Sentimientos a través del Tiempo:

 

Capitulo n°1: El error

Era un hermoso atardecer, el sol se ocultaba detrás de unas casas y sus rayos acariciaban suavemente los techos de ellas. No estaba muy caluroso, pero era agradable el ambiente.

Willow había escogido un excelente día para hacer su hechizo. “Este es el mejor día que pude escoger, Tara, espero que te guste”, pensó tristemente ella. Desde la muerte de Tara, su vida había perdido una fuente de alegría impresionante, ya no era la misma esta era sólo un gran vacío.

“Al fin estaremos juntas, por fin volverás a mí”, acto seguido, Willow saca unas hierbas de su bolso y enciende un fuego en un pocillo dedicado a este propósito. “ Dios del tiempo, acepta esta ofrenda a mi beneficio para que mi deseo se cumpla, ¡Dios Cronoss! Dame tu poder y tráeme a través del tiempo a una persona especial, tráeme a quien sufrió injustamente, tráeme a ...”, Willow no pudo terminar de pronunciar las siguientes palabras porque escuchó pasos que se acercaban velozmente a esa habitación.

 

Buffy: Willow, ¿qué haces? - pregunta a una Willow bastante agitada -

Willow: Oh no, nada en especial, yo sólo... - de reojo ve un libro sobre su cama - ...sólo leía este interesante libro, nada en especial ningún hechizo...

 

Buffy notó un poco extraña en su amiga, algo le estaba ocultando y debía averiguar qué.

Buffy: ¿Estas segura?, te noto rara - vio como el rostro de su amiga cambiaba repentinamente, algo pasaba - 

 

Willow temió lo peor, si Buffy se enteraba de lo que realmente sucedía nunca podría traer a Tara del pasado. Tenía que inventar algo en ese instante para que ella no se diera cuenta de lo que sucedía. Vio el libro y leyó lo primero que encontró.

Willow: Es sólo que este párrafo me interesó mucho, “ ...Guenever vuelve, no mueras y me dejes en esta soledad, por favor dios del tiempo tráeme a Guenever de vuelta a mi reino...”.

 

Buffy no le creyó, pero prefirió olvidarse del asunto y llevarse a Willow abajo.

Buffy: Vamos amiga, acompáñame a la cocina, tenemos un problema con las galletas de Dawn, y tú sabes más de cocina que así que... - Willow no quería ir, pero si no lo hacía Buffy sospecharía -

 

Al cerrarse la puerta, una neblina inundó la habitación. El hechizo del tiempo que hacía Willow había resultado del modo en que quería. Este tomó las palabras del texto leído por ella y trajo a esa persona. Entre la niebla se podía ver su figura, mas, no dejaba ver lo suficiente para saber quien era.

Al disiparse la neblina se pudo apreciar quien era esta persona. Era una joven de cabellos largos y de un rubio oscuro, grandes ojos azules, blanca y suave piel, con una fina contextura que demarcaba bien sus curvas de una forma casi perfecta. La chica al no saber donde se encontraba se preocupó bastante y más aun que escucho pasos venir. Vio la ventana cerca suyo y salto por ella. Aunque estaba en un segundo piso, pudo caer suavemente sin hacerse daño alguno.

A todo esto, Willow entra a la habitación apresuradamente. Esperaba encontrar parte de la hierba aun utilizable, pero era demasiado tarde esta ya se había  consumido totalmente. Sólo le quedo acercarse a la ventana y cerrarla, para ver el atardecer finalizar. “Bueno Tara, creo que perdí mi oportunidad de verte de nuevo.”, pensó tristemente, ya que el hechizo no podía volver a repetirse.

Entre tanto la joven corría velozmente sin saber a donde ir, sólo seguía sus instintos porque estos jamás le fallaban y siempre la guiaban a algún lugar seguro y confortable. Sin embargo, esta vez parecían que se equivocarían.

Corrió por algunos minutos, sin cansarse ni un poco. Corrió hasta que tuvo que detenerse en seco, había llegado a donde debía llegar. “No puede ser, ¿por qué estoy aquí?”, se dijo la joven a sí misma ya que no podía creer lo que sus ojos veían, a donde sus instintos la habían conducido. “Esto debe ser un sueño, esto debe ser un sueño, esto debe ser...”, se repetía esa oración constante mente en su cabeza, mientras una lagrima caía por su mejilla derecha. “Esto no es un sueño...es una pesadilla”, pensó finalmente al ver con mayor claridad la entrada al cementerio de Sunnydale.

Tardo unos minutos en decidir si entraría o no, pues no quería volver a recordar sus días de la infancia, esos días en donde todo era felicidad hasta que la desgracia llegó y le quitó lo que más quería. Decidió entrar y enfrentar al destino a los ojos, no podía seguir escondiéndose de él para

siempre.

    Caminó lentamente a través del campo verde y lleno de lapidas ya conocidas para ella. Esta no era la primera vez que hacía ese recorrido, aunque no lo hacía desde hace mucho tiempo.

    Mientras caminaba recordaba aquel triste día. Las imágenes volvían a su mente; aquel gris cielo, la fría lluvia y el dolor regresaban otra vez para causarle miedo y desolación, sentimientos ya experimentados por ella alguna vez. Había aprendido a olvidarse de ellos, pero volver no ayudaba mucho.

    Cuando al fin había encontrado el lugar deseado, se encontró con un vacío. Lo que buscaba no estaba. Miró a su alrededor deseando haberse equivocado de sitio, pero no fue así. Ese era el lugar.

    Cayó de rodillas, sintió el pasto entre sus dedos y arrancó un poco con rabia. “¡¿Por qué no están?!...”, gritó con dolor, “¡¡papi!!, ¡¡mami!!, ¿por qué no están aquí?, ¡YO LOS DEJÉ AQUÍ!”. Lloraba con mucho dolor, se sentía sola y, casi, huérfana. Sabía que lo era, pero siempre pensó que sus padres estarían cuidándola y ver que sus lapidas no estaban, le causaba un gran dolor. Confiaba que si les hablaba sabría que sucedía, ahora todo se complicaba.

   

 

Capitulo n°2: Un halo de confianza

    Spike salía de su cripta estirándose. “Al fin atardeció, no aguantaba un minuto más encerrado”, se decía con una sonrisa en su rostro. Esa noche tenía pensado en contarle a Buffy todo, cómo había conseguido su alma y era alguien distinto, alguien mejor para ella.

    Dio un paso y comenzó la misma interrogante de todas las noches, “¿y si no me cree?...después de la otra vez no querrá verme ni en pintura"

    Todas las noches eran iguales, su conciencia no lo dejaba vivir. El dolor de haberle causado daño al ser que más quería en el mundo, no lo dejaba seguir con sus propósitos. El miedo siempre lo perseguía.

    Continuaba con su común análisis de todo, cuando escucho un llanto a lo lejos. “Que extraño, a esta hora nunca hay nadie cerca, a menos que...”. Una imagen entró a su mente, la única persona que se atrevía ir al cementerio a esa hora, era Buffy. Se alegró al pensar eso, una sensación extraña recorría su cuerpo, impaciente y nervioso. Necesitaba verla.

     Cada paso que daba el llanto se hacía más fuerte y triste. La idea de que fuera Buffy ya no seguía en su mente. Este llanto era algo peculiar, se sentía el dolor en él.

    Cuando estuvo lo suficientemente cerca  para ver que sucedía, vio a una joven de extrema belleza. Se sorprendió a sí mismo cautivado por ella, era una belleza casi angelical. Sus rubios cabellos, la forma en como caían sobre sus hombros y la blancura de su piel, la hacían verse como alguien fuera de lugar, alguien que debería esta allí.

    La siguió observando otro rato más, quería fijarse bien en todos los detalles. Vestía unos jeans negros y un abrigo de cuero negro, este ultimo muy parecido al de él. “Je, creo que no soy el único que viste con elegancia aquí”...

    Su comentario hizo que la joven reaccionara y se pusiera en guardia. Spike se sorprendió al ver que la joven tenía un excelente oído.

    Esperó que la joven se arrodillara de nuevo para acercarse a ella. Pero ella olfateó el aire y supo que un vampiro se acercaba a ella.

 

    Joven: Quédate en tu lugar, vampiro. Si das un paso más será tu fin - no daba vuelta el rostro, sólo sabía que alguien estaba allí -

    Spike: Hey nena, no tienes porque ser tan agresiva. Yo, aunque quisiera, no puedo atacarte - trataba de mostrarse inofensivo, no quería asustarla- 

    Joven: ¿Crees que me tragaré ese cuento?, no tengo 5 años - lo observaba con frialdad y desconfianza, ningún vampiro merecía de piedad -

 

    Spike, para demostrarle que decía la verdad, trató de atacarla pero antes que ella hiciera nada, comenzó a dolerle la cabeza.

    La joven se sorprendió, incluso, le dio pena el pobre vampiro.

 

    Joven: ¿Te duele mucho? - su rostro había cambiado demasiado, ya no era el de un frío ser, si no, el de un cálido ser humano -

    Spike: Oh! Y ese cambio, love. Pensé que querías atacarme y aprovecharte de un pobre vampiro que no puede comer... -    Spike quería utilizar tu típica arma, la ironía, aunque mezclada con un poco de lastima-

    Joven: No creas que me vas a engañar o que me dé pena, porque conozco muy bien a vampiros como tú. Pero si quieres que acabe contigo, será un placer. Soy lo suficientemente fuerte como para acabar con toda la maldad de este mundo, jaja...

    La joven comenzó a reír, hace mucho tiempo que no lo hacía pero esa situación le causó gracia. A su vez, Spike también rió con ella. Él sentía que esa actitud le era familiar, se parecía mucho a él.

    Spike: Y bien, tú eres...

    Joven: Guenever. No te rías o espera lo peor - se sonrojaba al decir su nombre, nunca había sido de su agrado -

    Spike: ¿Por qué he de reírme?, Me parece muy bello tu nombre - trató de ser lo más sensible posible.

    Ella sólo lo miró con extrañeza. Toda su vida la habían molestado por ese nombre, no era feo pero era extraño y muy distinto al común Katty o Julia.

    Guenever: Mi nombre es una de las tantas locuras que tubo mi padre cuando nací. Quiso llamarme de esa forma por una leyenda inglesa...

    Spike: ¿Camelot? - sonreía, le era agradable recordar aquellas viejas leyendas de la infancia.

    Guenever: Sí. ¿Cómo... - le sorprendió bastante que este vampiro supiera de Camelot.

    Spike: Soy inglés. Conozco todas esas leyendas sobre el rey Arturo y la mesa redonda.

    Guenever: Bueno, mi papi era ingles y llamarme así lo hacía recordar su lejana patria - un halo de tristeza le inundo su rostro, miraba hacia abajo con cierta pena.

    Guenever parecía desconfiada de este extraño vampiro, le costaba confiar en él pero algo en su interior le decía que lo hiciera. No sabía como explicarlo, era una sensación muy en lo profundo de su ser.

    Spike notó esa desconfianza en la chica, a su vez, él también desconfiaba un poco de ella. ¿Qué hacía ella a esa hora en el cementerio y ¿cómo había reconocido el olor de un vampiro? Ni la cazadora podía hacerlo.

    Spike: Disculpa mi descortesía, yo soy Spike. Tú no eres humana, o ¿me equivoco?

    Guenever: Spike... - giró su mirada hacia la Luna, siempre pensaba en él cada vez que la observaba -... Mi papi siempre me contaba la historia de un poderoso y valiente vampiro llamado así. Tan fuerte que había acabado con todas las Cazadoras del mundo, todos le temían. Mi mami siempre se reía de esa historia y me hacían dormir... - Sonreía, le alegraba recordar aquellos momentos, pero su interior siempre salía a la luz cada vez que veía la Luna.

Spike vio como un par de lagrimas caían por sus mejillas, mientras ella parecía recordar un momento feliz.

Spike: ¿Estas bien? - le preguntó dulcemente.

Guenever: ¿Ves este árbol a mi lado?, Bajo él estaban las tumbas de mis padres. Lo sé bien porque yo los enterré aquí cuando tenia 3 años y ahora ya no están - su voz tiritaba, trataba de aguantar el llanto sin mayor resultado.

Spike: ¿Estas segura?, Yo llevo viviendo aquí un buen tiempo y nunca he visto ninguna lapida.

Guenever: Me fui de Sunnydale hace 15 años, puede que las cosas hayan cambiado en ese tiempo - no le gustaba quedar como mentirosa, esa no era la forma de llegar a ella.

Spike: Tranquila, yo te ayudare a encontrarlos. Te lo prometo.

 

    Guenever lo observó decir aquellas palabras, se veía confiado y preocupado. Cómo un vampiro que no conocía la quería ayudar, era extraño. Él mismo era un ser extraño, porque aunque era vampiro se podía oler un humano en él.

 

Guenever: ¿Por qué quieres ayudarme? - trataba de leer su mirada, por si algo en ella le decía que ocurría en la mente de Spike.

Spike: No lo sé con certeza. Algo en ti me demuestra que eres una persona normal, tienes algo que no puedo descubrir. Como un lazo especial que nos une.

Guenever: - mirándolo con sorpresa - Quizás porque soy medio vampiro, eso respondería lo que me preguntaste hace poco.

 

    Guenever noto cierta extrañeza en Spike, supuso que sospechaba que había algo más. Y era verdad.

    Ella tomó la mano derecha de Spike y la colocó sobre su corazón. Él se sorprendió, ya que este latía y se podía sentir el calor humano en ella, como también la frialdad de un vampiro con  la fuerza de algo más.

    “Soy la cazadora” le dijo suavemente al oído y esperó su respuesta. Como esperaba, él se alejo bruscamente mirándola con incertidumbre.

    Spike no podía creerlo, Buffy era la cazadora y no podían haber dos de ellas juntas. Bueno, una vez sucedió eso con Faith pero creía que después de ella ya no aparecerían más.

No podía estar equivocado, tenía que asegurarse bien, dejar que una loca anduviera diciendo que era la nueva cazadora era peligroso para todos, sobre todo, para ella. No obstante, Guenever sólo lo miró fijamente a los ojos tratando de que su mirada le respondiera las preguntas a aquel vampiro.

Spike: No puede ser... - miraba el suelo a su alrededor como buscando la respuesta ahí.

Guenever: Así es, mi vigilante me ha criado todo este tiempo desde que mis padres... Bueno, te podrás imaginar. Él ya sabía que sería la nueva elegida, nunca me quiso decir porque, pero simplemente lo sabía.

    Aunque no quería, él le creyó. Sentía en ella algo más que una simple conexión vampiro a vampiro, un enlace entre ellos muy fuerte. Ella hacía que su corazón volviera a latir, situación extraña para él.

    Guenever vio en él a su igual, sentía que era un ser importante en su vida. Creía que ya no volvería a  estar sola otra vez, pero no quería confiare.

Los latidos se hacían más fuertes, su corazón estaba reaccionando de una manera anormal. Estar en Sunnydale afectaba todo su ser, eso pensaba. Su cabeza comenzó a doler, sin embargo no le prestó importancia.

    Spike notó ese extraño comportamiento en la joven, estaba pálida y temblando. Se preocupó por ella. Temía que algo le sucediera, pero veía algo malo venir.

Spike: Pequeña ¿estas bien? - el rostro de ella giro rápidamente, mientras Spike la observaba preocupado -

Guenever: ¿Por qué me llamas “pequeña”? No soy una niña.

Spike: No creo que tengas más de 18 - con una leve sonrisa en sus labios -

Guenever: Ah... - trató de comportar se como alguien mayor, pero ya la había descubierto - Así es.

    A Spike le sorprendió la forma que tenía para evitar temas que tenían que ver con ella. No había visto a nadie con esa capacidad de huir de las preguntas indeseables.

    Pero volvió a intentarlo nuevamente, tratando de no preguntarlo directamente.

Spike: Estás pálida, ese es un rasgo común en ti o debo saber algo más al respecto...

Guenever: No, no es nada para que tengas que preocuparte. Es sólo que me duele un poco la cabe...

 

    La joven se acarició la parte en donde se encuentra el corazón, le dolía demasiado. Repentinamente se puso más pálida de lo que estaba, sus ojos perdieron el brillo y calló rendida en el suelo.

Spike preocupado se arrodilló al su lado para comprobar como se encontraba. Se sorprendió al ver que ella no respiraba y su piel estaba fría. “¡Pequeña despierta!¡Pequeña!”, gritaba asustado tratando de hacerla despertar golpeando suavemente sus mejillas.

Ella no reaccionó...

 

                                                                                        Capitulo 3