Un amor más allá de la muerte:

 

 

Título: Un amor más allá de la muerte

Autora: Ana (Spikeadict)

Spoilers: Temporadas  6 y 7 de Buffy y también de la serie Angel (si bien en esta los sucesos, y en especial el personaje de Gwen, se han adaptado bastante para adecuarlo a la historia).

Tema: La acción se sitúa después de la 7ª Temporada de Buffy y de la 4ª de Angel en LA. El Apocalipsis terminó hace tiempo, es hora de volver a vivir, para todos. Contiene un final alternativo.

Aclaración: Los personajes sobre los que aquí escribo pertenecen a Joss Whedon, la historia es íntegramente mía. La historia akí relatada no corresponde con la trama de la serie Angel, los personajes son los mismos pero se ha hecho uso de ellos con total libertad

 

Espero que os guste mi tercer fanfic.

 


 

     Capítulo I  

 

 

Varios meses habían pasado desde el final de la batalla, desde la gran masacre.

En la mente de todos seguían grabadas como a fuego las últimas imágenes de la gran matanza que se había librado en Sunnydale haciendo que el Hellmouth se cerrase ya para siempre.

Cada noche todos los que sobrevivieron a esa noche fatídica comentaban la batalla y recordaban a los caídos en un tierno y emotivo homenaje.

Las filas de los Scoobies habían sido mermadas en varios de sus miembros, Anya y Spike habían perdido la vida luchando valerosamente para salvar el mundo y a las personas que amaban. Además de ellos dos, muchas potenciales segaron sus vidas a una edad demasiado temprana pero el terrible final que el destino les había deparado no fue en vano, el mundo sobrevivió al Apocalipsis.

Un gran vacío habían dejado en los chicos que cada noche lloraban su ausencia recordándoles con cariño y dolor pero dándoles gracias por su sacrificio en pos de un mundo mejor y libre.

 

Buffy y Xander eran con mucho los que más sentían la pérdida de sus dos compañeros, su vida ahora era muy diferente para ellos, les había quedado un vacío imposible de llenar, por lo menos por el momento. Tener demasiado tiempo libre y pocas ocupaciones hacía que la cabeza de los chicos dieran vueltas y más vueltas a lo que ocurrió aquel fatídico día.

 

Willow y Kennedy habían dejado casa Summers para irse a vivir juntas. Su deseo de compartir una vida normal solas se había convertido en un reto para las dos chicas que miraban al futuro con esperanza. Deseaban darse una oportunidad ahora que las cosas en Sunnydale se habían calmado. Tras una época de adaptación todo había ido sobre ruedas. Las chicas disfrutaban de su independencia cerca de sus amigos y compañeros. Willow había dejado apartado a un segundo plano la magia, había logrado llegar al cenit de su poder y en estos momentos su prioridad era afrontar esa vida junto a su amada, ese era su mayor reto.

 

Dawn y Giles habían marchado a Inglaterra por una temporada. Buffy había estado de acuerdo en que su hermana se alejara de tanto olor a muerte y sufrimiento. Allí podría cambiar de aires y conocer gente nueva siempre bajo la supervisión de su gran maestro Giles. La pequeña Summers se había convertido en toda una mujer sin que Buffy se diera cuenta, la batalla la había afectado mucho, en ella había perdido a un gran amigo, a Spike. Aunque en los últimos tiempos no habían sido los mejores amigos del mundo en su corazón aun se encontraban lo buenos momentos pasados junto al vampiro, el amor que había sentido hacia él y todo el cariño y la protección que él le había brindado. Desde que consiguió su alma ella poco a poco volvió a confiar en él pero ahora......., él no estaba, los había dejado a todos con un gran vacío.

 

Andrew había dejado el pueblo. Las terribles secuelas psicológicas del día en que Anya murió en sus brazos lo atormentaban cada noche haciéndole volverse más loco por momentos. Su estado había preocupado mucho a sus compañeros durante un tiempo, demasiado tiempo con pesadillas, pastillas y cambios de humor muy bruscos no habían hecho más que alertar a los demás sobre su estado de ánimo. Finalmente y a regañadientes dejó el pueblo y los compañeros que lo habían acogido tan bien el último   año (no sin tener cierto recelo al principio, como era normal). Viajó a algún pueblo situado en un país del sur de Europa intentando huir de los fantasmas que lo atormentaban e intentando liberar su mente para curarse cuanto antes y poder así regresar con ellos de nuevo. La esperanza de volver a verlos de nuevo algún día era lo único que le ayudaba a seguir adelante. El recuerdo de Anya moribunda, mirándolo con los ojos perdidos, inmersos en la locura de la muerte le perseguiría hasta el fin de sus días.

 

Faith y Wood se habían dado una oportunidad aunque la verdad es que ella no estaba muy convencida de ello. Se habían trasladado a vivir a un pueblo cercano a Sunnydale pero lo suficientemente alejado como para evitar volver a ver el escenario de la batalla que tanto dolor les traía de nuevo a la mente.

 Wood sufría unas secuelas terribles de aquella noche fatídica. A causa de una herida en una pierna provocada por un Bringer había perdido la total movilidad y sensibilidad de su extremidad lo que le había obligado a usar silla de ruedas que poco a poco sustituyó por un bastón con el que se movía con dificultad. Faith sentía una especie de deuda con el Director, en muchos momentos se veía atada, atrapada bajo cuatro paredes que no estaban hechas para ella. Faith siempre había sido un ave libre, un alma errante que no descansa en un solo lugar pero...., lo ocurrido el día de la batalla, las graves heridas sufridas por Wood y la conversación que habían mantenido antes de iniciar la lucha sobre darse una oportunidad hacían que la joven se viera en cierto modo obligada a estar a su lado, al menos por un tiempo.

 

Los chicos intentaban empezar una nueva vida, se negaban a abandonar el pueblo que los había visto crecer y así dejar que el mal se saliera con la suya. Querían guiar sus propias vidas, hacerse dueños de su destino, un destino que por fin no era tan oscuro como antaño.

 

En casa Summers aun vivían Xander y Buffy en ausencia de Dawn y Giles que pronto regresarían.

Los dos chicos volvieron a su trabajo, Xander al de la carpintería que era lo que mejor sabía hacer. Buffy, bueno..., para ella fue un paso bastante más difícil, siempre había sido Cazadora, desde muy temprana edad y ahora que ya no era necesaria porque el mundo estaba lleno de chicas como ella, no sabía muy bien qué hacer. Lo único que tenía claro era que no deseaba volver a trabajar en una hamburguesería.

 

Pasó durante muchas semanas buscando algún trabajo a su medida. El tener tanto tiempo libre la estaba matando, la cabeza le daba vueltas de tanto pensar, las imágenes se agolpaban en su cabeza intentando salir y hacerle recordar una y otra vez el horror de la batalla en la que perdió una parte tan importante de su ser.

Recordaba cada momento, cada instante en que Spike y ella se habían mirado y en que la llama del amor había surgido de sus manos unidas mientras todo a su alrededor se derrumbaba intentando lapidar un amor tan fuerte como puro.

Cada noche se arrepentía de no haber estado allí junto a él y hasta el final, de no haber muerto con su gran amor, de haber sido egoísta por primera vez en su vida pero en el peor momento. Se arrepentía tanto de su comportamiento con el vampiro con alma durante toda su vida.... . Y él, sin dudarlo, había dado la vida no sólo por ella sino por todos, por la humanidad, en un acto de valor y coraje que hacía que ella se sintiera muy pequeña en muchos momentos. Sabía que ella no había estado a su altura, que no lo merecía pero ahora todo eso ya no importaba porque él ya no estaba junto a ella para hacerla reír, para hacerla sentirse viva de nuevo. Él se había marchado de su lado para siempre y ahora sólo quedaba ella para arrepentirse de su pasado con él y de lo que no fue capaz de darle. Sólo le quedaba poder disfrutar del regalo más grande que una Cazadora haya tenido, intentar por fin vivir una vida normal. Ese regalo lo recibió Buffy de Spike, un legado que ella nunca olvidaría.

 

Pasaron los meses, Buffy encontró un trabajo a su medida, parecido al que había desempeñado en el Instituto, ahora destruido.

La gente del pueblo iba llegando a Sunnydale a cuentagotas. El rumor de la destrucción del Hellmouth había hecho que la gente se animase a regresar a sus casas, a volver a empezar de cero, eso era lo único que les quedaba ya que al llegar se encontraron un lugar desolador y destrozado, un lugar que tendría que ser totalmente reconstruido de la nada para forjar un futuro lleno de esperanza. Sólo ver el estado en que había quedado todo hacía que la gente se sintiera mal por solo mirar el espectáculo tan dantesco y el olor a muerte y destrucción que tenían frente a ellos. La gente necesitaba ayuda, una ayuda que Buffy podía darles, la gente necesitaba hablar y que alguien les escuchase, pero ante todo que alguien  entendiese cómo se sentían y quién mejor que la Cazadora para eso. Buffy conocía bien el significado del miedo, el horror y la muerte, durante toda su vida había convivido con ello codo con codo, la muerte y la destrucción había formado parte de su vida como lo hacían los chicos y las revistas en la vida de las  demás chicas de su edad. Cuando las demás niñas jugaban en el patio ella se dedicaba a matar demonios y vampiros por los cementerios. Ahora ella era una mujer adulta, fría y calculadora en muchos momentos pero con un gran corazón en el fondo que en esos momentos estaba roto por el dolor y la soledad.

 

La vida en el pueblo era ahora tranquila, parecía que no se tratara del Sunnydale de antaño tan peligroso y oscuro. Las calles estaban llenas de gente por las noches, paseaban y reían como si nunca hubiese pasado nada malo allí, ellos no conocían los hechos tan terribles que tuvieron lugar en ese mismo lugar por eso eran capaces de vivir y mirar hacia delante con ilusión, sin miedos ni remordimientos.

Los seres de la oscuridad habían desaparecido como por arte de magia, los vampiros habían emigrado a otras latitudes, el pueblo ya no era un hervidero de chupasangres y de demonios, era un pueblo normal con los problemas cotidianos de una localidad pequeña.

 

Buffy estaba en su casa esperando para ir a trabajar. Al principio estaba contenta con su trabajo, le gustaba ayudar a la gente con sus problemas. Además era conocida su fama de Cazadora y la gente se sentía orgullosa de poder hablar con la Gran Cazadora de Vampiros.

Pero pasado el tiempo la joven se empezó a cansar. Las paredes de su despacho se le venían encima, parecía que las agujas del reloj iban en sentido contrario, las horas se le hacían como días, no avanzaban, no aguantaba más el hecho de estar sentada durante tanto tiempo. Toda la situación era paradójica, ella que siempre había añorado y deseado una vida normal, que simplemente anhelaba un trabajo de 8 horas y regresar a casa con la familia, estaba ya cansada de esa situación y deseaba ponerse a combatir o a convertir en polvo a unos cuantos vampiros. Habían sido demasiados los años en los que se había dedicado en cuerpo y alma a cazar como para poder olvidarlos todos de un plumazo. Echaba de menos la adrenalina que emergía de ella como un volcán después de una buena pelea. Todos estos pensamientos sobre la caza le llevó de nuevo a pensar en Spike, últimamente lo hacía con más regularidad, pensaba en el vacío tan grande que sentía su corazón y en lo que añoraba sus caricias y sus palabras. Recordó con tristeza el gesto de dolor en el rostro del vampiro cuando esa luz purificadora salía del amuleto acabando así con todos los vampiros pero..., también con él. En esos momentos un pensamiento de odio cruzó su mente al recordar el momento en que Angel le dio el maldito amuleto, ese maldito objeto que la había separado de lo más hermoso que tenía en su triste vida. Los pensamientos sobre Spike la quemaban, echaba tanto de menos a ese vampiro rubio....., no sabía si alguna vez llegaría a poder vivir sin remordimientos y sin dolor. No entendía cómo no pudo hacerle ver que su amor por él era real, que no lo decía para que se sintiera bien, que ella lo amaba con todo su corazón, con toda su alma y que nunca, jamás, se perdonaría el haberlo perdido sin luchar, jamás podría llegar a olvidarlo. Él murió pensando que para ella no era importante, murió creyendo que ella no lo amaba y eso, después de pasar ya casi un año, Buffy lo recordaba con una pena que le ensombrecía el corazón.

 

Xander por su parte estaba ya mucho más tranquilo. El tiempo había cicatrizado sus heridas e incluso había conocido a una persona especial. Él ya no temía que la persona a la que conociese fuera un demonio o un vampiro, las cosas en el pueblo habían cambiado mucho y eso había dado al chico más seguridad en sí mismo. Al contrario que Buffy, el hecho de haber sido siempre normal hacía que esta nueva situación en la que se encontraban le viniese muy bien y se adaptó a la perfección a ella. Estaba feliz en su trabajo y  con la nueva gente que había conocido. Mientras él se había integrado a la perfección Buffy no lo había logrado. La vida por fin le sonreía al joven que de vez en cuando tenía un pensamiento para su querida Anya, esa joven de la que estuvo tan enamorado y con la que estuvo a punto de casarse. 

 

Así poco a poco pasaban las vidas de los chicos, una vidas que nunca llegarían a ser todo lo normales que hubieran deseado.

 

     

 

     Capítulo II  

 

LA, varios meses después de la destrucción del Hellmouth..........

 

La vida en Los Angeles seguía como siempre, la gente corría estresada de un lado a otro, siempre con prisas y con el trabajo en la mano. Parecía que el Hellmouth estuviese presente en cada una de las calles de esa ciudad. Tanta gente y tan diferente hacía que las calles de LA no fuesen precisamente la cuna de la tranquilidad y de la paz entre sus habitantes.

Por las noches la ciudad se transformaba. Las calles se iluminaban con grandes letreros de colores, los ruidos estaban cada vez menos presentes, la oscuridad se escabullía por cada rincón haciendo que la gente se refugiara en sus casas. LA no era una ciudad muy segura y mucho menos cuando la oscuridad y la niebla lo cubría absolutamente todo.

La ciudad estaba separada por grandes barrios según la procedencia de los que allí vivían, según su religión, incluso había uno en los que la mayoría de los que merodeaban por allí eran vampiros y demonios. Esto claro está era sólo un rumor, nadie lo afirmaba para no quedar como un loco pero la gente intentaba evitar pasar cerca de esa zona para no engrosar la lista de desaparecidos que cada vez era más grande.

Desde la llegada a la ciudad de Angel y su grupo las calles habían experimentado una notable mejoría. El número de desapariciones y de altercados había disminuido mucho, eso significaba que habían hecho un gran trabajo pero desde el cierre del Hellmouth en Sunnydale el número de vampiros había aumentado de forma alarmante. Angel y su grupo tenían que esforzarse cada noche en matar vampiros y más vampiros con sed de sangre, había tantos que se les hacía difícil terminar cada noche de una pieza, acababan cansados y se pasaban la mitad del día dormidos.

Después de una noche de peleas y de convertir en polvo a varias docenas de vampiros Angel y los otros regresaban a casa cansados como siempre. La noche era muy apacible. Una leve brisa acariciaba la cara del vampiro, cerró los ojos y tomó una bocanada de aire, se sentía bien, estaba tranquilo desde que la batalla terminó, Buffy había sobrevivido, no había muerto nadie importante. Conocía la muerte de Spike pero no era algo que le importase sobremanera, lo único que le importaba era que Buffy estuviera a salvo.

Siguieron andando, cerca quedaba el hotel Hymperion donde tenían instalada su centralita y su hogar. Entraron, cada uno de ellos se dirigieron a sus habitaciones. Angel se quitó la camisa y se tendió sobre la cama cerrando los ojos intentando descansar y pensar un rato. La situación de Cordy lo tenía muy preocupado, en muchas ocasiones la tristeza no le dejaba pesar con claridad.

Abrió los ojos y con un gesto de dolor fijó la mirada en el techo. Su corazón se hallaba en esos momentos separado en dos como hacía mucho que no le sucedía. Su conciencia herida por lo que su corazón sentía no lo dejaba descansar aunque su cuerpo lo necesitaba urgentemente. Desde el momento en que conversó con Buffy en Sunnydale antes de la gran batalla una parte de él había vuelto a revivir ese amor tan hermoso de antaño del que ya sólo quedaban las cenizas de un fuego tan pasional que creían morir en su calor. Su situación actual, el estado de Cordy, le habían llevado a un estado tal que a veces deseaba morir y dejar de sufrir. Cómo podía pensar en Buffy cuando su amor Cordelia estaba postrada en una cama perdida en un mar de oscuridad? Se sentía como un monstruo, los remordimientos provocados por sus sentimientos le oscurecían el corazón pero, en estos momentos necesitaba una ilusión para poder levantarse cada día y luchar por sobrevivir.

Cerró los ojos de nuevo y tomando aire se levantó de la cama con un enérgico salto. Parecía que el sueño no llegaba a él así que optó por irse de allí y visitar a su amada. Cogió su chaqueta y salió del Hotel en silencio.

 

En otra de las habitaciones Gunn y Fred reposaban sobre una cama desnudos y abrazados bajo las sábanas. Oyeron los pasos de Angel al abandonar su dormitorio, sabían que algo lo intranquilizaba pero no conocían las razones de su comportamiento. El vampiro estaba últimamente muy cansado, apenas dormía, se pasaba muchas noches velando a Cordy en el hospital pero..., intuían que había algo más que Angel no les contaba.

Los chicos se miraron a los ojos tiernamente mientras él acariciaba   suavemente la cara de Fred con su mano. Él depositó un dulce beso en los labios de la joven que lo miraba envelesada. En estos momentos la pareja se sentía muy feliz. Atrás habían quedado los malos tiempos en los que su ruptura había creado un mal ambiente entre ellos y el resto del grupo. Por suerte sus destinos se volvieron a unir como dos ríos que desembocan en un mismo mar. Parecía que la vida les sonreía y la alegría estaba reflejada en sus caras, y no estaba nada mal un poco de alegría en ese Hotel.

 

En otra de las habitaciones Gwen miraba tranquila por la ventana, le gustaba contemplar la luna y soñar con llegar a ser algún día una chica normal. Algunas veces salía a la escalera de incendios y se sentaba dejando que el viento chocase contra su cara como el agua del mar contra las rocas, dejando que su cabello bailara al son de las notas que surgían desde la más profunda oscuridad. Cerraba los ojos intentando captar cada uno de los olores y sonidos de esa gran ciudad que era LA, le encantaba vivir allí, su ambiente, su gente, su soledad.

Esa noche la joven estaba muy excitada, en la lucha se había comportado como un ser poderoso y peligroso, había llegado a su cenit en lo que a su fortaleza se refiere, cada día controlaba mejor sus poderes pero, en el fondo de su corazón, aún seguía siendo esa chica asustada y temerosa, solitaria y triste. Esa noche se había dado cuenta de que ni ella misma se conocía, ni ella misma sabía de qué era capaz y eso la asustaba.

Movía nerviosamente los dedos, giraba la cabeza de un lado al otro intentando buscar algo en la oscuridad, estaba muy nerviosa aun para dormir, necesitaba salir y tomar el aire tranquilamente por las calles así que decidió vestirse de nuevo y escabullirse por la escalera para no ser vista.

En pocos minutos llegó al último peldaño de la escalera, con un pequeño salto aterrizó en el suelo e incorporándose con gran agilidad comenzó a andar perdiéndose en la oscuridad de la noche.

 

En el hospital, Angel miraba fijamente a Cordy. Su rostro era de una belleza sin igual, permanecía estática, sin vida, sólo movida por unos tubos que la ayudaban a respirar. El vampiro sostenía su mano nerviosamente mientras acariciaba con sus dedos el brazo de la chica. Los ojos del joven poseían un brillo especial por la emoción que le embargaba, intentaba contener sin éxito las lágrimas que se agolpaban y luchaban por salir. Una lágrima solitaria cayó por su mejilla dejando un rastro húmedo a su paso.

Dejó la mano de la joven por un instante y se frotó los ojos mientras rompía a llorar como un niño y así, poco a poco, se fue quedando dormido apoyando la cabeza sobre el cuerpo de su gran amor.

 

En otro lado de la ciudad.......

Gwen seguía caminando en la oscuridad, sola. Se sentía extrañamente bien cuando no había nadie con ella, se había acostumbrado a la soledad desde que era una niña. El ser diferente a los demás había hecho que la gente la mirara mal, la tratara como a un bicho raro y no la aceptaran por lo que era. Había aprendido a sobrevivir sin que nadie la ayudara, se había hecho a sí misma, dura, pero en su interior añoraba con todo su alma un abrazo o un gesto de cariño.

Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando pasó por delante de un callejón, un ruido extraño la alertó enseguida. Giró su cabeza hacia esa dirección y entrecerró los ojos intentando agudizar la vista y adaptarla a la oscuridad tan profunda que allí reinaba. Se acercó un poco más con cuidado intentando ver qué era lo que estaba pasando en el final de ese oscuro callejón. Se adentró poco a poco en él metiendo instintivamente la mano en el bolsillo de su chaqueta de donde sacó una estaca. Su instinto cazador mejoraba con los años, se estaba convirtiendo en una buena cazadora de vampiros.

Siguió andando, acercándose al final del callejón, sus pasos eran lentos pero seguros. Con la mirada escrutaba cada uno de obstáculos que se encontraba por el camino. La joven seguía avanzando hasta........que se paró en seco. Delante, a su derecha, justo en la esquina del callejón había una persona asustada y acurrucada contra la pared. Estaba desnuda y tapaba su rostro con unas manos temblorosas, su cuerpo entero temblaba como un niño atemorizado. Gwen al contemplar a esa persona allí sola y desamparada se vio a sí misma hacía años, asustada y huyendo siempre de los demás por miedo a no ser aceptada.

La joven se acercó quitándose la chaqueta. Cuando estaba lo suficientemente cerca para poder ver a la persona que tenía en frente, pudo cerciorarse de que se trataba de un hombre rubio, de aspecto atlético y fuerte pero, que en esos momentos era el ser más vulnerable de la faz de la tierra.

Gwen posó su chaqueta sobre el chico haciendo que éste pegara un pequeño respingo al sentir el contacto de su piel con la prenda que ella le prestaba. El rápido movimiento del joven asustó a la chica que, aunque algo más tranquila que él, también estaba nerviosa ante su descubrimiento.

Gwen: Tranquilo chico, yo te ayudaré, no debes tener miedo. Qué te ha pasado??? Te han robado???

El joven parecía no comprender lo que ella le decía, se le veía perdido, deshubicado.

Gwen: Cómo te llamas?? Te han hecho daño??

Ella se arrodilló junto a él intentando parecer más cercana. Levantó una mano y la acercó al rostro del muchacho que aun permanecía bañado por la oscuridad. Tomó su barbilla y comenzó a subirla para descubrir con asombro que la persona que se encontraba allí asustado y perdido era......SPIKE!!!!

Gwen: Spike!!!! Pe....,  pero....., qué demonios...., tú no estabas.....???  Yo... –La chica no podía articular palabra, su voz se apagaba por momentos por la emoción. En su cara estaba aun reflejado el asombro que sentía ante su descubrimiento-

Él, al oír su nombre, levantó la cabeza. En su cara la duda y el temor asomaban mientras miraba a la bella joven con sus penetrantes ojos azules.

Spike: Yo....., te conozco?? –dijo con voz entrecortada por el frío, el miedo y la desesperación. En su rostro se veía reflejado a una persona que estaba perdida en su propio mundo, un mundo de tinieblas de donde era necesario sacarlo inmediatamente. La joven se dio cuenta de ello-

 

Flashback, 3 años antes, ciudad de LA en un pequeño barrio de las afueras....

 

Spike tiene agarrada por el cuello a Cordelia. La chica mira a Angel con temor mientras el rubio vampiro olisquea instintivamente y emitiendo un gruñido animal el cuello de la chica. Mira a los demás con sus ojos amarillentos por la ira y el temor, se siente acorralado por ese grupo de chicos que lo único que quiere en esos momentos es liberar a su joven amiga.

Angel: Spike, te he dicho que yo no tengo la piedra de Amarra!!! Suelta a Cordelia de una vez!! Ella no te ha hecho nada!!!

Spike: Uyyyy!!! El niño tiene miedo por la cachorrita... –dijo con tono burlón mientras lamía el cuello de su víctima en tono amenazador e insultante-

Angel tenía que hacer grande esfuerzos por no lanzarse encima de su gran enemigo, no quería poner en peligro la vida de su compañera así que por su bien intentaba razonar con el vampiro aunque conocía perfectamente a Spike como para saber que no se rendiría tan fácilmente.

Gwen: Spike, escúchame, tú no me conoces pero sé lo que sientes, sé lo que añoras. Quieres ver la luz del día, tienes tantas ganas que crees que para ti es la única posibilidad de vivir. A mí me pasa algo parecido, no con una piedra claro, pero.... –dudo un momento para continuar hablando al rubio vampiro mientras le miraba fijamente a los ojos- yo también añoro muchas cosas en la vida pero no puedes obtenerlas así, no de esta manera. Nosotros no tenemos esa piedra, la tiene Marcus, él se la llevó, te traicionó Spike pero por ello no debemos de pagar nosotros, no crees??

Spike se quedó pensativo mientras observaba a la chica menuda y hermosa que se mostraba desafiante y sincera ante él. Su rostro cambió de repente y con un fuerte empujón tiró a Cordy al suelo y se alejó de ellos perdiéndose en la noche. Mientras se alejaba les dedicó unas palabras;

Spike: Bien, me voy, no sé ni porqué, debéis de agradecer a esa joven que me haya convencido porque de lo contrario Cordelia estaría ahora en el mundo de los muertos pero....., creer una cosa, volveré!!!

 

Fin del Flashback

 

Gwen: Pero...., cómo es posible?? No me reconoces?? –Gwen sabía que lo que él había prometido, en lo referente a su regreso, se había cumplido. Lo que no entendía era cómo era posible que él no la reconociese, si una cosa buena tenían los vampiros era su memoria, pero parecía que éste la había perdido o algo raro le sucedía-

Ella se posicionó justo delante del vampiro para que pudiera ver con más claridad quién era ella. El gesto de desesperación en su rostro le dio a entender que él no la reconocía y lo que aun era peor, no sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. Se sentía perdido y solo, como muchas veces ella se había sentido a lo largo de su vida. Esto hizo que una oleada de ternura la embargara por completo. Le ayudó a ponerse en pie poniendo mucho cuidado en no darle una descarga eléctrica ya que, aunque su dominio de los poderes había mejorado mucho, aun había veces que no lograba pararlos.

Le ayudó a vestirse con su chaqueta y se pusieron en marcha. En el momento en que ella le estaba atando los botones bajo la atenta mirada del vampiro, una marca en el pecho del joven la hizo parar en seco. En la parte izquierda de su pecho, justo sobre el corazón, una marca en forma de círculo se había hecho paso a través de la carne   dejando una quemadura que tenía feo aspecto. En el interior del círculo unas iniciales que se le hacían conocidas a la joven se erguían claramente desafiantes ante sus ojos.

Cerrando los ojos pasó sus dedos por la figura mientras el cuerpo del vampiro se estremecía a su paso, instintivamente el vampiro dio un paso atrás lo que le hizo chocar contra la pared. Abrió de nuevo los ojos con asombro al darse cuenta que lo que Spike tenía en su pecho era la marca del amuleto que Angel había entregado a Buffy meses antes en Sunnydale. Los dos se miraron, ella lo tranquilizó separando su mano de su cuerpo y cubriéndolo con la chaqueta.

 

Flashback, unos meses antes de ese día, semanas antes de la gran batalla en Sunnydale....

Angel llegó muy excitado al Hotel que les servía de hogar y lugar de trabajo, llevaba consigo un dossier y un pequeño paquete marrón, una especie de bolsa de papel en la que algo escondía. Nerviosamente dejó las cosas sobre la mesa y se sentó observándolas detenidamente. Su mirada parecía perderse en un mar de dudas mientras tocaba nerviosamente con sus dedos las hojas del dossier que acaba de dejar.

Gunn se acercó con cautela y se sentó al lado del vampiro. Miraba el dossier y al vampiro alternativamente intentando aclarar el aluvión de preguntas que se le venían a la cabeza. No quería preguntar nada, conocía al vampiro demasiado bien como para saber que cuando estaba nervioso era mejor dejar que se tranquilizara e intentar razonar con él más tarde.

Angel pareció entender las preguntas que el chico se hacía, le miró y cuando iba a comenzar a hablar el resto del grupo apareció por la puerta. El vampiro comenzó el relato, contó como los componentes del bufete de abogados Wolfram & Hart le habían hecho entrega del dossier y de lo que traía en la bolsa, un amuleto que ayudaría a salvar el mundo. Contó que ese amuleto debía de ser utilizado por un campeón, una persona con alma pero más fuerte de lo normal. Mientras contaba esto una sonrisa complaciente iluminó su rostro sabiendo que de la persona de la que hablaba era de él mismo. En ese mismo momento supo lo que tenía que hacer, se levantó rápidamente, cogió su chaqueta y salió camino de su habitación;

Angel: Tenemos poco tiempo para prepara mi marcha. Debo de acabar esto, el futuro del mundo está sobre mis hombros –dijo mientras paraba de andar, agachó su mirada y siguió hablando sin mirar a sus compañeros- El fin está cerca.  

Fin del Flashback

 

Gwen: Vamos, te llevaré a casa. Confía en mí.

El vampiro asintió levemente, no conocía a esa chica pero sabía que podía confiar en ella, lo sentía y, así lo hizo.

Los dos salieron poco a poco del callejón camino ya del Hotel Hymperion.

 

                                                                                           Capitulo 3