Capitulo n°11: El amanecer del adiós.
Primera parte
En la casa de Spike...
Guenever estaba durmiendo,
había llorado durante horas. Había sido una tonta, lo quería demasiado pero nunca
estaría con ella. Eso lo sabía bien pero aun le dolía, por lo menos él sería feliz
con la mujer que amaba... aunque no fuera ella.
Spike llegó a casa y subió
a ver como estaba Guenever. Ella tenía razón, la quería pero como a una amiga... no,
más que eso, como una hermana. Por eso le dolía darse cuenta que la hizo sufrir,
después de todo lo que él sabía de ella, le dolía demasiado ver como era el causante
de otra herida en el corazón de la joven. Observó como las almohadas estaban húmedas y
en las mejillas se notaban las marcas de la lagrimas derramadas antes de dormir.
Se arrodillo enfrente de ella
y suavemente acarició la cabellera de la joven. “Perdóname pequeña, lo siento
mucho...”, le decía a la durmiente Guenever,“... No sabes cuanto te amo,
realmente te amo pero tenías razón, no nos amamos de la misma forma... disculpa por
causarte otra desilusión”. La besó en la frente y se retiro de la habitación, lo
que quedaba de la noche y el día, dormiría en un sillón de la sala de estar. Lo más
alejado de ella, con el fin de que no lo viera mucho y no se pusiera triste.
Mas tarde...
Eran como las 4 de la tarde
cuando Guenever despertó de su largo sueño. Había dormido mas que cuando se pasaba las
noches cazando, “parece que llorar es mejor ejercicio de la caza...” pensó. Se
sentó en la orilla de la cama y
colocó su cabeza entre sus manos, quería ordenar sus pensamientos, aclarar sus ideas y
sentimientos, quería salir de allí.
Rápidamente se vistió y
bajó las escaleras con la intención de salir a dar una vuelta. Sin embargo vio a Spike
dormido incómodamente en el sillón, trató de no tomarlo en cuenta pero se sentía mal
de que él tuviera que alejarse por su culpa. “Uno no manda al corazón, Spike no
deberías sufrir por mí”, le dijo al oído cuando lo tomaba en brazos y lo llevaba a
la cama. Le quitó los zapatos y lo abrigó bien debajo de la cama, besó su frente y se
fue sin decir nada más.
Caminó durante mucho tiempo,
necesitaba decidir que haría con su vida ahora en adelante. Su viaje sin rumbo la llevó,
a la que había sido, la cripta de Spike. Un escalofrío recorrió su cuerpo antes e
decidir entrar, quizás allí encontraría la paz suficiente como para tranquilizarse y
organizar todo.
“Quizás esté destinada
a sufrir”, pensó tristemente Guenever al recordar sus decepciones amorosas. “El
amor es algo que yo nunca lograré conseguir...”, se dijo finalmente mientras miraba
el piso del lugar. Un gran suspiro salió desde lo más recóndito de su alma, cuando una
carcajada se oyó a su alrededor.
Guenever:
Vamos Arwind, mátame ahora que te doy la oportunidad de hacerlo – gritó sin saber a
donde fijar sus ojos –
Arwind:
¿Para qué?, si puedo matar a ese novio tuyo – reía maliciosamente, ya que sabía
lo que realmente ocurría – ¿no te parece buena idea, después de lo que ese malvado
te hizo?
Guenever:
¿Desde cuándo tan preocupado?, además eso a ti no te incumbe
Arwind:
Ja!, no sabes nada mi querida Guenever Angelique.
Guenever:
Sólo sé lo más relevante, pero ¿ por qué ya no quieres matarme?
Arwind:
No pequeña, aún quiero hacerlo, pero me pareció más entretenido matar a la cazadora y
a su novio juntos... – rió irónicamente -
Guenever:
Sabes que no te dejaré hacerlo, mi vida no importa pero a Spike no lo tocas – sacó
un talismán de su bolsillo y trató de asustarlo – además, tengo esto para
detenerte...
Arwind:
Esos ya no me afectan como antes – apareció una mano y le rompió el talismán
mientras tomaba se presentaba ante ella – Es que esos talismanes tienen un pequeño
problema... sólo sirven con espíritus
Guenever:
¿Qué quieres decir? – mientras Arwind se materializaba frente a ella y se
introducía en la tierra –
Arwind:
Ya elegí mi forma física, ahora debes temer querida Guenever Angelique...
jajajajaja.....
No podía ser,
Arwind había elegido una forma física para representarse en la tierra pero... cómo, él
no podía hacer eso. Algo andaba mal.
Rápidamente de
dio cuenta del peligro en el que estaba Spike, sólo en la casa no tendría protección
contra un Arwind materializado. “Tonta”, se dijo mientras corría con todas sus
fuerzas hacia la casa. Se culpaba de no haber pensado en una protección más eficaz,
aunque él era fuerte no era lo suficiente como para derrotarlo. Rogaba llegar antes que
Arwind donde Spike...
En la casa de
Spike...
Guenever:
¡Spike! – llegó gritando asustada –
Spike: ¿Qué sucede pequeña?, ¿Algo anda mal? –
preguntó intrigado –
Guenever:
¿Estás bien?
Spike: ¿Por qué no debería estarlo?
Guenever:
Arwind tiene forma física y parece que es muy poderosa... también me dijo que quería
vernos muertos.
Spike: ¿¡Qué!?, Pero no entiendo, ¿realmente te
dijo eso?
Guenever:
Dijo que quería matar a la cazadora y a su novio – ella se sonrojó mientras Spike
parecía entender que ocurría – pero es extraño que no este aquí si salió antes
que yo.
Spike: Buffy... él quiere matar a Buffy – ella
parecía no entender – recuerda que acá la cazadora es ella y si no esta aquí
Arwind quiere decir que...
Guenever:
¡Está en casa de Buffy!
Ambos salieron
corriendo sin entender nada de lo que ocurría, era extraño que Arwind cambiara de planes
tan fácilmente, tenía que haber algo detrás...
En la casa
Summers...
Buffy estaba tan
feliz, ya no tenía miedo de confesarle al mundo lo que sentía por Spike. Era un
sentimiento tan maravilloso el que inundaba su corazón, pero no podía decir nada... Se
lo había prometido al vampiro.
Willow:
Vaya, vaya, te veo feliz
Dawn:
Si Buffy, ¿Qué te sucedió?... ¿algún chico del que no sepamos nada?
Buffy:
- sonriendo – Bueno, digamos que mi vida dio un giro en 180 grados...
Dawn:
Mmmm... Buffy tiene novio, Buffy tiene novio... – Willow observó a su amiga y supo
enseguida que ocurría –
Willow:
Te felicito Buffy, al fin aceptaste lo inevitable. Sabía que lo ha...
Un gran temblor
sacudió la casa y del suelo salió una gran serpiente de siete cabezas, que destruyó
todo a su paso. Las chicas salieron corriendo de la casa mientras que esta era destruida.
Buffy temía que
“eso” atacara a Dawn, por lo que la envió con Willow en busca de ayuda, mejor
dicho, en busca de los demás (Xander, Giles y Anya). Así no estaría sola para
encargarse del monstruo sin problemas.
Buffy:
¡Hey tú!, si tú, ¿no sabes que es de mala educación entrar sin tocar?
Arwind:
No tienes ni la menor idea de quien soy yo. Yo soy el poderoso Arwind, dios de las
tinieblas y he venido a matarte a ti y a tu novio – una de las siete cabezas atacaba
a Buffy pero ella se sabía defender –
Buffy:
Vas a necesitar mucho ma... – la cola de la serpiente atrapó a Buffy mientras Spike
y Guenever llegaban a ayudarla –
Guenever:
Dios de las tinieblas, ¿eh?. No me hagas reír... – golpeó la cola del monstruo y
sacó a Buffy – Ven Buffy, déjame encargarme de esto
Buffy no le hizo
caso y entró a la destruida casa en busca de armas para poder pelear mejor. Sacó unas
cuantas espadas y hachas. Le entregó un hacha gigante a Spike y Guenever no quiso nada,
ella ya tenía sus propias armas...
Arwind:
Mi pequeña Guenever Angelique con esas pequeñas dagas no podrás hacerme nada...
Buffy:
¿Guenever?... ¿Angelique?... – se dijo a sí misma, tratando de recordar algo -
Guenever:
¿Cuál es tu necesidad de hacerme la vida imposible?, - le dijo a Arwind - ¿A caso
no puedo vivir una vida normal?
Arwind:
Realmente no entiendes nada, ¿verdad? – lanzó una bola de fuego directo a Spike y
Buffy – Si ellos mueren, tú también lo haces....
Guenever:
¡Cuidado! – se lanzó a protegerlos con su propio cuerpo, el ataque no fue muy
poderoso pero ella se había sentido débil esos últimos días y el ataque le dio
resultado en ella –
En ese momento
llegan Willow y Dawn acompañadas de los demás. Guenever escuchó como Buffy llamaba
“Giles” a un hombre de lentes. No podía ser el mismo que ella conocía, pero
sí lo era. Era demasiada su buena suerte como para que Rupert Giles estuviera aquí en
Sunnydale.
Guenever:
¡Giles! – Gritó mientras se abalanzaba para abrazarlo – Giles, que bueno
que viniste, ¿pero cómo supiste que yo estaba de vuelta en Sunnydale?
Giles:
Disculpa mi torpeza, pero dudo conocerte de algún lado – ella se alejó sorprendida
- ¿Tú eres?
Guenever:
Soy Guenever, ¿Qué está ocurriendo? – Trataba de tomarse su cabeza entre sus manos
mientras Willow se llevaba las manos a su boca – Giles, tú eres mi vigilante ¿por
qué dices esas cosas?
Arwind:
¿Todavía no entiendes?, creí que eras un poco más inteligente – sonreía con
malicia – estamos en el año 2003, este es el pasado y esos – indicando a Buffy
y Spike – son tus padres...
Todos quedaron sin
aliento al escuchar aquellas palabras, todos menos Willow. Ella se había dado cuenta de
que la chica no era de aquí al escuchar su nombre, “Es la chica del libro...”
pensó mientras se acercaba a Giles. “Perdona...”, le dijo, “esto es mi
culpa...”
