese pueblo que tanto me recordaba a ella, que tanto dolor me
provocaba, que tantos malos recuerdos me traía. Decidí cambiar y darle lo que se
merecía...........no, darme a mí lo que me merecía....., lo que mi corazón añoraba y
necesitaba para sentirse completo, humanidad.
Crucé
medio mundo para reencontrarme conmigo mismo, para ser de nuevo alguien normal, alguien a
quien yo mismo pudiera respetar, quise convertirme en una persona, no completa ya que mi
corazón nunca volvería a latir, pero sí en alguien del que me sintiera orgulloso y que
de reflejarme en un espejo, estaría orgulloso de observar.
Pasé
terribles y dolorosas pruebas, innumerables sufrimientos y dolores indescriptibles, todo
para recuperar mi alma, todo para llegar a ser un hombre mejor, una persona.
La hazaña
resultó complicada pero........mereció la pena, un demonio puso en mí mi alma, mi
añorada alma que tantos graves errores me habría evitado cometer, que tantos malos
momentos me habría evitado pasar, que tantas verdades me habría hecho ver.
Regresé de
nuevo a Sunnydale, muchos fueron los fantasmas que se colaron en mi cabeza, muchos fueron
los recuerdos que atormentaron mi recuperada alma, muchos fueron los miedos que
atormentaron mi corazón, pero allí estaba de nuevo afrontando los errores del pasado,
unos errores que me han seguido cada momento, cada segundo de mi vida.
Al
principio la locura se apoderó de mí, no sabía bien lo que hacía, lo que sentía, lo
que quería. No sabía dónde estaba, cómo estaba, si era feliz, si me arrepentía de lo
que había hecho....., estaba perdido, desorientado, sumido en la oscuridad de mis propios
fantasmas y...., de otros ajenos.
Un día la
vi, ella me miraba asustada, creía reconocerme pero no era así, ella ya no me conocía,
yo ya era otro, no era el viejo Spike, nunca más lo volvería a ser, lo había hecho por
ella, lo había hecho sobre todo por mí, por ser fiel a mis sentimientos, por ser fiel a
mi conciencia que ahora vagaba libremente por mi mente y que había sido liberada de tanta
carga y de tanto poder. Ahora era ella, mi mente la que me martirizaba con los horrores
cometidos en mi pasada vida, en mi larga trayectoria como vampiro. Ahora era hora de
cumplir mi pena, de intentar redimir cada uno de mis errores, de intentar vivir conmigo
mismo, con un asesino, con un antiguo monstruo porque nunca jamás lo volvería a ser,
antes preferiría perder la vida y no volver a recuperarla porque en esos momentos y de
ahí en adelante lo importante era yo, ya no estaba debajo de nadie, ya no cumplía mi
condena por nadie, mis pecados serían redimidos porque............ seré un hombre mejor,
por mí, por ella.....
Buffy me
miraba atentamente, asustada, confundida, pensativa, no sabía qué creer, no sabía qué
sentir y qué pensar, sólo me miraba, me sentía, me observaba.
Nuestra
relación avanzó poco a poco, pronto conoció la existencia de mi alma y todos los
fantasmas que me atormentaban, pronto comprendió por qué había vuelto, por qué había
recuperado mi alma, por qué me sentía loco y desbordado, por qué la amaba tanto.
Todo al
final de esta vida que está a punto de terminar ha pasado por un motivo. He conocido lo
mejor y lo peor de la vida, la he intentado vivir intensamente y disfrutar cada momento
como si fuera el último. He hecho cosas muy malas durante mi existencia, cosas buenas
también pero lo mejor que he hecho ha sido AMAR, no por amar a la Cazadora sino porque
aunque mi cuerpo estaba muerto, aunque mi corazón no latía y mi alma no existía, he
sido capaz de amar en toda su grandeza, he sido capaz de diferenciar lo bueno de lo malo,
he sido capaz de cambiar y de convertirme en un hombre mejor para todos pero, sobre todo
para mí. Todo esto he sido capaz de hacerlo siendo un monstruo así que......la vida
tiene esperanza, si un ser irracional como lo era yo fue capaz de amar......, el camino no
es tan oscuro como parecía en un principio.
En estos
momentos en que la vida me está abandonando y que tengo a la Cazadora frente a mí
llorando, con el AMOR reflejado en sus ojos, con el dolor reflejado en su rostro sé que
hice lo que debía, sé que ella me ha perdonado lo que le hice, sé que allá donde vaya
seré perdonado por mis pecados porque........, yo mismo me perdoné ya.
Ahora que
la vida me abandona poco a poco me siento orgulloso de lo que estoy haciendo, el mundo es
demasiado hermoso para que caiga bajo el yugo del mal, el mundo es demasiado hermoso para
que perezca sin ser mostrado a tanta gente que falta por existir, por nacer, por sentir,
demasiado hermoso por tanto amor como hay en él. Sí, estoy orgulloso de morir para
salvar algo tan bello como esto, algo tan bello como el amor o un amanecer, amaneceres que
ahora recuerdo de mi anterior vida cuando el sol me pegaba en mi rostro dándome calor,
proporcionándome alegría y bienestar.
Ahora que
ella me ha dicho que me ama..........se me entristece el corazón ligeramente porque
aunque sé que lo hace, no lo hace con la intensidad con la que me gustaría ser amado,
sé que si ahora no moriría ella llegaría amarme como lo hago yo pero........, es
demasiado tarde para mí, debo hacer esto para que la vida siga adelante, siga creciendo y
sintiendo.
Ahora que
la vida me abandona y la llama del amor nace entre nuestras manos debo alejarme de lo que
más amo, no sólo de la Cazadora, mi Cazadora, sino de la vida que es lo más hermoso y
el tesoro más grande que jamás ha existido. Al menos me voy con la conciencia por fin
tranquila, ayudé a terminar con el MAL, ayudé a que la vida continuara...
Te amo
Cazadora, te amo pero.............adiós.