Doyle: (por Angel) A él le apetece ser un héroe. Desaparecer en la oscuridad con su largo abrigo ondeando detrás de él de una forma misteriosa y atractiva...
Cordelia: ¿Te dejo solo? Puedo irme a otro sitio si quieres.
Doyle: No, no te preocupes.
Doyle (tras una visión) Lápiz, papel. Un whisky de malta.
Doyle: (viendo salir a Angel a cámara lenta con el abrigo ondeando a la espalda) Puede que me guste un poco.
Angel: La asusté.
Doyle: Creo que ella ya tenía bastante miedo.
Angel: ¿Es que intimido? ¿Desconcierto a la gente?
Cordelia: Para ser un vampiro eres bastante blando. Tal vez deberías pensar en... poner color a tu vestimenta.
Melissa: Tranquiliza teneros en el caso. Angel se ha enfrentado a otros casos como este.
Doyle: Docenas. ¡Cientos! Docenas de cientos.
Melissa: ¿Ocurre tan a menudo?
Doyle: ¿Exactamente como el tuyo? No tan a menudo. Pero proteger a chicas como tu... Si ha habido... cuatro. Y tres todavía siguen vivas.
Doyle: No te preocupes. Cuando Angel termine con este caso, te garantizo que querrás volver a tirarte de un puente.
Cordelia: ¿Qué es el acoso hoy en día? ¿El tercer deporte más popular entre los hombres?
Angel: El cuarto, después del mus.
Cordelia: No lo entiendo. Ese tío tiene mucho que perder. ¿Qué tendrá ella para haberle obsesionado así?
Angel: Nada. No es por Melissa, es por rabia. Esta demasiado perturbado para tener una relación y no lo soporta. Se inventa una fantasía sobre alguien que apenas conoce. Pero al final hasta ella la falla y tiene que hacerle daño porque cuando la mira solo ve lo inútil que es, lo perjudicado que...
Cordelia: ¡Oh, debiste ser un novio muy divertido en tus peores tiempos de vampiro! Por otra parte, eso te ayuda a entender a todos los psicópatas.
Melissa: Ya no voy a llorar más. O eso espero. Estoy cansada de tener miedo.
Angel: No debes tener miedo
Melissa: ¿Es que me encerráis por diversión?
Angel: Has vivido un infierno estos meses y sigues aquí, mientras que él está desquiciado porque no puede controlarte. Él es débil, tu eres fuerte.
Cordelia: Chico, este trabajo... Y no me malinterpretes, me alegro de tenerlo, es instructivo y todo eso. Pero a veces...
Cordelia: ¿Qué la has echado en el té?
Doyle: Whisky como para tumbar a mi tía Trudy. Y era una mujer obesa.
Cordelia: ¿Ah, y que sentido tiene?
Doyle: Pues sabe bien y te relaja.
Cordelia: No, me estoy refiriendo a salir con alguien.
Doyle: Bueno, la gente necesita gente. Y la gente que necesita gente, es la gente más feliz.
Cordelia: O te gustan y tu no les gustas. O no les aguantas, lo cual solo te garantiza que te darán la lata el resto de tus días.
Doyle: Odio a los tipos así, son... Si. Voy a comprobar el...
Cordelia: Es tan injusto. Esa pobre chica pilla a un médico. Eso debería ser algo bueno. Debería poder llamar a casa y decir mamá, he conocido a un médico. Y no he conocido a un psicópata que me está acosando y que, ¡ah, por cierto!, sus manos y sus pies se separan de su cuerpo, y ni siquiera trabaja en el circo.
Doyle: Bueno, no todas las relaciones acaban siendo un desastre.
Melissa: Creo... Creo que te has defraudado. Hace mucho tiempo que renunciaste a ser amado y ahora no eres más que un loco que disfruta matando.
Ronald Meltzer: Oh, ¡no me vengas con historias!
Melissa: Creo que sabes que jamás te habría tocado, para despertarme al lado de... los pedazos de lo que seas.
Ronald Meltzer: ¡Cállate!
Melissa: Te has convertido en un monstruo. Un monstruo vil y repugnante, y estoy harta de tenerte miedo. ¡Despedázame!¡Asesíname! No cambiará lo que eres. Angel tenia razón, eres débil.
Ronald Meltzer: ¿Qué soy débil? ¿Y como explicas que lo matara?
Angel: (entrando) Se equivoca.
Ronald Meltzer: ¡No puede estar vivo! ¡No es humano!
Melissa: Quien fue a hablar.
Cordelia: Consigues salvar a las damiselas y ganar dinero ¿A que éste es un país fantástico!
Doyle: Creo que debemos de ir directamente al banco a ingresar esta maravilla.
Angel: Id vosotros. Creo que me quedaré aquí para no estallar en llamas.