PRIMERA PARTE
¿Sabré
describir enteramente su impactante belleza?
¿Cómo
pueden siquiera las palabras escritas plasmar toda la belleza gótica que aquella mujer
sentada delante de mi, aquella noche, en aquel bar de una esquina cualquiera de Buenos
Aires, ostentaba naturalmente?
Imposible.
La palabra escrita tiene un límite
Yo podría decirles que era alta, que era
delgada, que sus ojos eran grandes y profundamente negros, de un azabache envidiable
que su piel era blanca, como la de una estatua de mármol o de porcelana fina
que su
cabellos le caían, sedosos, por sobre un traje igual de negro como sus ojos
Si,
podría decirles todo eso, pero igualmente no podría describirles jamás enteramente la
exuberante belleza que aquella mujer emanaba
belleza gótica, oscura y sobrenatural.
Dije
sobrenatural. No ando errado
ya que se trataba de una autentica y genuina vampiresa.
Creo
que el lector no se sorprenderá de saber que los vampiros realmente existen. Pero si creo
que podría llegar a asombrarse de lo distintos que son a los que el cine y la literatura
común nos presenta.
Al
menos, Drusilla era diferente en muchos aspectos.
Mientras
mis ojos y los suyos se encuentran en una larga y desesperada fracción de segundo, en el
mas completo silencio, me doy cuenta de que aquella mujer ha visto cosas que yo siquiera
jamás podré soñar. La sangre maldita que corre por sus venas, la misma que la vuelve
inmortal, la hace resaltar por sobre la poca gente que hay en el bar a aquellas altas
horas de la noche.
Nadie
esta exento a su belleza. Los hombres se vuelven y la miran cuando pasan (me di cuenta de
esto al acercársenos un mozo preparado para recibir nuestros pedidos de consumición.
Apenas un vaso con agua para mi y nada para ella
) e incluso, las mujeres parecen
admirarla y reconocer una singular hermosura en su semblante.
-Estas
muy callada esta noche, Dru- le dije, para romper el clima casi mágico e hipnótico de su
mirada
misma mirada que hacia tiempo atrás se fijo en mis propios ojos cuando ella
casi acaba con mi vida.
-Mmmmhhh
-suspiró, esbozando una sonrisa enigmática, sin llegar a mostrarme aquella hilera de
dientes perfectos e igual de blancos como la piel de su rostro. Una sonrisa que todavía
me producía un cosquilleo en la parte mas profunda de mí ser.
-Bueno
¿Consideraste mi propuesta, no?
-No
estaría aquí si no fuera así.
-¡Vaya!
dije y sonreí de la emoción Entonces
¿Eso significa que
?
¿Vas a contarme todo?
-Todo
-otra vez un suspiro de su parte. Sus grandes ojos bailaron por un momento hacia el techo
del local. En sus labios, la sonrisa seguía petrificada.
Era
una autentica estatua de porcelana
-Francamente
hablando, querido
¿De verdad quieres oírlo todo? ¿De verdad te interesaría saber
todo eso?
-Si.
De verdad, me interesaría- le dije. Y era cierto, me interesaba el 100 por 100.
-Vienes
pidiéndome esto desde que nos conocimos
¿Te acuerdas?
-¿Cómo
voy a olvidarlo? Supongo que no todos los días le perdonas la vida a un mísero mortal
para ser tu amigo, ¿no?
La
manera en la que había pronunciado aquellas palabras la llenaron de gozo. Rió y fue una
genuina carcajada de loca
Cualquiera a estas alturas la habría mirado con
aprensión, mas no yo.
Estaba
acostumbrado a cosas como esta y es mas
me fascinaban.
-¿Por
qué a ustedes los escritores les encanta meter sus narices en todo?- preguntó,
acomodándose en su asiento de manera tal que quedo mas cerca mío y pude oler ese
perfume
el perfume de su cuerpo
un cuerpo que tenia tanto de vivo como los que
yacían en los cementerios.
Perdón.
Creo que eso fue una exageración. Dru estaba viva, pero como vampiro, su cuerpo no
funcionaba ya del todo como el de un ser humano cualquiera. En parte, estaba muerto
No me pidan que les explique como funcionaba esta magia oscura, puesto que apenas la
entiendo yo mismo.
-Supongo
que es el hecho de saber
de conocer
y de vender una buena historia con la que
las editoriales puedan pagarnos para poder subsistir. Algunos todavía estamos vivos,
amiga.
Más
risas de su parte. Hubo algunos murmullos de la poca gente que nos rodeaban. Algunas
cabezas se volvieron de reojo para mirarnos.
-Pero
la verdad es
que ansío conocer tu historia. Tu vida
es un completo misterio
para mí. Entraste en mi vida hace tiempo y casi me la quitas
decides no hacerlo y
digamos que todo eso me intriga. Todo en ti me intriga, Dru
-Cuantas
palabras bonitas- susurró- Si todo eso es para convencerme, lo has hecho.
Sonreí
para mis adentros. Estaba realmente ansioso por escucharlo todo. Tenia conmigo una
mochila, en donde había traído un par de cosas y entre ellas, un pequeño grabador, con
suficientes cintas para poder registrar la charla. Creo que en ese momento lo saque del
bolso y lo coloqué delante de ella, en silencio.
-Entrevista
con el vampiro- dijo.
-En
este caso, con la vampiro.
-Espero
no aburrirte con lo que voy a contarte.
-Sabes
que NADA acerca de ti me aburre.
-¿Y
por donde empiezo?
-Creo
que te sentirías mas cómoda relajándote y dejando que tu memoria te lleve al primer
lugar que recuerdas de tu existencia como mortal.
-Mmmmmhhh
¿No crees que a tus lectores les gustaría saber primero como nos conocimos? ¿Cómo es
que la dama de la noche le perdono la vida a un miserable mortal, para usar
tus palabras?
Fruncí
levemente el entrecejo. Era verdad
No
es que haya mucho que contar de la primera vez que Drusilla entro en mi vida. Nos
conocimos una noche, en la que yo andaba perdido, deambulando por los callejones oscuros,
con mis cosas a cuestas, mis problemas y mi afán de encontrar historias mezcladas con lo
sobrenatural en la gran ciudad.
Ella
apareció ante mi, alta y esbelta, bella como una estatua antigua. Luego, su rostro
cambio
sus ojos negros se tornaron amarillentos, casi felinos
su frente se
volvió abultada y un par de filosisimos colmillos emergió en su boca.
Con
un rugido animal se abalanzó sobre mí y a punto estuvo de acabar con mi vida. Yo no
atine a hacer nada dado que todavía estaba impactado por dos cosas
La primera era
la hermosura gótica de su aspecto humano y la segunda, la fascinación visceral que
ejercía en mí el hecho de estar frente a frente a un verdadero vampiro.
Ella
se debió de dar cuenta de esto, pero no sé muy bien todavía (no me lo ha querido decir)
mi vida no termino aquella noche. Dru se detuvo a centímetros de perforar la piel suave
de mi cuello para alimentarse y me miró.
Por
un largo, largo segundo (que a mi me pareció eternidad) ambos nos miramos
Su
rostro demoníaco se relajó y la cara humana volvió a ocupar su sitio. Seguimos
mirándonos por otro largo rato, sin decirnos nada
-¿Es
que no vas a luchar?- me preguntó, al fin.
-Dios
santo
Eres
Eres
Hermosa- creo que fue lo primero que dije.
Su
cara de porcelana se quedo inexpresiva. Luego, se rió
se rió con una de sus
clásicas carcajadas de loca, ya que en síntesis, así era como ella estaba.
Completamente
loca.
Sin
embargo, no me mató. Se separo de mí y me ayudo a ponerme de pie. Desde ese momento, se
convirtió en mi amiga.
El
lector sepa disculpar. Estoy seguro de que ustedes saben en parte que dicen que los
vampiros son depredadores. Ahora yo lo sé, claro
Los vampiros son demonios,
depredadores
matan no solo por hambre, sino por placer, porque les gusta.
Pero
Dru no lo hizo. Por alguna razón, no me mató.
De
ahí en adelante, serian varias las noches en las que nos veríamos. Noches en las que
compartimos muchas cosas, excepto la historia de su vida, que era el motivo que nos
llevaba al presente
Muchas
veces le rogué que me dijera cosas de ella, que me contara mas acerca de su génesis de
vampiro y de todos los años que paso siendo un demonio dedicado a la perversión, a la
oscuridad.
Estaba
(estoy) fascinado con ella. Es el tipo de fascinación que todos solemos tener hacia lo
grotesco, hacia lo gótico y lo oscuro. Aquello que más nos asquea
aquello que más
aborrecemos
en lo profundo de nuestras almas, es lo que MAS DESEAMOS.
Volviendo
al momento presente, le dije a Drusilla que sin duda, en el libro que planeaba hacer de
sus anécdotas, seguro que les contaría a mis lectores como nos conocimos, así que lo
único que me quedaba era escuchar su relato y sumergirme en el oscuro mundo de los
vampiros, solamente de la UNICA forma en la que podía hacerlo.
A
través de ella
-No
sé, no sé- canturreo, haciéndose la misteriosa- Sinceramente, Federico, creo que te
estas metiendo en algo muuuuuuy grande. Dime
¿Estarías dispuesto a todo por
escucharme?
-Dru
Por ti estoy dispuesto a tantas cosas- dije, sintiendo que si la charla y su tono seguía
siendo tan meloso y sensual, terminaría arrojándome a sus brazos listo para que me
hiciera suyo, de la forma en que ella quisiera.
-¿Y
si te dijera que la cosa no tiene el mas mínimo sentido?
-¿La
vida tiene sentido, acaso?
-Vaya
Eso sonó duro. Pensé que eras católico. ¿Qué acaso ustedes no viven siempre con la
esperanza bajo el brazo?
-No
exactamente, pero te recuerdo que no soy católico
no del todo
Para empezar,
un buen católico no estaría hablando con una vampiresa de unos cuantos cientos de años
de existencia.
-No
tengo tantos- confeso, conteniendo una nueva risa de su parte- Conozco a otros vampiros
que son mas viejos que yo
Mis creadores, por ejemplo
Darla, Ángelus
-
hizo una pausa- Mi Ángelus
mi amado Ángelus
-Creo
que me contaste algo de ellos hace tiempo, pero no todo como yo quisiera saber. ¿Por qué
no empiezas con ellos?
Sonrió
(en realidad, creo que nunca dejo de hacerlo) y permaneció en silencio un segundo.
-¿Cómo
era tu vida antes de ser lo que eres?- pregunte, prendiendo el grabador.
-Normal.
Sencillamente normal
y aburrida- suspiró, reclinándose en su asiento y echando una
mirada al exterior salpicado de estrellas y luces artificiales- Yo era la mas chica de mis
hermanas. Éramos una familia burguesa típica de la Londres del siglo 19
Nada del
otro mundo. De día, salíamos a nuestros estudios y de noche, permanecíamos en casa, con
nuestros padres. Era bien visto en aquel entonces que las jóvenes de poca edad no
tuvieran tanta permisividad para hacer cosas que hoy en día las chicas hacen con total
libertad.
-¿Te
sentías asfixiada con todo eso?
-A
veces si, a veces no- confesó- Tenia su encanto. La noche, por ejemplo
Era lindo
las noches en las que nevaba (deberías ver Londres en plena nevada, en el siglo 19)
juntarnos con mi madre, mi padre y mis hermanas al calor de una chimenea ardiente. Las
charlas eran las típicas de una sociedad conservadora y creo que te aburriría a ti y a
tus lectores si tuviera que constárselas.
Pero
todo tenia su encanto
Si supieras cuanto añoro el calor del fuego recorriendo mi
piel
la sensación de bienestar que significaba pertenecer a algo
formar parte
de algo y mas, si ese algo era una familia
-¿Eras
rica?
-Si
y no. Teníamos dinero suficiente para hacer muchas cosas que el común de la gente, pero
no éramos pomposamente millonarios. Mi padre tenía importantes negocios con comerciantes
del exterior y de vez en cuando, viajábamos a otros países, pero esto era menos
infrecuente en los últimos años de mi vida como humana.
-
En
síntesis, tu vida era normal
-Aburrida.
-¿Por
qué dices eso? Conozco a tanta gente que añoraría una vida así
-¿De
veras?
Hubo
un ligero tono de burla en esa pregunta, pero decidí no interrumpirla. No estaba
juzgándola, solamente, escuchándola.
-¿Y
cuando fue que las cosas cambiaron?
-Bueno
-
dudó- Todo empezó con las visiones
-¿Visiones?
-Visiones
pantallazos de sucesos
Creo que sabes de estas cosas.
-He
leído y he entrevistado a un síquico una vez
pero sigue
¿Dijiste que tenias
visiones? ¿Cómo fue eso?
-Al
principio, lo tomaba como algo gracioso e incluso, no le daba mucha importancia
pero
a medida que el tiempo pasó y las cosas que veía se fueron cumpliendo
-¿Eran
como premoniciones esas visiones?
-Si
Eran como avisos de cosas que iban a ocurrir luego. Aparecían en mi mente constantemente.
A veces era un accidente de una carreta, otras una catástrofe natural
Las visiones
se convirtieron en todo un tema en mi casa
Silencio.
Dru meditaba y sus grandes ojos volvieron a perderse en la ventana cerca de donde
estábamos. Por un momento, temí que su locura le impidiera continuar, pero no
siguió hablando.
-Una
vez tuve una visión de un derrumbe en una mina, donde trabajaba un importante socio de
negocios de mi padre. La visión me ataco en el momento en que estaba en mis estudios y
todo mundo me miro como si yo estuviera loca
Fue realmente desagradable.
-¿Y
que pasó?
-Lo
usual- sonrió- Nadie me creyó. Yo empecé a decirles a todos que iba a haber un
accidente en la mina del viejo cantero, pero nada
incluso, mi propia familia creyó
que desvariaba e insistieron en que debía dejarme de decir cosas como estas, o Dios iba a
castigarme
A las chicas malas las
castiga Dios, decía mi madre. Era la frase que siempre usaba en estos casos.
Bien, el hecho es que la mina se derrumbo como había dicho que sucedería, matando a dos
trabajadores y entonces, todo mundo termino temiéndome
De
chica buena pase a chica mala. La gente empezó a murmurar cosas feas sobre mí. Cada vez
que pasaba con mis hermanas por la calle, la gente se volteaba y decían: Ahí va la
bruja. De esa forma era como me decían
la bruja
-Que
horrible- comenté- Supongo que esto no te caía para nada bien.
-Lo
odiaba- dijo y por primera vez, vi la ira asomarse en sus ojos negros- Lo aborrecía.
¡Ojala pudiera haber sido una verdadera bruja para matarlos a todos!
Un
mozo se acerco a nosotros, preguntando si íbamos a querer algo más. Yo volví a pedirle
un vaso con agua mientras que Dru ni siquiera se molesto en mirarlo.
-La
bruja mala
mala, mala
la bruja mala- repetía sin cesar, en mitad de
murmullos.
-¿Y
luego que ocurrió?- inquirí, tratando de devolverla a sus recuerdos y a la normalidad.
-Mis
padres. Me tenían miedo también
mi madre me dijo
mi madre creía que estaba
maldita- hizo otra pausa- Ella creía que ver cosas era una ofensa ante Dios
que
solo él podía ver las cosas antes de que pasaran.
Mi
padre era un poco mas racional, pero estaba de acuerdo que su hija no estaba del todo
entera de la cabeza
Finalmente, después de semejante revuelo en casa,
se decidió que yo debía asumir los votos
-¿Perdón
?
-Ser
monja. Internarme en un claustro. En parte, creí yo misma que tal vez tuvieran razón.
¿Y si mis visiones no eran cosas buenas? ¿Y si no eran de Dios? Así fue que decidí en
parte yo misma que mis padres tenían razón y me metería a monja.
-Vaya.
Eso no lo sabía. Monja
-¿Alguna
vez pensaste en tomar los hábitos, Federico?
-Si.
-¿De
verdad?- sus grandes ojos mostraron una divertida fascinación- ¿Y eso por que?
-No
lo sé. Creo que quizás
la vida silenciosa en algún claustro me vendría bien.
Algunos me dijeron que yo funcionaria bien en esas cosas. Francamente hablando, lo dudo.
-El
padre Federico entra en la iglesia- dijo, riéndose- Bueno
la sotana te quedaría
bien.
-Muy
graciosa. El negro es mas tu color que el mío
Sigamos con tu relato. ¿Tomaste los
hábitos?
-No
llegue a hacerlo
Digamos que me lo impidieron.
************
Un
monasterio en Londres. El año, 1860
En el interior del gigantesco edificio gótico,
los monjes están cantando una canción religiosa, en alguna parte. Drusilla, joven, viva
y fresca entra en el lugar, caminando por los bancos vacíos de gente hacia los
confesionarios. Antes de entrar se arrodilla delante del altar con una gran cruz y se
persigna.
Luego,
se pone de pie y reanuda su marcha. Siempre en completo silencio entra en uno de aquellos
reducidos cubiculos sin percatarse que del otro lado, se estaba produciendo un feroz
forcejeo entre el cura párroco y un sujeto joven, de mirada rapaz y cabellos largos. Un
forcejeo que terminó con la muerte del sacerdote de una mordida fuerte en su cuello y con
su sangre siendo succionada por el feroz vampiro que había osado lo que ningún otro de
su raza se atrevía: entrar y alimentarse en una iglesia, un lugar sagrado.
-Bendígame
padre, por que he pecado- dijo Drusilla, bajando la vista y concentrada en si misma.
En
el confesionario, el vampiro Ángelus levanto su vista, sorprendido. El cuerpo del
sacerdote católico yacía muerto a su lado y su rostro demoníaco revirtió
inmediatamente a humano, fascinado y a la vez, divertido con lo que estaba sucediendo.
¡Aquella bella joven no se había dado cuenta de lo ocurrido y creía que hablaba con un
cura!
-Hija
mía- dijo, con una voz gruesa que trataba de disimular la burlona felicidad que aquello
le estaba produciendo.
-Han
pasado dos días desde mi última confesión
Ángelus
se acomodó en su asiento y sonrió. Estaba lleno de la sangre robada al sacerdote, pero
de todas formas, podía oler a aquella joven bella desde donde estaba
y le gustaba.
-¡Oh,
padre! ¡Tengo tanto miedo!- dijo ella, con voz temblorosa.
-El
Señor es muy misericordioso. Dime tus pecados, niña.
-Las
visiones, padre
han vuelto- Dru tragó saliva y contuvo un sollozo- Mi madre
dice
que estoy maldita. ¡Que ofendo a Dios con esto! ¡Dice que soy mala!-
exclamó, sintiendo su cara húmeda por las lagrimas- Pero no soy mala, padre. ¡Lo juro!
¡Lo juro! Trato de ser pura a su vista
N-No quiero ser una cosa mala
A
estas alturas, Ángelus estaba a punto de reírse a carcajadas, sin embargo, se contuvo y
continúo con el engaño
-El
Señor tiene planes para todas sus criaturas- le dijo- Incluso, una demoníaca niña como
tú
-¿Demoníaca?
-¡Si!
Eres un engendro de Satanás. Todos los Aves Marías del mundo no van a ayudarte. El
Señor te castigara
-¿¿Qué
puedo hacer??- la voz de Dru sonó desesperada.
-Cumplir
con su plan, niña, con su mandato
Sé malvada. Conviértete en lo que eres
En
la bruja que eres.
-¡No!
¡Quiero ser buena! Q-Quiero ser
pura.
Drusilla
lloraba. Sus manos se movían frenéticamente acariciando los pliegues de su vestido.
-Padre
le ruego
¡Ayúdeme!
-Muy
bien
Calma, calma
Diez Padrenuestros
y un acto de ayuno
¿Qué te parece?
-¿Y
eso
servirá?
Ángelus
sonrió y levantó la división que le impedía a la muchacha verlo directamente,
dejándola contemplar su grotesco rostro de vampiro burlón.
-¿Y
tú que crees?
************
Después
de oír esto, permanecí en silencio.
En
realidad, tanto Dru como yo permanecimos de igual forma. Afuera, un automóvil rompió la
quietud y la calma de aquella noche veraniega y varias personas entraban y salían del
bar, absortas en lo suyo.
-Dios
mío- dije- ¿Y ahí fue cuando te convirtió?
-No.
Fue la primera vez que me vio. Me dio tal susto de muerte que corrí y volví a mi casa,
sintiendo que la razón me abandonaba. Pero claro, no se iba a olvidar de mi así
nomás
Yo era un juguete nuevo para él
un nuevo divertimento en su vida
y además, le gustaba. No
creo que desde el primer momento en que me vio, decidió
que me haría suya.
-¿Qué
hizo Ángelus luego?
-Supongo
que se dedico a volver a su guarida, la que compartía con la vampiresa que lo había
creado, Darla. Su obsesión por mi lo llevo a atormentarme. Por días, creo que no pase
una noche en la que me asomara a la ventana de casa sin verlo. Él estaba allí, parado
entre los árboles, mirándome desde lejos
sonriendo, con su cara angelical
Dru
esbozó una sonrisa maniática. Por un momento, se me helo la sangre, pero tuve a bien
sobreponerme.
-Y
allí estaba día tras día
después de la puesta del sol. O cuando salía con mis
hermanas
En cada vuelta de esquina, lo veía
me observaba
me
espiaba
me seguía
Era aterrador.
-¿No
había nada que pudieras hacer? ¿Les dijiste a tus padres acerca de él?
-No
me creyeron. Pensaron que era otra de mis visiones o esas cosas
Creo que estaban
convencidos a esa altura de que yo estaba loca. Al final, todo fue en vano
Ángelus
tenía planes para mí. Mató a toda mi familia
pero lo hizo uno por uno, de forma
en que me atormentara
primero, asesino a mis hermanas, después, a mi madre y por
ultimo, a mi padre
-Dios
mío.
-
Fue
entonces que me quede sola
totalmente sola. Yo no conocía la soledad, hasta que me
arrebató todo lo que tenia.
-¿Y
después te hizo un vampiro?
-Esa
fue la culminación de todo. Creo que lo tenia todo calculado de antemano, aunque mi
Ángelus nunca fue de calcular las cosas- sonrió- Digamos que él solamente actuaba por
puro instinto
como un animal
- otra vez hizo una pausa- Me tomó el
ultimo día que fui a la iglesia, decidida a convertirme en monja. Irónico, ¿no?
Me
quede callado. Meditaba sobre lo que había oído.
Fue
en ese momento en que mi grabador provoco un chasquido audible que indicaba que la cinta
de aquel lado del casette se había terminado y que la entrevista debería
esperar a que le diera una vuelta para seguir grabándola