Indefensa

 

Angel y Buffy entrenan. Buffy no tiene problemas en vencerle. Después Angel la pregunta si la verá el fin de semana, por su cumpleaños. Buffy le dice que tiene una cita: es mayor, muy apuesto, le gusta que le llamen papi... Su padre, que como todos los años la llevará a ver un espectáculo de patinaje sobre hielo.

Giles da a Buffy una clase sobre las propiedades de las piedras. La pide que se concentre en una grande y azul.

Más tarde, durante su patrulla, Buffy pierde las fuerzas en plena pelea con un vampiro. Este aprovecha para volver contra ella su propia estaca. Apenas puede detenerlo, pero consigue salir airosa.

Al día siguiente, muy preocupada y asustada, Buffy muestra a Giles que ha perdido su puntería y le cuenta su enfrentamiento de la noche anterior. Pero Giles no le da importancia. Quizás esté incubando una gripe, solo tiene que relajarse y se pasará.

Siguiendo su consejo, Buffy cuenta a los chicos sus planes con su padre por su cumpleaños. Puede que sea una bobada de crías, pero a ella le encanta. A Willow también le gusta, Oz lo apoya y Xander no entiende que tiene de malo la tarta y las velitas. Buffy sencillamente no quiere seguir con su tradición particular de fiestas en su honor (entran monstruos, matan gente). Will cree que los 18 deberían ser la excepción, son importantes, pero no la convencen.

Más tarde, en su casa, descubre que su padre le ha enviado las entradas del espectáculo con una disculpa por no poder acompañarla. Su madre se ofrece, pero la dice que no hace falta.

En el viejo Motel abandonado, mientras, 3 hombres están terminando con los últimos preparativos para...

Giles, en la biblioteca, insiste a Buffy para que se concentre en el cristal base (el grande y azul) mientras ella le habla de lo fantásticos que, contra lo que pueda parecer, son los espectáculos sobre hielo. Quiere que la acompañe y se lo hace ver sutilmente, diciéndole que es algo que generalmente se hace en familia y si estuviera libre debería llevar a su hija, a su alumna o a su... discípula. Pero Giles no la presta atención y Buffy se concentra en la piedra. Queda instantáneamente en trance. Giles saca entonces una jeringuilla y la inyecta algo. Después la despierta y sugiere que lo dejen ya. A Buffy le parece bien.

Will le cuenta a Buffy que no es capaz de devolver aun a Amy a su forma humana, pero la buena noticia es que parece feliz como rata y a ella le gusta como mascota (?). Entonces ven a un chico acosando a Cordelia por dejarle en ridículo frente a sus amigos y no acudir a su cita en El Bronze. Cordy no se amilana: la culpa ha sido suya. Nadie con un mínimo sentido común la haría caso ahora cuando flirtea. Está despechada. Buffy intenta ayudarla, pero descubre horrorizada que ha perdido toda su fuerza y el matón la tira al suelo. Cordelia entonces es quien la defiende.

Buffy le cuenta todo a Giles, que la asegura investigará que ha podido provocar esas anomalías.

Giles habla con el hombre más mayor en el motel, que está satisfecho con el desarrollo de los acontecimientos. Giles no. A él no le parece un rito de madurez, sino un “arcaico ejercicio de crueldad”, el encerrarla en una “tumba” débil, indefensa, y soltarla “eso”. El hombre le asegura que cuando termine será más fuerte que nunca, pero Giles no deja de notar que también puede terminar muerta. El hombre no lo cree. Si es la mitad de lo que les ha dicho, no tendrá problemas. Giles se va. Salen gritos de la gran caja que domina la estancia. Dentro hay un vampiro atado con hierros y una camisa de fuerza. Le dan sus píldoras para tranquilizarle.

Los chicos tratan de ayudar a Buffy a localizar algún hechizo que haya podido quitarla sus poderes. Tratando de convencerse a si misma, le asegura a Will que si no les recupera, podrá superarlo, pero en cuanto ve a Giles se lanza sobre él para ver si ha conseguido averiguar algo.

Los 2 jóvenes del motel hacen el cambio de guardia. Hobson se va a dormir al otro cuarto. El vampiro grita para que le den sus píldoras y Blair va a por agua para que las trague. El vampiro aprovecha que ha dejado la puerta de la caja abierta para romper una de las mangas de su camisa de fuerza. Blair vuelve con el agua y trata de dársela a distancia, como suelen hacer, pero el vampiro le engaña y Blair se acerca para que pueda beber. Con la mano libre le captura. No tiene escapatoria.

Angel regala a Buffy un libro de poemas “Sonnets from the Portuguese”, escrito por Elizabeth Barrett Browning a su marido, Robert Browning. La ha escrito una sencilla y directa dedicatoria: “Siempre”. Ella se lo agradece, pero él la nota poco entusiasmada. Parecía más contenta cuando el año anterior recibió un brazo arrancado en un caja. Buffy le dice que la asusta haber perdido sus poderes. Angel la anima diciéndola que está seguro que podría volver a vivir sin ellos. Ella insiste, “y si no puedo”, sabe demasiado, podría sentirse tan asustada que no se atreviera a salir o vivir recordando sus “días de gloria”. Además, tampoco ahora le gusta mucho la persona que era antes de ser Cazadora. Insinúa que “Cordelia” es una filósofa comparada a como era ella antes. Si no es Cazavampiros ¿qué tiene que ofrecer? ¿Seguiría gustándole? Angel entonces la confiesa que la vio antes de que se convirtiera en Cazadora. La dice que la vio bajando los escalones del patio de su instituto, y se enamoró. Buffy no entiende porqué. El la dice que vio su corazón, porque ella dejaba que todos lo vieran, y tuvo miedo de que se lo rompiera o hirieran y quiso protegerlo. Se abrazan.

El vampiro, aun solo con un brazo suelto, se relame. En ese momento despierta Blair, convertido en vampiro y le suelta. Se toma sus pastillas y decide que va a jugarse ahora su juego. Pero antes se comerán a Hobson.

Giles llega al motel y llama a Quentin. Nadie responde. Descubre la caja vacía y el cuerpo de Hobson y huye al comprender lo ocurrido.

Buffy, caminando sola y de noche, hace oídos sordos a 2 hombres y se regaña por no haber aceptado que Angel la acompañara a casa. Otro hombre le sale al paso. Pero no es un hombre, es el vampiro. Buffy consigue huir pero pierde su cazadora roja para zafarse de él. Llega hasta la carretera y trata de que algún coche pare. Pero pasan de largo. Por suerte, llega Giles y escapa en su coche.

En la biblioteca, Buffy le pide que averigüe que la pasa porque está totalmente indefensa. Giles saca entonces la caja con la hipodérmica y el frasco. La explica que es un compuesto orgánico de relajantes musculares e inhibidores de la adrenalina. El efecto se le pasará en unos días. La explica que se trata de un examen, pero el vampiro al que se tenia que enfrentar, Zackary Kralik, ha escapado. Kralik ya era peligroso como humano. Torturó y asesinó a una docena de mujeres hasta que fue encerrado en un psiquiátrico, donde le convirtieron en vampiro. Buffy no puede entender que la haya hecho algo así y no le haya dicho nada. Giles trata de explicarla que aunque quería hacerlo, no podía, su misión era clara. Administrarla las inyecciones y conducirla al viejo motel de Prescott Lane, pero volverá a ganarse su confianza. Sin embargo, Buffy no quiere ni que la toque. Cordelia entra en ese momento en la biblioteca. Sus caras le hacen temer lo peor: el fin del mundo. Buffy la pide que la lleve a su casa y Cordy no pregunta más. Por supuesto que la lleva.

Joyce oye algo en el porche y sale a ver que es. Ve un bulto en el suelo. Reconoce la cazadora de su hija, pero cuando se agacha a ayudarla, descubre que es Kralik.

Buffy entra por la puerta de atrás de su casa, por la cocina. Tira las flores de su padre, que aun están allí, a la basura. Descubre la puerta principal abierta, con una polaroid de su madre y Kralik y un escueto “Ven” en ella. Buffy se prepara y llena una bolsa con armas y una botellita de agua bendita que deja a mano en su bolsillo. Apenas puede con la bolsa.

Kralik le cuenta a Joyce, que está atada a una silla, sus planes y la saca fotos con una polaroid: va a convertir a Buffy en un vampiro y cuando despierte, ella será quien mate a Joyce. Tiene debilidad por las madres. Mató a la suya. También fotografía su vaso de agua y sus pastillas.

Buffy deja una estaca en la puerta del motel para que no se cierre. Lleva la ballesta preparada. Blair quita la estaca y les encierra dentro.

Giles recibe la visita de Quentin en la biblioteca, que sabe que la criatura ha matado a Hobson y convertido a Blair. No parece importarle, el examen sigue adelante. Giles se revela: le importan un pito las ordenes del Consejo. Pero Quentin le informa que Buffy ya ha entrado en el “terreno de juego”. Ya ha empezado. Giles va a ayudarla. Se trata de su vida.

Buffy intenta disparar a Blair. Falla, pero consigue tirarle encima una librería y golpearlo. Es el turno de Kralik que la provoca y habla como si ella fuese Caperucita Roja. Buffy saca una cruz, pero lejos de detenerle, parece gustarle el dolor que le causa, así que huye. No parece que él se moleste en seguirla pero la coge en las escaleras, donde la derriba, causándola una brecha en la frente. Aun así, consigue llegar a una habitación empapelada con fotos de su madre, donde se ve algo del lugar en que la tiene. Kralik la atrapa pero cuando la va a morder sufre uno de sus dolores y, reteniéndola contra la pared, saca sus pastillas. Buffy se las quita y se lanza de cabeza por el tubo de la lavandería, donde está su madre atada. Kralik la sigue por las escaleras. Buffy trata de soltar a su madre, pero no tiene con que, y no tiene fuerza suficiente. Kralik rompe la puerta y la quita las pastillas, y con el vaso que tenia preparado se las toma, antes de volverse contra Buffy. En ese momento nota algo raro. Buffy saca de su bolsillo el frasco vacio de agua bendita. Ha ganado. Buffy vuelve a intentar soltar a su madre, que no entiende que la pasa. Aparece entonces Blair, pero detrás Giles, que acaba con el vampiro. No se dicen nada.

Quentin felicita a Buffy. Ella le sugiere que se vaya antes de que recupere sus fuerzas. Giles también. Pero antes Quentin les informa que, si bien Buffy ha aprobado, él no, por lo que ha sido relevado como vigilante. “Su afecto por la chica le hace ser incapaz de juzgarla fría e imparcialmente” Siente un amor paternal por ella y eso no les es útil. Cree que lo mejor seria que no volviera a tener contacto con ella, pero él le asegura que no se va a ir, así que Quentin le advierte que si hace algo para poner en peligro la autoridad del nuevo vigilante será castigado. Cuando Quentin se va, Buffy permite a Giles que la cure las heridas.

Willow no puede creer que Giles haya sido despedido. Buffy le recuerda que sigue siendo el bibliotecario del instituto, así que no se irá a ningún lado. Ella, por su parte, ha seguido con su tradición de cumpleaños de tristeza, peleas y terror. Buffy aun no ha recuperado sus fuerzas y no puede abrir un bote, así que Xander se ofrece a ayudarla. Buffy le acusa de disfrutar con ello y él quiere que admita que, a veces, es bueno tener un hombre fuerte en casa. El bote se le resiste, así que pide a Wil que le eche una mano.

 

 

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